El Espanyol llegaba a Balaídos con una única idea en mente, la victoria para poder optar a la séptima plaza y conseguir una posible participación en la Europa League. Los de Sergio González jugaron poco y apostaron por como de entonado estuviera su capitán, Sergio García, apuesta que comenzó fuerte pero que finalmente no sirvió para nada.

Enfrente se encontraba el Celta, jugaba en casa y además con el aliciente de querer despedir de la mejor forma posible a dos ídolos como son Borja Oubiña y Krohn-Delhi. Efectivamente, no pudieron tener mejor despedida y disfrutaron del juego que sacó a relucir el equipo vigués.

Esperítu combativo

Comenzó el encuentro y el Espanyol concedió el balón al conjunto celtiña. Los primeros 20 minutos fueron de absoluto control celeste y los de Sergio González buscaban hacer daño en alguna de las contras. Sin embargo, no lo conseguían e incluso el Celta fue quien tuvo la opción de hacer el primero del partido pero se toparon con el guardameta blanquiazul, Kiko Casilla, en todas las ocasiones.

Cuando menos posible parecía el tanto perico, en una jugada aislada y producida por una contra en la que se produjeron varios desajustes de la zaga del Celta, Sergio García, se plantaría solo ante Sergio Álvarez y este en su salida lo arrolla provocando su expulsión y el penalti que el propio capitán del Espanyol se encargaría de lanzar y materializar. Larrivey fue el sacrificado en las filas del Celta.

Todo parecía ponerse de cara para el Espanyol, con ventaja en el marcador y en superioridad númerica los jugadores blanquiazules se confiaron y relajaron. Al contrario, el Celta en vez de hundirse, reaccionó y de la mejor manera posible: el conjunto vigués se lanzó al ataque hasta que conseguiría su premio antes del descanso, con el tanto de Hugo Mallo de cabeza en el minuto 38 después de que Kiko Casilla consiguiera rechazar en un primer momento otro disparo.

Errores defensivos y falta de acierto ante la portería rival

Comenzó la sengunda parte y el Espanyol continuó con el mismo papel y con los mismos jugadores en el terreno de juego. El Celta por su parte, se vió obligado a hacer el primer cambio después de un fuerte golpe, tras un choque con Kiko Casilla, que se llevó Santi Mina en la cabeza. Entraría Borja Fernández quien hizo unos 45 minutos muy buenos para su equipo.

A los cinco minutos, Stuani volvió a adelantar al equipo periquito con un golazo de vaselina perfecto después de un gran pase de un enorme Sergio García que hasta el momento estaba siendo el mejor jugador en las filas del Espanyol. Sin embargo, poco les duraría la alegría a los de Sergio González. Un desajuste defensivo después de un rechaze de Casilla, acabaría habilitando a Cabral que remataría de cabeza para introducir el balón en la portería del guardameta blanquiazul.

El Espanyol lo intentó pero ni tuvo suerte ni la zaga perica tenía su mejor día. Cuando se cantaba el tercero del Espanyol tras un cabezazo de Héctor Moreno que se iría al larguero, el Celta armó una contra llevada a la perfección, rápida y letal. Después de varios pases al primer toque para sacar el balón controlado del área celtiña, le llegaría en banda derecha el esférico a Orellana quien vio la llegada de Nolito por la izquierda y después un cambio de orientación perfecto este la controló, quebró y posteriormente la puso donde quiso, a la escuadra para darle la vuelta al marcador. Golazo.

El Espanyol parecía ya verse con el partido totalmente perdido y no hubo más que hacer. Los jugadores pericos intentaban acercarse a la portería rival pero no tuvieron las mejores ocasiones, solo una última en el minuto 90 de Sergio García pero que tampoco entró. El conjunto periquito se vió superado por un Celta que aprovechó la fragilidad defensiva, al contrario que los primeros que no supieron aprovechar la superioridad númerica que tenían desde los primeros de la primera parte.

La escuadra blanquiazul se queda finalmente en décima posición con 49 puntos y da por cerrada una temporada con muchos altos y bajos de la peor forma posible, con una derrota.