En el minuto 9 marcó Aduriz para el Athletic. Esto decidió la eliminatoria porque el Espanyol aún no había salido del vestuario ni salió hasta la segunda mitad. Demasiado tarde para remontar un partido en el que partía con ventaja, porque los goles fuera valen doble y eso le permitía salir al campo con más tranquilidad. Tranquilidad, que no pasividad: el equipo de Sergio González se cuadró en defensa durante diez minutos, pero cuando marcó el Athletic se deshizo y no hubo manera de reponerse, ni por activa ni por pasiva. 

El planteamiento del Athletic

El Athletic dibujó un 4-2-3-1, con Aduriz solo arriba y una línea de tres volantes, que tendría que acompañarle en ataque, formada por Muniain, De Marcos y Williams, que tiene ficha en el filial pero juega en el primer equipo. Los tres mediapuntas son canteranos, igual que los centrales, los laterales y el portero. La sorpresa en la alineación del Athletic vino en el doble pivote: San José y Mikel Rico. No es sorprendente porque no jueguen habitualmente, sino porque San José jugó en el medio y Beñat fue suplente. Este planteamiento permitió al Athletic desbaratar todo el arsenal ofensivo y asociativo del Espanyol. 

Decía Valverde en rueda de prensa que los más destacados fueron los centrales y los centrocampistas. Sobre el césped no hubo distinción entre las posiciones: Mikel Rico se incrustaba entre los centrales para sacar el balón y San José y Etxeita atacaban por alto en los córners y balones colgados, que venían por la derecha casi siempre y colgados por Iraola. Y el Athletic atacó por la derecha porque la izquierda del Espanyol hizo aguas; Fuentes defendió pero no atacó y la aportación de Víctor Álvarez, tanto en defensa como en ataque, fue nula. 

El planteamiento del Espanyol

El planteamiento del Espanyol fue el mismo que se venía repitiendo en las pasadas jornadas: un 4-4-2 con un doble lateral izquierdo, formado esta vez por Víctor Álvarez y Juan Fuentes. Sergio dejó en el banquillo a Rubén Duarte, que juega en el filial y es el titular en los partidos grandes. Pero contra el Athletic estuvo en el banquillo y jugó Fuentes, que es el suplente. Por la derecha jugaron Arbilla y Lucas Vázquez y Caicedo salió desde el banquillo en la segunda parte porque la delantera titular estaba formada por Sergio García y por Christian Stuani. 

El Espanyol no tiró la toalla en ningún momento pero fue inferior en todo momento. Lo que pasó es que el planteamiento no funcionó y las variantes tácticas que metió el entrenador tampoco: quitó a un hombre de banda para meter a Salva Sevilla, que se movió bien entre líneas y que generó peligro, pero no fue suficiente. Esto, sumado a la entrada de Caicedo en la segunda parte, provocó que el Espanyol pasase a un 4-3-3: Cañas, Víctor Sánchez y Salva Sevilla formaron en el centro y arriba se juntaron Caicedo, Stuani y Sergio, es decir, toda la artillería. Además, los laterales atacaban más y se sumaban más al ataque, como carrileros. No funcionó porque no marcaron gol. 

Decía Sergio González en rueda de prensa que el gol del Athletic le trastocó los planes, que la renta que traían le parecía más de lo que era y que no se merecían acabar tan pronto, refiriéndose al 0-2 del Athletic en el minuto 42. Esos fueron los tres puntos que destacó en rueda de prensa, y también las tres claves que explican el partido, más allá del acierto del Athletic y de la veteranía en este tipo de competiciones: los jugadores del Athletic, más experimentados, manejaron mejor la presión del encuentro y el balance defensa-ataque. 

El partido no lo perdió el Espanyol, lo ganó el Athletic, que intentará ganar un título 31 años después. Y Valverde intentará desquitarse de la semifinal de copa perdida contra el Betis. En rueda de prensa dijo que le daba igual dónde jugar la final porque el Athletic iba a movilizar a más afición. "Cuanto más grande, más gente entra". La final la jugarán los once futbolistas del Athletic y la afición, que siempre es importante cuando se juega en terreno neutral. Quien no la jugará es De Marcos, que vio amarilla, y está por ver si la jugará Iago Herrerín, portero en copa, que se lesionó solo y que permitió a la afición del Espanyol reencontrarse con Gorka Iraizoz, que defendió los tres palos blanquiazules durante varias temporadas.  

El rendimiento de los jugadores del Espanyol fue inferior al que han mostrado en el conjunto de la copa. Quizás es por la presión de la situación o por la inexperiencia en este tipo de partidos. El rendimiento fue inferior, pero el coraje fue el mismo o más: el Espanyol atacó hasta el último minuto y desplegó su mejor fútbol en el intervalo que va del minuto 24 al 36 de la primera parte. Y ese esfuerzo hasta el final lo apreciaron los pocos aficionados que quedaron en el campo al final del partido. Pero el Power-8 vivió su mejor entrada de la temporada y la mejor en muchos años. Sergio González valoró este aspecto en rueda de prensa: "lo importante es que el equipo se ha reencontrado con su afición". Y ese es el gran triunfo de esta copa: haber devuelto la ilusión a una afición poco acostumbrada al triunfo.