Para ganar hay que marcar más goles que el contrario, esa es la noción más básica que se puede saber si de fútbol hablamos, pero para conseguir ese objetivo del gol hay que tener en cuenta diversos factores. Un partido dura 90 minutos, en esos 90 minutos el rendimiento debe ser alto y con una mecánica de intentar darlo todo en ese tiempo ya que, si se juega con parsimonia, las posibilidades de ganar un partido se reducen. Otro de los factores que se comprenden en el mundo del fútbol para marcar gol es tener el balón. Es razón obvia que sin el balón no se puede marcar gol porque no tienes opción ni siquiera de crear jugadas mientras el balón esté en posesión rival.

El cuadro armero perdió 91 balones en la pasada jornada ante el Deportivo de la Coruña

Pues al Eibar le pasa eso, los partidos le pasan factura según avanza el tiempo. Suelen empezar los partidos con un rendimiento muy alto y con muy buena imagen, pero según pasa el tiempo parece que el nivel empieza a decaer como consecuencia del cansancio. La pregunta es, ¿de dónde procede ese cansancio? Obviamente 90 minutos son muchos minutos de juego y el cansancio es latente incluso hasta para un profesional, pero si el balón no lo tienes el objetivo es recuperar dicho balón, y a los jugadores del cuadro armero les pasa eso. Pierden muchos balones y eso conlleva que tengan que jugar con una alta presión para conseguir robar el balón en su beneficio, y mientras lo intentan el equipo se va desgastando físicamente lo que provoca que el rival se encuentre en posición de ventaja para hacer daño.

Sin ir más lejos, ante el Deportivo en la pasada jornada se perdieron en total 91 balones. De esos 91, Capa perdió 15, Ramis 6, Juncá 10, Dos Santos 7, Keko 8, Escalante otros 7, Adrián 15, Hajrovic 5, Sergi Enrich 9, Borja Bastón 5, Jota 3, e incluso Radosevic que únicamente jugó 2 minutos le dio tiempo a perder un balón. El único salvable en estas estadísticas es Saúl Berjón, que en los 11 minutos que estuvo sobre el césped de Ipurúa no perdió ni un solo balón.

Con este panorama donde los laterales perdieron incluso más de 10 balones, y donde el equipo perdió bastantes balones, dio como resultado que los jugadores dirigidos por Mendilibar acabaran completamente exhaustos. De hecho, el propio Mendilibar afirmó en rueda de prensa que su equipo pierde demasiados balones y que eso hay que cambiarlo para mejorar el rendimiento físico en el terreno de juego.