Tres de tres. El Espanyol suma los partidos de pretemporada por victorias. El segundo y último partido en tierras austríacas ha servido al conjunto catalán para llevarse la Betsafe Cup y alargar el momento dulce que vive el equipo de Sergio González. Ante el Kasimpasa turco, han sido los extremos los que han tomado las riendas con su desequilibrio y gol. Primero Burgui y luego Víctor Álvarez han sido los artífices de una remontada que también ha permitido ver detalles de calidad de varios canteranos.

Mucha intensidad, poca diversión

Los primeros minutos pasaron sin pena ni gloria. Las ganas de convencer al técnico eran evidentes: sprints para recuperar balones, duelos cuerpo a cuerpo y alguna patadita sin demasiado cariño. Las ocasiones llegaban en cuentagotas y solo los destellos de calidad de futbolistas como Hernán Pérez animaban el partido. El paraguayo fue, junto con Burgui, el futbolista más activo. No se acobardaba en los regates y demostró un despliegue físico envidiable, tanto para defender como para marcarse una veloz cabalgada.

Cambio radical

Cerca de la medio hora de juego, los futbolistas hicieron un tiempo muerto para refrescarse. El agua milagrosa le fue de muerte a los turcos, quienes se adelantaron en el electrónico. Donk, un central de más de metro noventa, cruzó todo el campo con toda su fuerza bruta para abrir un balón a banda que Aydin remató al fondo de las mallas.

El gol no gustó demasiado a Burgui y pronto él mismo lo solucionó. El futbolista extremeño controló un balón en la frontal, lo colocó en su pierna izquierda y sacó un latigazo que Isaksson apenas pudo oler. Con Caicedo solo y poco activo, el fútbol fluía por las bandas en el conjunto de Sergio González. Especialmente destacable fue la actuación de Rober, quien se mostró muy seguro en el lateral derecho y protagonizó más de un buen centro. Se entendió muy bien con Hernán Pérez y demostró mucha madurez.

Más control en la segunda parte

Sergio González cambió prácticamente todo el equipo en la segunda mitad y la cosa fue mejor. Víctor Sánchez dio un plus de equilibrio en la medular que permitió al conjunto blanquiazul controlar más el partido. Junto con un inspirado Víctor Álvarez, ambos jugadores cargaron con el equipo a sus espaldas. Un buen centro del mismo interior izquierdo llegó a la cabeza de Mamadou, poniendo en apuros al portero Isaksson. A la siguiente jugada llegó el gol obra de los dos capos del encuentro. Víctor Sánchez ponía un balón perfecto para Víctor Álvarez, quien remataba a placer y confirmaba la superioridad blanquiazul.

Un gol anulado a falta de diez minutos para el final fue el único susto que se llevaron los pericos en lo que restaba de encuentro. Con esta victoria y la imagen del equipo, la minoría puede estar satisfecha con el rendimiento de los nuevos. El Espanyol ya ha dejado su huella en Austria y ahora hará las maletas y pondrá rumbo a su próximo destino. En Italia le espera el US Avellino, un equipo de la Serie B.