En un partido amistoso no vale en qué categoría juegues. Tan pronto puedes dominar a un equipo de una división superior como pasarlo mal con uno de una división inferior. El filial espanyolista, con mucho juvenil en su convocatoria, afrontaba su partido contra su homónimo arlequinado como otra prueba para seguir acumulando minutos en las piernas mientras que el Sabadell B, sin complejo ninguno, ha salido al campo a hacer su partido e intentar desquiciar a los creadores periquitos.

Cualquiera hubiera dicho que entre el Sabadell B y el Espanyol B había un trofeo de por medio. Las faltas, los agarrones, la picaresca cuando el colegiado no ve y no dar un balón por perdido era una constante. Planagumà, ya recuperado de los gritos del partido anterior, volvía a quemar calorías al mismo tiempo que su colega sabadellense intentaba, con una calma reprimida, estimular a los suyos.

Fue entonces cuando Lirola, en posición de interior, puso un balón para que Jafar corriera. El ghanés se llevó por velocidad a su marcador y cuando éste lo atrapó dentro del área metió cuerpo para deshacerse de él y asistir a Mamadou. El africano, solo delante de la portería, empujó el balón y dio paso a los típicos pensamientos de que iba a ser una tarde afortunada para los goleadores blanquiazules.

Sin embargo, el Sabadell B no dejó en ningún momento que esto fuera así. Jugando desde atrás, los arlequinados se asentaron en el campo y comenzaron a tocar el balón. La diferencia de categoría comenzó a no notarse y las faltas de los de la “minoría” empezaron a sucederse una detrás de otra.

Con todo y con eso, al Espanyol B todavía le quedaba la siempre acertada opción de enviar un balón largo para que los dos potentes delanteros hicieran de las suyas. Mamadou por un lado y Jafar por otro llevaron de cabeza a la defensa local cada vez que tocaban algún balón.

El medio del campo del Sabadell B se comió al del Espanyol B sin miramientos pero aun así las oportunidades para los locales no llegaron y Néstor no tuvo que intervenir en toda la primera mitad.

El que sí tuvo que intervenir fue Koke Ruiz. El portero de Antequera salió en la segunda mitad y pronto tuvo que ensuciarse los guantes. Primero con un soberano paradón para ceder un córner y justo en la jugada siguiente con un palmeo para evitar que el balón se colase por arriba. Koke debió pensar que todo le iba a salir bien pero no pudo hacer nada a la tercera, cuando Parera remató el balón al fondo de la red.

El gol dio mucha moral al Sabadell B y el Espanyol B pareció venirse abajo por momentos. Djak Traoré no daba abasto en el centro del campo, Borja no acertaba en el regate y Koke estaba interviniendo más de lo habitual. Fue entonces cuando en una contra iniciada por Jafar en el área periquita dio alas al Espanyol B. Como una exhalación, el potente ariete salió con el balón conducido con varios rivales pisándole los tales. No hubo forma de pararlo. El ghanés estaba haciendo una jugada maradoniana hasta que se la agotaron las pilas y cedió a otro compañero. A partir de ahí se niveló el partido hasta que el propio Jafar quiso marcar la diferencia con una carrera al espacio para definir al palo largo desde fuera del área. Un auténtico gol de “9” que valió una alegría a los periquitos, que todavía no conocía la victoria en esta pretemporada.

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