Se cierra un ciclo y comienza otro. La mediocridad del Espanyol desde el 2007 se quiere dejar atrás con una nueva era encabezada por Sergio González. Un entrenador de la casa, una nueva campaña para captar adeptos, un nombre pegadizo para el estadio y una inyección de dinero que evitará la venta de los baluartes del equipo. Se avecina un cambio en el Espanyol. Un cambio para bien, lleno de fútbol que enganche al aficionado espanyolista.

Sergio González es como un pajarillo que anidó en un pequeño árbol, con las raíces podridas y a punto de derribarse, y con paciencia y buen hacer consiguió que resurgiera y quedase esbelto. Ahora, ha anidado en una secuoya centenaria. Un árbol mucho más grande de lo que él se podía imaginar jamás. La mudanza ya está hecha, solamente falta ponerse manos a la obra para seguir creciendo por el camino adecuado.

Los jugadores del filial ya lo veían como futuro entrenador del primer equipo, los aficionados –viendo la gran media temporada del Espanyol B –comenzaron a creer en él pero el presidente Collet todavía lo veía con poca experiencia. La retórica de Perarnau consiguió convencer a Collet de que Sergio González era el más indicado para coger las riendas del equipo. El rumor se convirtió en realidad cuando los tres salieron a la palestra para anunciar la contratación del ribereño. Fue entonces cuando Sergio disipó todas las dudas sobre él. Sincero, conciso y con humildad habló sobre lo que quería hacer con el Espanyol: un equipo que enganchara a la afición.

Fútbol vistoso y dinámico

Pero, ¿por qué se eligió a Sergio en vez de Laudrup o Sousa? Muchos pensarán que por el dinero; pero esta apuesta de Perarnau va mucho más allá. Si algo ha tenido el Espanyol B – el único equipo donde ha entrenado González – es un estilo de juego definido. El fútbol vistoso es lo primero que implantará el nuevo entrenador espanyolista cuando comience la pretemporada. El rifar el balón para que Stuani prolongue para Sergio García y que este se busque las habichuelas se ha acabado, el malgastar un contragolpe con un pase al portero también. Eso ya es historia.

Con Sergio el balón debe ir por el suelo. Pases, al primer toque o en dos, pero por el suelo y cuando alguien se desmarca pase al hueco por cualquier medio. El esquema básico de Sergio es un 4-4-2 que puede variar a un 4-5-1 según las circunstancias. El filial, con estas dos variantes, ha hecho una segunda vuelta impresionante y si solamente se contaran los partidos disputados con Sergio el Espanyol B hubiera quedado segundo, solamente superado por el Nàstic de Tarragona.

Las bandas deben de ser puñales en ataque para también deben tener la disciplina suficiente para bajar a defender y ayudar a los laterales, que doblarán a sus compañeros para poner centros cerca de la línea de fondo, no antes. Todos defienden, incluso los delanteros. Sergio García tendrá que defender como los demás y no quedarse mirando como cuando Aguirre era entrenador. El compromiso tanto en defensa como en ataque debe ser máximo y por lo tanto la resistencia física tendrá que trabajarse.

Las rotaciones seguirán como con Aguirre, inexistentes. Un equipo fijo y tres o cuatro jugadores de refresco. Los demás tendrán que trabajar en el entrenamiento para demostrar que pueden formar parte de ese grupo de futbolistas “útiles”.

Puertas abiertas para la cantera

Una de las frases más destacadas de Sergio en su presentación fue: No me va a temblar el pulso a la hora de subir canteranos. Tienen una puerta conmigo y ellos la tienen que derribar”. No hay más que hablar. Si con el mexicano los canteranos no existieron para Sergio sí existirán.

Él los conoce a las mil maravillas y sabe cómo sacarles el zumo. En el filial tiene para elegir en todas las líneas pero han sido Clerc y Pau López los primeros en subir. Seguramente suba alguno más.

Paciencia, requisito para la afición

Si algo tiene la parroquia periquita es poca paciencia. Cuando las cosas no salen se da comienza a la caza de brujas. Muchos ya han dicho que está verde para el primer equipo, otros que puede ser el nuevo Pochettino. La opinión está dividida pero Sergio es capaz de lidiar con las críticas con hechos. Reacio a dar la nota en ruedas de prensa o entrevistas, el nuevo técnico espanyolista no se excusará en la voluntad de los jugadores cuando el equipo de vergüenza pero tampoco disparará al aire cuando se haga un gran partido.

La filosofía de Simeone está integrada en la mente de Sergio y el “partido a partido” será inamovible. Con este pensamiento el Espanyol puede hacer grandes cosas y Sergio, con mano izquierda, puede llevar a la afición a revivir las finales de Leverkusen o Glasgow. Porque el Espanyol está entrenado por un socio.