La salida de Juan Domínguez con destino a las Islas Baleares (el Mallorca de Fernando Vázquez, concretamente) abre una brecha en el deportivismo entre aquellos a favor del fogueo del canterano deportivista lejos del club y los que piensan que Juan podía haberle dado mucho al equipo en esta temporada que se avecina.

A favor de la salida de Juan Domínguez (Jose Souto)

Corría el año 2007 cuando el Deportivo "B", aún sin saberlo, se disponía a comenzar una temporada que quedaría grabada en letras de oro en la historia del filial deportivista. Aquel equipo consiguió meterse entre los cuatro mejores y jugar el playoff de ascenso a segunda división. Y pese a que no se superó la primera ronda de aquel playoff contra el Écija, en aquel equipo militaban muchos jugadores que llegaron a contar con muchos minutos en el primer equipo: Fabricio, Manu, Lassad, Laure, Bergantiños, Piscu o Rochela. Pero había un nombre por encima del resto, el de Juan Domínguez. Y es que el joven mediocentro de Narón era la perla de la cantera deportivista. Algún nostálgico veía en el la sombra del relevo de Juan Carlos Valerón, su futuro brillaba con luz propia.

Nueve años después, y tras temporadas de luces y sombras, Juan Domínguez abandona el club de sus amores para jugar cedido en el Mallorca de un viejo conocido, Fernando Vázquez.

Teniendo en cuenta la testimonial aportación de Domínguez esta temporada, que se presume similar a la de la temporada que entra, es más que posible que una temporada en la categoría en la que más ha brillado como deportivista, acumulando minutos en un equipo que, pese a haberse salvado esta campaña sobre la bocina, está llamado a pelear por metas más altas sea lo más beneficioso para el futbolista gallego. Además, la salida de un epicentro coruñés, donde tanto los admiradores como los detractores piensan más con el corazón que con un criterio racional, puede ayudar al mediocampista a crear una perspectiva aséptica de sentimientos, en la que se le juzgue por su rendimiento en el rectángulo de juego y no por su pasado en la cantera y otros argumentos más sentimentales que futbolísticos.

Por último, no conviene olvidar que Juan no se marcha a cualquier equipo ni con cualquier entrenador. Se marcha al Mallorca de Fernando Vázquez, un conocedor de las virtudes del jugador, que sabe a quien se lleva y que, más que posiblemente, sepa como sacarle al de Narón el 110%. Domínguez sabe que tiene la confianza del técnico, y tener algo tan importante sin siquiera haber desembarcado en la isla es algo con lo que muchos soñarían. Es por ello que la salida de Domínguez beneficia al propio jugador y al club, que alivia espacio para gente que, a entendimiento del cuerpo técnico pueda aportar más que el gallego. Sólo el tiempo dirá si su salida contribuye a su progresión o alimenta los peores augurios sobre su posible rendimiento en un club como el Deportivo.

En contra de la salida de Juan Domínguez (Anxo Rey)

Dicen que para que alguien dé más de sí mismo, para que evolucione, es necesario sacarlo de su zona de confort, de dificultarle las cosas, de exigirle dar un paso al frente para poder seguir. Esto es lo que lamentablemente no ocurre con el canterano deportivista Juan Domínguez.

Desde su debut con el primer equipo se le ha tratado con mimo y atención, era una de las promesas de Abegondo y aspiraba a ser el heredero de Valerón. El mismo futbolista de Arguineguín admitió que le encantaría que el de Pontedeume hubiese heredado su clásico número 21. Desde sus inicios ha ido progresando, consiguiendo entrar cada vez más en las alineaciones, ganando minutos y aumentando su peso en el juego del equipo. Llegó a su máximo explendor en el 2011, tras el descenso del Deportivo a Segunda División, donde, acompañado por Álex Bergantiños, llevó al cuadro herculino a batir el récord de puntuación de la categoría de plata. Curiosamente al año siguiente sufrió un bajón en su juego al retornar a Primera y volvió a ser una pieza clave tras el segundo descenso en tres años de los blanquiazules. Una montaña rusa que finaliza en su peor año, con cinco partidos disputados en Liga.

El naronés ha demostrado que estando en el Deportivo ha sido capaz de completar un mal año y resarcirse a la campaña siguiente. En su casa es donde más apoyo va a encontrar, gracias a la presencia de compañeros, estar en la ciudad que conoces, en tu club, con tu familia y amigos cerca, lo que lo ayudaría a no parar y a seguir intentándolo, sobre todo en los malos momentos. Lo tendría difícil y debería superarse a sí mismo para crecer, reinventarse rodeado de jugadores de nivel especialmente en su posición y sería capaz, ya no sería la primera vez.

Como se dice al principio, para superarse no puedes estar cómodo, con facilidades, sino que te debes esforzar para lograr las cosas, dar lo máximo de uno mismo para obtener un mínimo de recompensa. En Coruña, partiendo como suplente estaría en esta situación y solo dependería de él, mientras que en Mallorca se encontrará con Fernando Vázquez. Una vez allí empezará un punto por encima del resto de sus competencia ( bien es sabido el aprecio que le tiene Fernando a Juan), se situaría en su zona de confort. No se podría superar a sí mismo, no necesitaría mejorar para ser titular en un equipo de Segunda División. Juan Domínguez no solo necesita minutos, necesita crecer en todos sus aspectos y eso no lo conseguirá jugando contra equipos de menor nivel y con menor rivalidad en su puesto.

En definitiva, Juan Domínguez nunca va a volver a ser un jugador clave en el Deportivo si sigue acomodado. Es renovarse o morir, y con Fernando Vázquez en Segunda División tendrá oportunidad de mostrar su juego pero no de progresar. En el Deportivo podría hacerlo, luchar por la titularidad con esfuerzo, creciendo, o en otro equipo en el que partiese de una situación no tan idónea como en el Mallorca. Es por eso, que la salida de Juan Domínguez es un error.