Garitano, como bien se pudo ver el viernes pasado y en su etapa en el Eibar, no es un entrenador que destaque por dirigir equipos que realicen un fútbol vistoso. Su objetivo como él bien dice es ''ganar, ganar y ganar'', sea como sea y aprovechando cada detalle.

Los equipos del vasco destacan por su solidez defensiva, por ser equipos muy trabajados tácticamente que saben lo que hacer con y sin balón, que busquen el fallo del rival y que den mucha importancia a las jugadas a balón parado. De ahí que en toda la temporada en el Eibar, solo ha ganado por más de un gol de diferencia en tres ocasiones.

El técnico asegura que le gustan los equipos que van a presionar a campo rival, por esta razón es habitual ver jugar a Garitano con dos puntas en ataque que realicen esa presión y puedan montar el ataque con más efectivos en casa de robar el esférico en campo contrario.

El viernes ante el Eibar, Garitano empezó con un 4-2-3-1 de inicio, a pesar de haber dicho en rueda de prensa que estaban trabajando principalmente el 4-4-2 y el 3-5-2 para la temporada. Este esquema busca creatividad ofensiva al colocar a tres jugadores en la zona de tres cuartos, pero el buen trabajo del Eibar en el medio cerrando líneas provocó los balones largos de los centrales que buscaban a Lucas sin pasar por mediocampo, lo que generó una primera parte inactiva del siete blanquiazul ante la facilidad de los centrales rivales para cortar esos balones.

En la segunda parte el partido cambió su rumbo, la entrada de Luisinho facilitó la salida de balón con tres centrales sumado a las ayudas exteriores que los carrileros daban en mediocampo.

Lucas disputa un balón en pretemporada.

Del mismo modo, la incorporación de Florin Andone para fijar a los centrales permitió a Lucas venir más atrás a recoger el balón para atacar con más campo por delante.

Uno de los esquemas que ha trabjado Garitano es el 4-4-2 una formación muy utilizada, dando equipos muy ordenados y equilibrados en todas las líneas. Esta formación se plantea con dos líneas muy marcadas de cuatro tanto en defensa como en mediocampo que vasculan a la par para no perder el orden. Se emplea si se quiere realizar un juego en campo rival o bien si se quiere jugar a la contra con dos puntas muy abiertos para desbordar por velocidad. El inconveniente de esta formación es que el jugar con dos puntas requiere mucho trabajo de la medular sin balón para que el rival no genere superioridad en el medio.

Otra de las formaciones de las que ha hablado Garitano es el 3-5-2, una formación muy atrevida que inventó el entrenador Carlos Bilardo y con la que ganó el Mundial de 1986, pero cayó en desuso debido a la escasez de carrileros capaces de adaptarse a este esquema; no obstante Antonio Conte parece haberla recuperado con gran éxito para la Juventus. Por lo que sería increíble ver como Garitano consigue que triunfe en un club modesto como el Depor. 

Los mayores protagonistas en el 3-5-2 son los carrileros, si estos no desempeñan lo que se les exige el equipo se vería muy afectado en las dos áreas. Los carrileros deben ser muy profundos, además de rápidos y con mucha resistencia debido a que tienen que cubrir las incorporaciones del rival por su banda, ayudar en la salida de balón de mediocampo ofreciendo ayudas y llegar hasta línea de fondo como un atacante más. Para este trabajo en el Depor, Juanfran podría cumplir los requisitos debido a su velocidad y buen toque de balón pero Navarro es de corte más defensivo y en esta formación encajaría más de central.

Luisinho con el balón durante un partido de la pasada campaña.
Luisinho con el balón durante un partido de la pasada campaña.

Por consiguiente Luisinho podría cobrar protagonismo en esta situación que ya demostró que a buen nivel tiene potencial ofensivo.

En defensa se organizan en dos centrales posicionales que serían Albentosa y Arribas cubriendo al hombre a los atacantes y por detrás un líbero que salga a cubrir los espacios que sería Sidnei debido a su velocidad. El medio se suele organizar en un trivote defensivo u ofensivo en función de si se tiene el balón o no.

La flexibilidad de esta formación es muy grande, lo que requiere mucho trabajo táctico, pudiendo llegar a tener hasta cinco defensas sin balón y tres cuando se está atacando. Cuando se tiene el balón el trivote pasa de defensivo a ofensivo, lo que deja a Mosquera en defensa, liberando al otro mediocentro para incorporarse al ataque con el media punta sumado a las ayudas exteriores de los carrileros.

Lo malo de esta formación es que puede generar un rendimiento espectacular como puede crear unas carencias muy grandes si no se siguen las directrices. En muchas ocasiones no aguanta el partido entero porque el desgaste de los hombres de banda provoca mucha debilidad defensiva y se acaba por buscar un cambio de estrategia.