Víctor Sánchez centra el balón a Stuani, que no llega a rematar. La recoge Salva Sevilla, levanta la cabeza y encuentra a Víctor Sánchez, que fue el que centró antes y ahora es el que remata a placer y marca. Pero no lo celebra porque es el gol del honor, el 3-1 en la Catedral que no soluciona nada. Al contrario: la derrota hunde al Espanyol en la clasificación y pone contra las cuerdas a Sergio González, que tendrá su primer match-ball la semana que viene contra el Levante. El Espanyol lleva cinco jornadas seguidas sin marcar; suma dos puntos de 15 posibles, que llegaron por dos empates en casa. El Athletic, 11 de 15.

La otra cara, el Athletic, que sin generar muchas ocasiones se llevó los tres puntos. Y lo más importante: una victoria balsámica delante de su afición y unos 15 últimos minutos de puro éxtasis futbolístico. El Athletic tiró tres veces a puerta y marcó las tres. Los leones dominaron el partido y controlaron la posesión y el Espanyol aguantó bien la primera hora. Luego Aduriz abrió la lata, el partido se rompió y el Athletic cogió las riendas. Fue un partido difícil, competido e igualado, más de lo que el marcador reflejó al final.

Decía Sergio González en rueda de prensa que era un partido para ganarlo y para lanzarse al ataque. El planteamiento táctico presumía más control de balón, con Abraham cerca del doble pivote y Sergio aguantando la posesión arriba. El Espanyol salió con un 4-2-3-1 y colocó a Stuani y a Lucas pegados a las bandas. Lejos de buscar la posesión, controlar el partido y asociarse hasta encontrar a Sergio o a Stuani, el técnico tiró de hemeroteca y cerró líneas, colocó a Stuani de extremo y a Abraham en un trivote práctico. El Espanyol volvió a parecerse al de Javier Aguirre y no al de Sergio González. El Espanyol salió a buscar el empate a cero y volvió a consagrarse a la figura de su capitán, hoy anulado y desaparecido. El Espanyol jugó como hace un año, solo que con resultados diferentes.

El Athletic ganaba al descanso 2-0 gracias a Aritz Aduriz. El primer gol llegó en un córner que colgó Susaeta y remató solo el delantero: los jugadores del Athletic bloquearon a Fuentes, y fue el vacío que creó esta situación lo que facilitó las cosas a Aduriz. El Athletic repitió este planteamiento en varias ocasiones más. El segundo gol fue una obra de arte. Un balón en largo desde atrás que Aduriz luchó con Álvaro, pero que el delantero no peinó, sinó que se impuso lo suficiente como para controlar la bola con el pecho y girarse en el aire. Esto le dió una ventaja de medio metro que explotó a la carrera. Luego arrastró a los centrales hacia la frontal del área y regaló un balón de oro a Borja Viguera que, aprovechando el espacio generado por Aduriz, marcó en un mano a mano con Kiko Casilla. Aduriz se vistió de Laudrup y mató el partido.

Los esquemas del Espanyol

Sergio intentó corregir la situación al descanso haciendo dos cambios. Salva Sevilla entró por Abraham, que estuvo igual de desaparecido que siempre, y Caicedo por Lucas Vázquez. El gallego peleó, corrió y ayudó a un Fuentes que se vio desbordado. En ataque no aportó, y el técnico lo sacrificó en favor de un delantero corpulento. Era la primera vez que el Espanyol juntaba en el campo a sus tres delanteros. El esquema varió a un 4-4-2 en rombo, con Sergio García detrás de Stuani y Caicedo. Víctor y Salva Sevilla quedaron como volantes y Cañas intentaba aguantarlo todo atrás. Este 4-4-2 variaba, a efectos prácticos, a un 4-3-3 atípico, sin extremos. La única petición de Sergio en el mercado de verano eran dos extremos. Perarnau le trajo a Lucas Vázquez, Paco Monteñés (hoy, baja por lesión) y a Salva Sevilla, que podía reciclarse como extremo en casos extremos. Hoy, en un caso extremo, Sergio atacó sin extremos, renunciando a sus ideales, en favor del pelotazo, algo muy visto por la afición blanquiazul.

 

La nota positiva

Salva Sevilla jugó muy bien: generó peligro y asistió a Víctor Sánchez. Han sido sus mejores minutos de blanquiazul, que le han venido de perlas para reintroducirse en la dinámica del equipo. El andaluz corría el riesgo de quedar fuera de las convocatorias y del equipo; acumulaba 15 minutos en los últimos tres partidos y sólo ha demostrado su calidad en ocasiones muy puntuales. A sus 31 años ha perdido la frescura y el físico de antaño. Lo que no ha perdido es la calidad y hoy ha dejado un par de destellos muy interesantes. El equipo necesita su regularidad y necesita su aportación ofensiva.

El otro jugador perico que ha destacado en la nueva Catedral ha sido Víctor Sánchez. Además de marcar el gol del honor ha peleado hasta el último minuto. La situación no ayudaba y los caños de Muniaín (que hizo cuatro en la segunda parte), tampoco. Pero el de Vic no perdió los papeles en ningún momento y siguió corriendo con el marcador y la grada en su contra. Remó contracorriente, peleó y obtuvo su recompensa en forma de gol. "Ellos nos han ganado en intensidad y en querer jugar al fútbol", decía después del partido al reportero del canal de pago que retransmitía el partido. Víctor ya ejerce de capitán sin serlo, dentro y fuera del campo.

No hubo épica

El gol llegó demasiado tarde como para repetir la épica de hace tres temporadas. Entonces, Pochettino aún no había emigrado a Inglaterra y Bielsa se enfadaba en rueda de prensa. El Athletic ganaba 3-2 y Juan Ángel Albín, aquél uruguayo que llegó del Getafe con el cartel de crack, empató en el minuto 92. Pero eso fue hace tres temporadas y ninguno de los que marcaron en aquel partido continúa en el Espanyol. La actitud tampoco ha sido la misma, y el golazo de Iturraspe enterró los pocos ánimos revanchistas que quedaban en el Espanyol. El tercer cambio del Espanyol fue Arbilla, que entró por Javi López en el minuto 65 y mejoró al de Osuna. Sergio ha ido dando entrada a Arbilla en el equipo poco a poco, después de que su autoexpulsión en Almería lo condenase al banquillo (casi) para siempre. Ahora no sería descabellado ver a Arbilla de inicio en el once la próxima jornada. La mala actuación de Fuentes le abre las puertas.

El Espanyol se llevó un castigo demasiado duro en un partido que el Athletic compitió mejor y supo resolver con tres zarpazos. El resultado es, junto al 3-1 en Valencia, la peor derrota de la era Sergio González. En el horizonte esperan el Levante y el Barcelona. Son los dos equipos que separan a Sergio González de comerse los turrones vestido de blanquiazul.

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Sobre el autor
Santiago José Sánchez
Estudio Periodismo y Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Informo para la Cadena SER en Tarragona. En VAVEL escribo sobre el RCD Espanyol. Twitter: @santisanchez94