El Espanyol llegaba a Balaídos habiendo sembrado muchas dudas en los partidos anteriores. Entre los jugadores, varios eran los señalados de la afición y Sergio apostó por una alineación que en vísperas del encuentro ya se intuía diferente. El dandy sentó a Marco Asensio y dio entrada a Gerard Moreno. Pasó a un 4-4-2 para que Caicedo pudiera aprovechar la movilidad del ex del Villarreal ante una defensa viguesa de circunstancias. En el eje también entró Raíllo en sustitución del sancionado Roco.

Cómodos sin balón

Los primeros minutos estuvieron marcados por la intensidad aunque esta no iba acompañada de ocasiones. El Celta dominaba la posesión y el Espanyol se encontraba cómodo. El bloque espanyolista estuvo bien a nivel defensivo y buena prueba de ello fue la primera ocasión destacable del encuentro: los celestes no dispararon hasta que se cumplió la media hora de juego.

Poco a poco los pericos iban intensificando la presión y adelantando las líneas. Fruto de ello llegaron los mejores minutos del conjunto blanquiazul. Una recuperación de Fuentes en la medular dio pie a una ocasión donde Víctor Álvarez estuvo a punto de adelantar a los visitantes en el marcador. Acto seguido, Álvaro también puso a prueba al portero Sergio, quien detuvo su remate de cabeza a la salida de un córner.

Mazazo gallego en el peor momento

El Espanyol se encontraba en su mejor momento cuando los locales dieron el primer zarpazo del partido. Todo empezó tras una pérdida de balón en el medio, esta vez de Víctor Sánchez en favor de Iago Aspas. El delantero de Moaña interceptó un pase, encaró a Álvaro, se zafó de él y batió con una gran vaselina desde la frontal tras ver a Pau López ligeramente adelantado. Era el minuto 42, aunque el Celta tendría tiempo para generar otra ocasión. Esta vez fue Bongonda, quien batió al meta blanquiazul tras un rechace. El árbitro anuló el tanto aunque de forma incorrecta e impidió que los locales se fueran con una ventaja de dos goles en la media parte.

Se juega mejor con diez

Tras la reanudación, Pablo Hernández vio la segunda amarilla. Lejos de lo que supone una expulsión, el equipo de Berizzo tiró de casta y puso en apuros al Espanyol. Dando la razón al mítico Helenio Herrera, el Celta mandó dos balones al palo en apenas diez minutos y estuvo muy cerca de sentenciar el partido.

En varias jugadas el conjunto blanquiazul volvió a dejar al descubierto los problemas que tiene en la zona de creación. Varias pérdidas de balón en la defensa y el medio dieron pie a varias contras que los gallegos no supieron aprovechar.

Burgui, el más activo

Al final del partido Sergio jugó con un 4-1-4-1 y con toda la artillería pesada. Asensio y Burgui salieron en la segunda parte y fue en los últimos 15 minutos donde el Espanyol apretó un poco más a los locales. Junto con Moreno, Mamadou y Hernán, los de arriba se buscaron pero no supieron finalizar. Burgui fue el más activo de todos y se reivindicó a lo largo de los 35 minutos que estuvo sobre el verde, aunque su ímpetu fue insuficiente.

Raíllo tuvo la más clara a falta de cinco minutos pero un paradón de Sergio evitó el empate. Un partido más en que los pericos alargan su mala racha fuera de casa. Sergio y los suyos acumulan cuatro partidos sin puntuar lejos de Cornellà y los problemas siguen sin solucionarse. El partido ante Las Palmas va a ser vital para que el equipo vuelva a coger confianza y ponga fin a la sangría de malos resultados que hacen que la afición cuestione cada vez más al técnico y a varios jugadores.