Han pasado dos semanas desde que el Juez Único de la Liga se pronunciara en favor del Eibar y anunciara el descenso administrativo de categoría del Elche. El presidente del conjunto guipuzcoano, Alex Aranzabal, apeló a la cautela en su primera valoración sobre la decisión del juez. Sin embargo, en su segunda manifestación, el máximo mandatario azulgrana fue más allá señalando que la sentencia era demoledora y que no se planteaba otro escenario que no fuese jugar en Primera División.

El pronunciamiento del Juez Único fue recibido como un jarro de agua fría en el Elche. El cuadro ilicitano perdía en los despachos lo que se había ganado en los terrenos de juego y la decepción en la afición era máxima. Pero Juan Anguix y sus consejeros no se han quedado de brazos cruzados y el pasado viernes abonaron una parte de la deuda que tienen con Hacienda. En concreto, el Elche abonó 3,6 millones de la deuda y acordó con la Agencia Tributaria el método de pago de la parte aplazada.

Sin embargo, lo realmente preocupante para los intereses del Eibar está en la solicitud de la entidad ilicitana de acogerse al concurso de acreedores. Tras haber finalizado la vigencia del artículo 5 Bis, el Elche se ha presentado al proceso concursal voluntario y en las oficinas de Ipurua existe el temor de que el juez de lo Mercantil que se haga cargo del proceso concursal pueda ordenar una suspensión cautelar del descenso administrativo del club ilicitano para preservar, en beneficio de los acreedores, uno de sus principales activos: los derechos de televisión en Primera División.

Todo esto provoca que el Eibar se encuentre en una situación de indefinición que altera gravemente la planificación de la plantilla de cara a la próxima temporada. A pesar de que a día de hoy el conjunto vasco es de Primera, no existe seguridad alguna sobre la categoria en la que jugará el equipo dentro de dos meses y esa es una losa demasiado grande a la hora de cerrar los acuerdos con futbolistas. 

Además, el Eibar no podrá cerrar la contratación del nuevo técnico hasta que no sepa dónde va a jugar, puesto que primero debe indemnizar a Gaizka Garitano y para ello ha de saber con exactitud la categoría en la que participará. El técnico deriotarra tenía una renovación automática en el caso de lograr la permanencia y el Eibar está a la espera de conocer su futuro para saber si tiene que finiquitar al entrenador vizcaíno. 

Garitano no es el único integrante del vestuario cuya situación contractual cambió a raíz del descenso del Elche. Javi Lara y Jaime Jiménez, dos futbolistas que se encontraban negociando con varios clubes, han tenido que paralizar las operaciones, ya que también figuraba en sus contratos una claúsula de renovación automática que dependía de la permanencia del Eibar. Se avecinan unas semanas largas y tensas en las oficinas de Ipurua.