El Deportivo ha dado cierre a una temporada convulsa, llena de incertidumbre y ambiente enrarecido, pero en la que, a pesar del desplome en la segunda vuelta, alcanzó su objetivo con una jornada de antelación. Ya no parecen méritos suficientes para su entrenador, Víctor Sánchez del Amo, que después de optar por la vía de la transparencia en esta última semana y salvar al equipo en dos temporadas consecutivas, es cuestionado tanto a nivel deportivo como social dentro del vestuario deportivista por no haber sabido gestionar el grupo humano que Tino Fernández y el Consejo de Administración habían dejado a su cargo. No pareció plantear el partido con esa inquietud el técnico getafense, más preocupado por rendir homenaje a quienes se lo merecen; también por dar una buena imagen ante su afición para añadir algo de sabor a este agrio final de temporada.

Ya lo anticipaba la convocatoria, pues Manuel Pablo era el único lateral derecho en la lista –caídos Juanfran y Laure por lesión–, de modo que salió de la partida vistiendo con orgullo el brazalete herculino. No rindió mal, a pesar de no haber tenido carrete en toda la temporada; pero cuarenta primaveras pesan, especialmente cuando te toca bailar con un Cristiano Ronaldo desbocado en la lucha por el Pichichi, y el veterano lateral no tardó mucho en sufrir las consecuencias. Poco más de seis minutos necesitó Bale para rebasar al canario y presentar un pase de la muerte que Benzema remata mal pero que el portugués, que nunca está de paso cuando hay contienda, se encarga de redirigir a portería con Pletikosa vencido. Las pocas aspiraciones de los de Zidane pasaban por adelantarse pronto en el marcador, e imprimieron el ritmo necesario para ello en los primeros minutos; pero Luis Suárez hizo lo suyo y el Barcelona se despojó de toda la presión.

El tono se relajó en la segunda mitad, el Madrid dejó de apretar los dientes y el Deportivo lo aprovechó para desentumecerse y presentar candidatura

El Deportivo afrontó el encuentro siendo consciente de sus virtudes, pero con la elegancia propia de aquellos que conocen sus limitaciones. Rápidos en el repliegue y solidarios en defensa, los blanquiazules no pudieron hacer otra cosa que esperar con las líneas compactas y un Lucas descolgado que siempre termina encontrando la forma de mostrarse. Esta tarde la pugna era seria, y el coruñés lo sufrió en la primera mitad, con un Pepe que no entiende de clemencia cuando se trata de salir al corte. Poca oposición encontró el Madrid, que desde los primeros compases había confiscado la pelota a los coruñeses, con Modric y Casemiro ofreciendo movilidad para llegar con rapidez a las inmediaciones de Sidnei y Arribas. Este último cayó en el área en el segundo gol madridista, también de Cristiano: el central fue derribado por Bale en el lanzamiento del córner, pero Mateu Lahoz no quiso saber nada.

El tono se relajó en la segunda mitad, el Madrid, ya sin Cristiano ni Bale, dejó de apretar los dientes, y el Deportivo lo aprovechó para desentumecerse y presentar candidatura. Fede Cartabia, entre quiebros y fintas seguía enchufado, el mejor de los suyos durante el primer acto, pero fue el canterano Róber Ibáñez el que hizo tiritar a Keylor Navas. Su remate a bocajarro lo repelió el guardameta tiko en la línea de meta, cuando medio Riazor ya cantaba el gol. La tuvo también Luis Alberto, incluso Manuel Pablo, hoy en su más que posible despedida, que se encontró con la pelota en territorio franco, pero armó su pierna mala con demasiada ansiedad y el esférico se perdió por el fondo superior de la grada. Con un ambiente distendido terminaba el partido, con poca chicha en juego. Ahora el Real Madrid buscará la Champions. El Deportivo, la paz.