El Trofeo Teide es uno de los más prestigiosos de las Islas Canarias y en toda su historia ha habido partidos para el recuerdo. Este, sin lugar a dudas, no será uno de ellos. Si bien es cierto que el Tenerife sí ha hecho un buen partido y ha conseguido resarcirse del mal partido contra Las Palmas, los de Sergio González no han hecho otra cosa que desaprovechar una gran oportunidad para dar carpetazo a la nefasta imagen que han ido dejando en todos los partidos de pretemporada que han necesitado un mínimo de intensidad.

La intensidad que ha imprimido el Tenerife al partido ha sido digna de elogiar. Pese a ser un amistoso los de Álvaro Cervera han salido a por el partido desde el primer minuto. Las dobles presiones que han sufrido los periquitos han sido buena prueba de ello y gracias a eso los chicharreros se han convertido pronto en los únicos dueños del partido. El Espanyol no daba abasto y la precisión en los pases ha brillado por su ausencia; aunque tampoco ha sido todo desmérito de los espanyolistas ya que el Tenerife se ha mostrado muy acertado en todos los aspectos del juego.

La asociación Sergio García – Caicedo no terminaba de arrancar en la primera parte y solamente el delantero del Bon Pastor ha destacado por encima de sus compañeros. Los tinerfeños no han dejado respirar a los catalanes y, por ende, los balones no llegaban arriba. Mientras los delanteros no lucían sí lo hacían los zagueros, sobre todo un sobrio Eric Bertrand.

A causa del dominio local los periquitos se han encontrado con un gol en contra que no ha subido al marcador. Tras un mal blocaje de Casilla, el imponente Aridane cazó el cuero para picarlo por encima del guardameta blanquiazul. La señalización de fuera de juego ha evitado que comenzara una auténtica catástrofe. A juzgar por lo visto contra el Llagostera y el Girona otro partido lleno de dudas y mal juego iba a enervar a una afición cansada de ver cómo cada año se esfuman los sueños.

El conjunto barcelonés iba a encontrar sus oportunidades, que no su juego. Los todoterreno Víctor Sánchez y David López pudieron abrir la lata mientras que Sergio García pudo hacer lo propio con un chute que acabó yéndose desviado. Pese a avisos contados el Espanyol no generó demasiado peligro. Lo mismo hicieron los de Cervera, que pese dominar la posesión tampoco hacían ningún mérito como para ir por delante en el marcador.

Sergio García, de lo poco potable del Espanyol

En el segundo tiempo los espanyolistas comenzaron a comerle la tostada a los chicharreros. Sergio González fue introduciendo poco a poco a los teóricos titulares hasta tener sobre el césped a su once de gala. Primero debutó Montañés, que dejó alguna jugada digna de mención, y luego lo hizo Álvaro para ponerse en el centro de la defensa junto a Colotto. Con más solidez atrás y electricidad arriba el Espanyol ha comenzado a alzarse por encima de su rival. De esta manera, el esférico ha comenzado a llegar con frecuencia a los pies de Montañés, Sergio García o Caicedo.

Las jugadas se han ido trenzando cada vez con más mimo pero sin encontrar un punto donde descargarlas. Al final, el de siempre, ha salido al rescate del Espanyol. Sergio García vio el desmarque de Caicedo, le asistió y el ecuatoriano se encargó de marcar su primer gol con el Espanyol con un gran cambio de piernas. Así, el nuevo ariete espanyolista –desaparecido en combate durante todo el partido– se sacudía la presión de encima y ponía por delante a los suyos.  

Una vez hecho lo más difícil, el Espanyol siguió evolucionando hasta dar con la fórmula del éxito con un Álex con ideas en el centro del campo. Con los jugones inspirados, los espanyolistas han encontrado varias veces el camino del gol, una vez Jordán y otra Jairo, pero Jacobo ha solventado la papeleta. Sin tiempo para más, ha sido el Espanyol quien se ha proclamado campeón de la 44º edición del Trofeo Teide.

Con este nuevo test, los espanyolistas deben seguir trabajando duro para poder medirse a sus próximos rivales y, sobre todo, dejar patente el buen juego que se espera de ellos. En un período de tiempo reducido, el Espanyol tendrá que jugar hasta tres partidos.