En la mayoría de los casos, el dorsal número nueve en el fútbol está relacionado con un goleador. Si tuviéramos que imaginar un prototipo de nueve pensaríamos en un jugador alto, fuerte y con una buena definición de cara a puerta. Sin embargo, no hace muchos años, un futbolista deslumbró a la afición espanyolista y al mundo del fútbol con el dorsal nueve en su espalda sin ser un goleador. Se trataba de un jugador bajito, que no era especialmente rápido pero que tenía una prodigiosa visión de juego como su gran arma. Ésta es su historia.

Iván de la Peña López nació el 6 de mayo de 1976 en Santander. Como es habitual entre futuros futbolistas, su infancia la pasó con un balón siempre como compañero de juegos. Su padre, un gran amante del fútbol, transmitió su afinidad al deporte al pequeño Iván y a la edad de 5 años éste ya jugaba en un equipo de fútbol-sala. Desde aquí, Iván daría el salto al Racing de Santander donde conoció al técnico Laureano Ruiz, especialista en captar talentos y que no pasó por alto un diamante en bruto como De la Peña.

Fichaje por el Barça

Cuando el jugador cántabro tenía 14 años, el FC Barcelona se interesó en su fichaje. Finalmente, el conjunto azulgrana se hizo con los servicios del joven futbolista formado en Santander a cambio de ocuparse de su residencia en la Masia y de su formación académica. Pese a que el Madrid también intentó conseguir los servicios de la joven promesa, las condiciones y las instalaciones de la Masia hicieron que De la Peña y su familia se decantaran por la opción de ir a Barcelona.

Con el Juvenil del Barça, De la Peña se proclamó campeón de la Liga y de la Copa firmando grandes actuaciones. Tras quemar etapas y pasar por el filial azulgrana, el 3 de septiembre de 1995 Iván debuta con el primer equipo en un partido frente al Valladolid. Su debut no pudo ser mejor, ganaron el partido y él fue el autor de uno de los tantos. Al poco tiempo, se creó una especie de idolatría alrededor de la figura de Iván por parte de la afición y los medios de comunicación que no gustó nada al técnico azulgrana Johan Cruyff. Por éste motivo, el holandés decidió descalificarlo en rueda de prensa para rebajar los humos de un jugador tan joven. “¿Su técnica? A mi juicio es mediocre. Si sólo se juega con una pierna no puede tenerse una técnica perfecta. Por ejemplo, Ángel Mur, nuestro masajista, con 53 años juega perfectamente con las dos piernas. Un jugador de 19 años no puede aceptar jugar sólo con una pierna, tiene que aprender a jugar con las dos”, afirmaba el entrenador holandés.

Pese a estas críticas, el cántabro seguía enamorando a la afición cada vez que estaba sobre el terreno de juego. Con la llegada de Robson al banquillo, De la Peña empezó a contar con menos minutos y su estrella se fue apagando lentamente. Pese a todo, realizó una temporada digna de su calidad. Posteriormente un nuevo cambio de técnico sentenciaría definitivamente a De la Peña. El holandés Louis Van Gaal se hizo con las riendas del equipo y nunca confió en las cualidades de “Lo Pelat”. Una lesión muscular provocó que sus posibilidades de jugar disminuyeran todavía más. En vistas de la poca presencia que tenía en el equipo, De la Peña decidió probar suerte en Italia firmando por el Lazio.

En un principio las sensaciones en Italia fueron muy buenas. De la Peña fue acogido por miles de aficionados que esperaban ilusionados a su nuevo ídolo e Iván contaba con la confianza del técnico Eriksson. Lamentablemente, una lesión truncó las esperanzas del jugador. Otra vez se trataba de una dolencia muscular que le dejó fuera de los terrenos de juego más de dos meses y a la vuelta a Iván le tocó estar en el banquillo muchos partidos. De esta manera terminó sin pena ni gloria su etapa en Italia, con un total de 19 partidos disputados y un gol conseguido. Como palmarés, una Recopa obtenida frente al Mallorca en un partido en el que De la Peña no jugó.

La siguiente parada fue Marsella. Su estancia el equipo siguió bajo los mismos cánones: las lesiones le impedían ser un jugador regular y explotar definitivamente. En total sólo disputó 19 partidos logrando un gol. Pese a la mala suerte del jugador y su irregularidad, varios clubes de alto calibre seguían interesados en su fichaje, entre ellos el Real Madrid. Finalmente, el Barça de Joan Gaspart decidió darle una segunda oportunidad y consiguió su cesión. El técnico por aquel entonces era Serra Ferrer. La marcha de Van Gaal ayudó a que de la Peña decidiera volver a Barcelona donde la afición le seguía queriendo. En su nueva etapa como culé, el jugador cántabro fue alternando titularidades y suplencias pero los malos resultados del equipo le relegaron a ocupar permanentemente el banquillo. A todo esto, se sumó una nueva lesión muscular en la pierna derecha.

"Si lo sé, no vengo y fichaje por el Espanyol"

Tras recuperarse de la lesión fue entrando poco a poco en la titularidad pero nuevamente la mala suerte se cebaría con él. En su mejor momento, una sanción de dos partidos y un esguince de tobillo volvieron a dejarlo fuera. Además, De la Peña empezó a tener problemas con el entrenador y la directiva, su malestar se resume en una frase pronunciada por el mismo jugador: “si lo sé, no vengo”. Al acabar la temporada se reincorporó a las filas del Lazio, club con el que tenía contrato pese a las dos cesiones que había vivido. Lejos de mejorar, la situación todavía empeoró más cuando se encontró entrenando al margen del equipo y sin cobrar parte de su ficha.

En el 2002, de la Peña se desvincula definitivamente del equipo italiano. En ese momento, el Espanyol entrenado por Juande Ramos le ofrece formar parte del proyecto deportivo. El fichaje no fue nada fácil y además, un sector de la afición se mostraba reacio a su contratación por la poca continuidad que había tenido el jugador en todos los clubes en los que había estado y por su pasado culé. Su gran defensor fue el propio Juande y sin él seguramente el fichaje no habría sido posible. A finales de agosto la contratación se fraguó y de le Peña se mostró “muy contento y agradecido al Espanyol por la oportunidad que me ha dado de volver a jugar. Llego con toda la ilusión del mundo, después de haberlo pasado muy mal, y vengo dispuesto a demostrar todo lo que llevo dentro. Quiero dar a la afición del Espanyol momentos de fútbol especiales. Este año en Montjuic, lo afronto como una oportunidad muy importante para mí”.

El destino es caprichoso y muestra de ello es que el debut de Iván se produjo en la tercera jornada de Liga frente al Barça de un Van Gaal que emprendía su segunda etapa en el club. El jugador del Espanyol fue, pese a todo, recibido con muestras de cariño por una parte de la afición azulgrana. El Espanyol salió derrotado del Camp Nou y aunque no le faltaron ganas, se notó que de la Peña estaba todavía fuera de forma. A la semana siguiente de debutar empezaron los contratiempos. Una nueva molestia muscular le apartó dos semanas del equipo.

Más tarde llegaría una etapa encabezada por Javier Clemente, un entrenador fuertemente criticado en la actualidad pero que fue crucial para la carrera de Iván de la Peña. Clemente le dio la oportunidad de demostrar su valía y éste poco a poco fue gozando de continuidad en su juego. Cuando todo iba viento en popa, la renovación de su contrato se convirtió en un culebrón por las altas pretensiones del agente del jugador y finalmente el club rechazó sellar el acuerdo.

Durante este tiempo diferentes entidades se interesan por su fichaje pero ninguno llega a concretarse por lo que Iván se queda sin ficha en ningún equipo. Paralelamente, el Espanyol cae en la última posición de la tabla con tan sólo cinco puntos de treinta disputados. Dentro del club blanquiazul se produjeron despidos como los del entrenador Javier Clemente, que fue sustituido por Luís Fernández. El nuevo cuerpo técnico decidió iniciar las negociaciones para el regreso de Iván de la Peña, un jugador en el que confiaban para arreglar la mala situación del equipo. Cuando se llegó a un acuerdo, De la Peña se mostró muy feliz por volver a recuperar sensaciones como futbolista y tener una segunda oportunidad: “Lo pasado, pasado está y es mejor no remover estos asuntos. No vengo a salvar a nadie. Esto hay que sacarlo adelante entre todos, afición, club y jugadores”. El nuevo dorsal destinado para el jugador fue el nueve.

En su “debut” el jugador cántabro sirvió una falta lateral que Domoraud remató a la red y de esta manera el equipo consiguió su primera victoria como local de toda la temporada. La situación deportiva era muy complicada y De la Peña se marcó el reto de devolver la tranquilidad al equipo. Raúl Tamudo se convirtió en su mejor socio sobre el campo y ambos firmaron una conexión letal que sería importantísima para conseguir la salvación del equipo. De la Peña se convirtió aquella temporada en el máximo asistente de toda la Liga con un total de 12 pases de gol.

La temporada fue larga y complicada. Los resultados no llegaban y el equipo se plantó en la última jornada sin estar matemáticamente salvado pero con la ventaja de depender de sí mismo. Si ganaba el partido conseguiría la salvación. El rival era un equipo ya descendido como el Murcia así que parecía un reto asequible. El equipo no falló y consiguió mantenerse en Primera. Tras la permanencia, la siguiente renovación de Iván se produjo con rapidez ya con un cuerpo técnico convencido de sus cualidades. Cuando todo parecía perfecto, un nuevo técnico se hacía cargo del equipo. Miguel Ángel Lotina tomaba las riendas bajo una fama de entrenador defensivo y por este motivo el jugador cántabro temió por la posibilidad de no contar con minutos.

Al principio de la temporada, Lotina optó por utilizar centrocampistas fuertes físicamente y eso llevó a un conflicto interno ya que el técnico consideraba que Iván perdía demasiados balones en su afán por dar el último pase. Con las pocas oportunidades de las que gozó, el jugador terminaría haciéndose dueño de un puesto como titular. Aquella temporada fue redonda para un Espanyol que terminó clasificado para la UEFA y a punto estuvo de entrar en Champions. De la Peña jugó un total de 29 partidos anotando tres goles. Su continuidad y su buen hacer provocaron que el seleccionador español Luis Aragonés le convocara para un partido. Aquello fue en el 2005 y a sus 28 años, suponía la primera convocatoria con la absoluta para Iván. Su debut se produjo frente a San Marino donde De la Peña jugó como titular con el número 8 a la espalda.

Campeones de Copa

El triunfo más importante de toda su carrera, según explica el propio jugador cántabro, fue la consecución de la Copa del Rey en la temporada 2006. La final se disputó en el Santiago Bernabéu frente al Zaragoza y el equipo blanquiazul se impuso por 4-1. Iván firmó una gran actuación pese a que no pudo marcar ningún gol . "En los clubs grandes ganar es una obligación y quedar segundo es un fracaso, aquí las alegrías se disfrutan mucho más y en los momentos difíciles sientes mucho más apoyo y eso en ocasiones aún se valora más que un titulo”, explicaba el jugador.

Pero el buen hacer en Copa se vio empañado por los tropiezos en Liga. El equipo era demasiado irregular y llegó a la última jornada sin la permanencia asegurada. De la Peña disputó aquel encuentro clave frente a la Real Sociedad en el Estadio de Montjuic. La victoria daba la salvación al Espanyol y ésta no se produjo hasta el último minuto cuando Coro anotó el gol decisivo.

Iván de la Peña es muy querido entre la afición perica por amargarle las tardes al que fuera su ex equipo: el FC Barcelona. En la temporada 2006/2007, el jugador cántabro realizó un partido para enmarcar en un Camp Nou en el que el Barça se estaba jugando la Liga. En los últimos instantes del partido, Tamudo consiguió el empate favoreciendo que el Real Madrid acabara llevándose el título liguero. Años más tarde en otro derbi, el Barça llegaba como líder y el Espanyol como colista. El equipo blanquiazul salió al campo muy motivado y tras el descanso De la Peña abrió el marcador con un cabezazo. Unos minutos más tarde, el jugador cántabro hizo el segundo gol con una sutil vaselina aprovechando un error de Valdés. De la Peña celebró aquel gol con gestos de rabia y mandando callar a la afición azulgrana. Veintisiete años después el Espanyol conseguía ganar en el Camp Nou.

La otra gran hazaña de De la Peña en el club fue llegar a la final de la Copa de la UEFA de 2007 disputada en Glasgow. Tras eliminar a conjuntos como el Benfica o el Ajax y bajo la batuta de Ernesto Valverde, el equipo blanquiazul se plantaba en aquella final frente al Sevilla. El partido fue de una gran intensidad y tras el empate, los penaltis decidieron. El Sevilla terminó imponiéndose y Iván acabó llorando de rabia. Pese a todo, el equipo fue recibido como campeón a su llegada a Barcelona.

Retirada y homenaje

El tramo final de la carrera de De la Peña está marcado por el amargo protagonismo de las lesiones. Una nueva dolencia muscular le llevó a Belgrado para realizar un novedoso tratamiento basado en las propiedades de los líquidos provenientes de la placenta de yegua. Aquella fue una de las etapas más duras del jugador que manifestó que había llegado al punto de plantearse tirar la toalla. Las molestias le impedían entrenar y el tratamiento no daba los resultados suficientes como para que De la Peña pudiera volver a jugar partidos. Por este motivo, el cántabro pasó por el quirófano y terminó la temporada prácticamente sin jugar. La siguiente temporada fue más de lo mismo, las lesiones no dejaban de atormentarle y era imposible verle sobre el terreno de juego. En mayo del 2011 el jugador anunciaba entre lágrimas su retirada explicando que aunque la cabeza le pedía más, su cuerpo no podía. De la Peña expresó su amor por el club y agradeció todo el apoyo de la afición: “Me quedo con el sentimiento de este club, de la afición, de los jugadores… Este club es muy grande y hay que ayudar a que siga creciendo. A veces no lo valoramos tanto, pero éste es un gran club”.

En el último partido de la temporada, Pochettino quiso rendir homenaje al jugador cántabro dándole minutos pese a que no tenía el alta. Aquella fue una tarde inolvidable para el jugador periquito que pudo despedirse de su afición. Al finalizar el partido sus compañeros le dieron las gracias a través de unas camisetas especialmente preparadas para la ocasión. De esta manera, Iván de la Peña decía adiós al fútbol. Un deporte por el que había sufrido muchísimo pero que a la vez, le había brindado momentos inolvidables.