Sin ningún miedo saltó el Espanyol al Camp Nou. Sergio apostó nuevamente por un 4-2-3-1 con Eric como principal novedad en la zaga defensiva. Sergio García quedó liberado en la mediapunta escorado por el doble pivote Cañas-Victor y Caicedo arriba. Enfrente, un Barcelona que había creado dudas en su último partido en Valencia y que repitió la misma alineación para tratar de cambiar la dinámica en el derbi.

Planteamiento excelente

La primera parte del Espanyol fue brillante. Tácticamente el equipo no se rompió y mantuvo la solidez defensiva en todas las posesiones del Barça. Achicaron espacios y dejaron que el juego fluyese por las bandas, provocando que Suárez y Neymar topasen constantemente con el muro cuando reculaban hacia el medio. Con un Eric estelar, el resto de compañeros se hicieron fuertes y anularon los ataques culés que derivaron en constantes basculaciones lejos del área. El rigor táctico permitió mantener la competitividad durante los primeros minutos y aprovechar las contras que se generaban. Sergio García o Caicedo recibían de cara, fijaban los marcadores y creaban espacios a las espaldas de los defensas del Barça para que Lucas Vazquez y Salva Sevilla entrasen de segunda línea libres de marca y pudiendo encarar portería con superioridad numérica.

Sergio García ataca de nuevo

En el minuto 12, una recuperación -con falta- de Sergio García derivó en la sorpresa de la tarde. El robo de balón del capitán sobre Busquets cogió en horas bajas a la defensa del Barça que se encontró en un dos contra dos a escasos metros de la portería de Bravo. Caicedo se llevó a Mascherano para que Sergio García ganara metros hasta encontrase con Piqué en la frontal del área. Con un cambio de ritmo se deshizo del central y disparó raso, haciendo inútil la estirada de Claudio Bravo.

Se hizo notar el mazazo perico en can Barça. Los culés aprovecharon tímidas posesiones para lanzar balones al espacio que no encontraron rematador o fueron desviados por los zagueros del Espanyol. En el minuto 41, otra contra muy bien ejecutada plantó a Victor Sánchez en la frontal después de aprovechar el espacio generado, otra vez, por Sergio García, a las espaldas de Piqué y Mascherano. El último control del mediocentro fue demasiado largo y Claudio Bravo pudo despejar el balón.

Messi, un factor incontrolable

Llegó la tormenta después de la calma. Ya se presentía la victoria blanquiazul al descanso cuando Messi recogió un balón en la frontal, se la adelantó lo justo para mandar una rosca imparable -como casi siempre- al palo largo de Kiko Casilla. Minuto 45 y empató el Barça. Gol psicológico que mandaba al traste todo el trabajo anterior y que fue una puñalada a los jugadores pericos.

Dicho y hecho, fue salir a disputar los segundos 45 minutos y el Espanyol parecía otro equipo. Mucho tuvo que ver Leo Messi que no tardó ni 5 minutos en remontar el partido con una jugada individual con caño incluido y batiendo a Casilla con la derecha. A partir de ese instante el encuentro se convirtió en un monólogo para el Barça que se dedicó a gustarse en los minutos restantes.

Piqué de córner, tras el único fallo de Eric en el partido, anotó el tercero al rematar libre de marca el balón de Rakitic en el minuto 52. Pedro, desde la frontal, remató definitivamente al Espanyol con el cuarto gol en el minuto 76. Finalmente, al término del encuentro, el extremo canario se fabricó una jugada por la banda derecha para servir en boca de gol a Messi, que consiguió a placer, el tercer gol en su cuenta propia y el quinto de su equipo. Además, el argentino pasa a ser el máximo goleador del derbi de Barcelona con 12 tantos.

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