Hablar de Rubén Castro significa hacerlo de uno de los goleadores más destacados del fútbol español, y de otro de esos delanteros que no encuentran su mayor nivel de acierto hasta pasada la treintena. Él y Aritz Aduriz son dos claros ejemplos de este fenómeno. Si hoy en día uno habla con un adolescente y le dice que Rubén Castro solo marcó 16 goles en sus primeras cinco temporadas en La Liga, seguramente pregunte con sorna si es broma. Y con toda probabilidad también lo haga cualquier deportivista de menos de 15 o 16 años al decirle que perteneció al Dépor durante seis años.

Rubén Castro aterrizó en Alvedro en 2005, junto al también canario Momo, procedentes de una Unión Deportiva Las Palmas por aquel entonces descendida a Segunda División B. Con la vitola de 22 tantos en Segunda, la apuesta parecía clara dentro de un Dépor que comenzaba a sufrir la transición que acabaría enterrando sus grandes temporadas de títulos y Champions, pero no salió bien. Su estancia en Coruña fue lo que usualmente se suele llamar “carne de cesión”, esperando una explosión que nunca llegó. Albacete, Racing de Santander, Nástic de Tarragona, Huesca y Rayo Vallecano serían sus destinos; sumando en total 35 goles (siete en Primera y 28 en Segunda).

El paso de Rubén Castro por el Deportivo fue de todo menos productivo | Foto: J.J. Úbeda,
El paso de Rubén Castro por el Deportivo fue de todo menos productivo | Foto: J.J. Úbeda.

Su temporada con más oportunidades dentro del Deportivo fue la 05/06, la única en la que no fue objeto de préstamo a otro club. Sin embargo, sus números no le defendieron, con tres goles en 24 partidos de Primera División y otro de penalti en Copa del Rey. Uno de ellos, sin embargo, fue especialmente doloroso para el equipo en el que hace maravillas desde 2011: el Real Betis. Era la jornada 23 de aquella Liga y el Dépor visitaba el otrora llamado Estadio Ruiz de Lopera con vistas a los puestos europeos, una lucha bastante menos importante que las de años anteriores. El delantero titular en la visita a Sevilla era un Diego Tristán ya en decadencia, pero aún así responsable de que el protagonismo de Rubén no fuera mayor durante aquella etapa.

Fue un partido trabado y complicado, ante un Betis que el año anterior se había proclamado campeón de Copa gracias a hombres como Joaquín, Marcos Assunçao o Juanito. Tras 90 minutos sin goles, un saque de esquina a favor de los verdiblancos parecía la oportunidad de brindar la victoria al equipo local, pero acabaría con un error de Arzu que facilitaría la contra de los entonces entrenados por Caparrós. Aldo Duscher sería el responsable de abrir el juego a Enrique Romero, dejándole prácticamente solo en la banda izquierda ofensiva. El centro era cuestión de tiempo y Rubén, de primeras, daría la victoria al Deportivo en el último segundo.

El Ruiz de Lopera, desde hace algunos años rebautizado como Benito Villamarín, presenciará el viernes una nueva visita del Deportivo con la participación de Rubén Castro; que pasó a convertirse en una leyenda bética y, su máximo goleador histórico, y protagonista frecuente de venganza frente al Deportivo a base de goles.