Los enfrentamientos entre el Espanyol y el Valencia ya pueden considerarse una especie de derbi. No hay nada que los desuna, y mucho menos que los una, pero la tensión se palpa en el ambiente. Como no podía ser de otra forma sus respectivos filiales también se ven afectados, aunque en menor medida, a esta agresividad encubierta que desatan los choques entre catalanes y valencianos.

El Espanyol B llegaba a la cita tras caer contra el Atlético Baleares en Mallorca. La derrota no había afectado al conjunto espanyolista ya que el filial se quita la máscara de porcelana para ponerse una de cuero desgastado: la de estar por casa. La visita del Valencia Mestalla era la primera prueba del nivel del Espanyol B, pues todos los rivales anteriores de los periquitos aspiran a acabar en lo alto de la tabla.

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El Mestalla sorprendió nada más tener la primer posesión. Los jugadores taronjas se adueñaron del esférico y obligaron a los periquitos a correr como liebres detrás de ellos. Nacho Gil y Villalba se exhibieron al tener espacios para correr y provocaron que Marc Roca y Álex Serrano tuvieran que cortar balones y no iniciar los ataques espanyolistas.

Para suerte del Espanyol B tener la posesión no siempre es sinónimo de ganar. La socorrida táctica de los balones largos hizo que Marc Gual, que fue menos a más, abriera espacios para que Dalmau, que no tuvo demasiadas ocasiones, los aprovechara. El propio Gual, desesperado al no entornarse con el balón en los pies, se revolvió dentro del área tras un córner para enganchar una volea. El balón se estrelló en el cuerpo de un jugador valencianista y quedó muerto en el área pequeña para que Lluís López llegara en carrera para chutar raso y con fuerza. El gol del central reforzó la moral de unos espanyolistas que no daban a basto para cortar el juego blanquinegro.

La fortuna, sin embargo, tampoco quiso darle la espalda del todo al Valencia Mestalla. El filial valencianista se topó repetidas veces con un Andrés Prieto de monumento; pero el guardameta alicantino, aunque poco, también falla. Lo intentó disimular enseñando las palmas con gesto de incredulidad pero el colegiado no hizo caso de su cara lastimera y señaló, acertadamente, un penalti clamoroso después de que Andrés se tirara encima de un atacante visitante. Nacho Gil no perdonó y puso el empate definitivo.

En la segunda parte Marc Roca no es que entrara más en juego, si no que directamente entró. El canterano cogió los mandos del Espanyol B y comenzó a imaginar pases arriesgados que los valencianistas cortaron siempre que pudieron. Dalmau pudo poner por delante al Espanyol B con un testarazo que se marchó fuera y Gual también tuvo su oportunidad antes de ser sustituido.

Ya al final del encuentro Aarón fue expulsado, de forma bastante rigurosa, por doble amarilla. El campeón de Europa sub'19 metió la pierna en una acción por la banda y su colega valencianista se dejó caer como si fuera un mandatario cubano. En inferioridad numérica el Espanyol B sufrió durante cinco minutos pero el destino no quiso perjudicar más al filial espanyolista. Se conformó con dejar a la defensa periquita en cuadro.