La semana para Huracán Valencia y su afición había sido complicada. Muchos rumores y certezas sobre el estado económico y sobre el futuro del club abarcaban los periódicos y medios de comunicación valencianos. La inestabilidad parecía reinar en el equipo y más aún ante el amago de dimisión que había hecho el torrentino Toni Seligrat la pasada semana. Ante dicha situación, el aficionado que asistía a San Gregorio se podía temer lo peor, pero la profesionalidad de sus futbolistas y el amor al balompié ocasionó que los rojiblancos firmasen un partido que sorprendiese a todos. Comenzaron con más hambre que nunca y con el fútbol más vistoso que se había observado en Torrent en toda la prensente campaña. Balones largos con destino acertado que sobrepasaban líneas defensivas rivales y eran bajados a la perfección por los encargados de recibirlos; combinaciones rápidas y verticales en la frontal del área; y absoluta intensidad de los jugadores con el balón. La afición vibraba con lo que estaba sucediendo sobre el césped y las penas se olvidaban al ritmo trepidante que proponía Huracán Valencia.

No obstante, el partido no iba a ser tan sumamente maravilloso para los locales. El filial del Espanyol comenzó a asentarse en el terreno de juego y a conseguir el protagonismo con el balón. Piano - piano los catalanes avanzaban con el cuero hacia la portería de Paco  y conseguían el control del partido. La defensa valenciana lograba frenar estas ofensivas con un lema en sus cabezas que parecía ser bien nítido: "O pasa el balón o lo hace el futbolista". De esa manera comenzaron a producirse faltas peligrosas en la frontal del área que significaron los primeros envíos al arco local. Esto pareció intimidar a los de Seligrat que empezaron a diluirse sobre el caucho y ha mostrar la imagen gris de otros partidos, la cual generaba a la hinchada una aguda depresión al verse de nuevo ante la mediocridad que habían estado presenciado toda la temporada. La primera media hora parecía haber sido un espejismo y Huracán comenzó a dar una mala imagen con fallos individuales que pudieron acabar en gol.

Pero cuando todo hombre allí presente pudo pensar que el partido iba a acabar decantándose para el equipo visitante, el conjunto de Toni Hernández respondió al más estilo Rocky Balboa comenzando a asfixiar a su rival aplicándole un golpe tras otro hasta que la lesión de Cubillas y el pitido del árbitro dieron un tiempo muerto.

Huracán Valencia pareció tomarse un descanso de media hora dada su ausencia sobre el campo hasta bien entrada la primera hora de partido. Fueron minutos donde el Espanyol B ofreció su mejor versión en ataque y pudo dar un flechazo mortal a Huracán. Pero los tres palos que limitan la meta y el veterano Paco, lo evitaron.  Fue a partir del minuto 70 y con la entrada de Aridai Cabrera, cuando Huracán parecía despertar y volver a brillar como lo había hecho en algunas fases de la primera mitad. La frescura del canario fueron determinantes para crear peligro por la banda derecha catalana, dadas sus internadas por la frontal del área y sus continuos desmarques. Pero fue Andrés permaneciéndose firme y seguro como en la primera parte, quién consiguió firmar el empate para su equipo con maravillosas estiradas que frenaban balones cargados de peligro como el de Juli en el minuto 75. Ya que el equipo blanquiazul se encontró asfixiado por los ataques frontales y laterales que producía de manera constante el equipo valenciano en los minutos del partido.

Deivid fue el mejor del encuentro

Deivid fue el jugador más destacado del encuentro. Parece que encontró la confianza de Seligrat y está gozando de minutos y haciendo gozar con cada uno de ellos a su afición. En la pasada jornada contra Pobla de Mafumet ya logró marcar un gol y en está ocasión las tuvo para volver a anotar, pero no consiguió hacerlo. Aún así, produjo un recital de recuperaciones, combinaciones, regates y movimientos muy vistosos e inteligentes, demostrando al entrenador que había hecho bien depositando confianza en él, y ganándose una ovación cerrada de todo el estadio.

El partido acabó en empate a cero dejando un agradable sabor de boca al Espanyol B que puntuaba en un campo complicado y contra un rival que aspira a posiciones altas en la tabla, y para Huracán no dejaba un sabor tan agridulce como otros anteriores por un buen juego mostrado pero dejaba en las entrañas de los rojiblancos un sentimiento de rabia y tristeza al caer ya en una abultada reiteración de empates.

Seligrat presenta su dimisión

Motivo suficiente el resultado que se sumaba a una larga lista de empates, además de los retrasos en los pagos, para que Toni Seligrat presentase su dimisión al final de partido. Algo que directiva y jugadores frenaron el pasado fin de semana, pero qué ante el enésimo punto solitario que llegaba al casillero, nadie pudo evitar.
 

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