Con el once de gala, Ancelotti encaraba el encuentro frente al Espanyol sabiendo la seriedad del equipo de Aguirre como local. El mexicano, sancionado, sorprendía en su planteamiento: sin poder contar con David López por lesión ni Sergio García por sanción, Raúl Rodríguez era el encargado de ocupar el sitio del pivote defensivo y Córdoba la referencia ofensiva. En los minutos previos del partido se rindió homenaje al Infantil B del equipo catalán, campeón del torneo de Arona, disputado ante grandes equipos como la Juventus o el mismo Real Madrid. 

Las ausencias destacadas por parte de los locales fueron el contraste directo de un equipo que salió con todas sus armas. Alonso y Modric guardaban en la base mientras que Di María, algo más centrado como interior, organizaba como enganche. En la delantera, tres hombres consagrados a nivel internacional: Benzema, Bale y Cristiano Ronaldo. El galés, que no fue titular contra el Celta de Luis Enrique, era una apuesta clara del técnico italiano ante una defensa organizada y seria como la de los pericos. 

Stuani avisa y el Real Madrid responde 

Los primeros minutos fueron de dominio local, que inició mucho más intenso con un inspirado Torje. Fue el rumano quién, tras zafarse de Marcelo con una buena jugada individual, colgó un balón al corazón del área que puso en apuros la imbatibilidad de Diego López. El aviso ayudó al equipo de Aguirre para ganar confianza y con ello metros conforme avanzaba el encuentro y pese a ser Benzema con un chut lejano quien atacó primero para los suyos, los pericos acumularon varios córners y jugadas ofensivas en los primeros veinte minutos de partido. 

Cristiano tuvo la más clara al empezar 

Fue Cristiano Ronaldo quién a partir de una asistencia de Benzema tras superar al entramado defensivo de Aguirre mandó un balón alto en el corazón del área. Ese fue el punto de inflexión a favor de los visitantes que ganaron terreno y jugaron de forma muy peligrosa también en posicional con una muy buena dinámica comandada por el croata Luka Modric y las subidas a campo contrario de Marcelo. Desde entonces, tímidos avisos de Córdoba y Álex Fernández fueron la única respuesta de los locales. 

Pepe pone el primero tras la reanudación 

Diez minutos bastaron al Real Madrid al empezar el segundo tiempo para poner el primer gol en el marcador a balón parado tras una gran ejecución de falta de Modric. El croata, que estaba protagonizando uno de sus mejores encuentros con la elástica de los merengues, centró un balón al área que fue rematado a la red defendida por Casilla por el portugués Pepe. El central, de esta forma, ganaba más margen con su rendimiento con un gol que daba vida a un equipo que pasaba por dificultades en fase ofensiva. 

El Espanyol fue mucho más largo tras encajar 

El gol tuvo un efecto negativo en el equipo de Aguirre, dirigido por su segundo Tena, que vio como sus rivales llegaban con más facilidad a Casilla. Siendo un equipo más largo y separando más sus líneas con tal de generar peligro, jugadores al espacio como Cristiano o Bale aprovecharon para intentar poner el segundo y sentenciar el encuentro. La fiabilidad del Espanyol a balón parado y las paradas de Kiko Casilla alargaron la esperanza para un equipo que con la entrada de Simao y Lanza ganó en lo físico y en ambición. 

Minutos finales sin dueño 

Los últimos minutos, con ambos equipos perdidos en lo intenso y en lo físico, partieron sin dueño ni calma. El Espanyol colgó con más frecuencia balones al área de Diego López pero sin generar nunca el peligro suficiente mientras que Cristiano Ronaldo, en un contraataque blanco, obligó a Kiko Casilla a hacer una de las mejores paradas del encuentro y probablemente de la competición, en un mano a mano que ganó con clarividencia. 

Con Pizzi los locales ganaron posesión y generó igualdad en el centro del campo perico pero el equipo de Ancelotti se sentía cómodo con cada una de las acciones que se producían tras pérdida de los blanquiazules. Cristiano Ronaldo por partida doble y Benzema tuvieron las ocasiones más claras de partido y volvieron a obligar a Casilla a reaccionar con paradas de mérito.