Javier Aguirre es un técnico que no suele dejar indiferente a nadie, ya sea por sus hazañas deportivamente hablando o por sus actuaciones ante los micrófonos. Y esta temporada que expiró hace pocas fechas no fue una excepción de ello, ni mucho menos. El entrenador azteca consiguió que su pupilos mantuvieran la categoría, pero, sin embargo, empañaron una temporada que se hubiera podido calificar en aquel momento como “buena”, después de que de los últimos 24 puntos posibles, el conjunto espanyolista sólo fuera capaz de sumar dos tristes puntos.

El mal tramo final de Liga puso en apuros a un equipo que, a falta de ocho jornadas para el cierre del campeonato, estaba “virtualmente” salvado y más cerca de plazas europeas que de la zona peligrosa de la clasificación. Tanto fue el descalabre que a falta de dos jornadas para el punto y final de la temporada, el Espanyol se vio obligado a sumar ante Osasuna si no quería jugarse el mantener la categoría en el último partido de Liga ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. A Aguirre se le escapó de las manos el final de Liga, el cuál, seguramente, fue uno de los detonantes que provocaron la no continuidad del técnico mexicano.

Javier Aguirre inició de manera ilusionante la temporada, sin lugar a dudas. El Espanyol consiguió once puntos en las primeras cinco jornadas, lo que provocó que los periquitos se mantuvieran en la parte alta de la clasificación. No obstante, en la siguiente jornada, una desafortunada decisión de Javier Aguirre significó la caída del conjunto blanquiazul. Ocho cambios respecto al equipo base realizó el mexicano ante el Villarreal en El Madrigal. El partido acabó con victoria de los de La Plana, evidenciando la mala gestión del azteca a la hora de plantear el partido.

El equipo, a pesar de haber experimentado una tristísima racha a raíz de la derrota ante el conjunto de Marcelino en la jornada seis de campeonato (sumó cuatro puntos de 21 posibles), llegó a Pamplona en la penúltima jornada de la primera vuelta de campeonato en posiciones, al menos, cómodas en la tabla. El partido, no obstante, a parte de por la derrota periquita (1-0), estuvo marcado por la expulsión de Javier Aguirre, la cual, posteriormente, fue sancionada con hasta cuatro partidos. No gustó en el club el causante de la expulsión del mexicano y, a partir de dicho hecho, se vio a un Aguirre más moderado en su vocabulario y mucho más distante que como había sido siempre hasta entonces. Ante la prensa se mostró frío, insulso, como si le molestara la interectuación con los medios.

A pesar de este “revés” en el “modus operandi” de Javier Aguirre, siguió dirigiendo a lo suyos, manteniéndolos, hasta en más de un tramo de campeonato, cerca de las posiciones europeas. Sin embargo, tras el derbi ante el Barça en Cornellá-El Prat, la debacle se empezó a generar. Aguirre no fue capaz de revertir la situación y el Espanyol tuvo que puntuar ante Osasuna en la penúltima jornada de Liga o, de lo contrario, se hubiera jugado el seguir en la máxima categoría del fútbol español ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu en la jornada que ponía el punto y final a la temporada. El mismo mexicano admitió haber sido el máximo responsable de la pésima racha final del equipo.