El Espanyol ha vivido un 2015 convulso, con noticias que pueden cambiar el devenir de un club histórico. El conjunto periquito pudo llegar a la final de la Copa del Rey, pero no lo hizo; no pudo retener a su columna vertebral y Sergio González ha tenido que dejar el banquillo blanquiazul. La llegada de Rastar Group, una empresa china que pretende hacerse con el control del Espanyol, ha apaciguado unas aguas muy revueltas.

La Copa sin final

La Copa del Rey siempre ha sido un trofeo importante para la afición blanquiazul. Cada temporada los pericos tienen mucha ilusión puesta en hacer una buena Copa del Rey. Esta temporada, tras ganar fácilmente al Alavés, el cuadro de eliminatorias se presentaba muy complicado. En los octavos de final había que enfrentarse a un potente Valencia que venía con la moral en las nubes tras ganar al Real Madrid en Liga.

7 de enero. La ida se disputaba en Mestalla. Ese partido suponía el debut de un joven Rubén Duarte y la oportunidad de reivindicarse para algunos jugadores como Pau, Abraham o Víctor Álvarez. Tras un mal inicio, en el que el Valencia se adelantaba mediante un gol de Gayá, el equipo supo reponerse y planteó dificultades al conjunto de Nuno. Un gol de Stuani en el minuto 60 hacía creer en las posibilidades de ganar la eliminatoria, aunque un penalti a pocos minutos para el final daría alas a un Valencia que no mereció ganar. Era complicado remontar, pero no era imposible. El estadio, la semana siguiente, tenía que arder.

Foto: Perico Domínguez.
Foto: Perico Domínguez.

13 de enero. Vuelta de los octavos de final. El equipo tenía que ganar al Valencia para pasar. Sergio González vuelve a dar confianza a los jóvenes Pau y Duarte. Empieza partido. La afición aprieta y eso se ve reflejado en el césped. Sergio García consigue robar un balón cerca del área rival y Mustafi comete falta siendo el último hombre. Expulsado. El Espanyol tenía 77 minutos por delante con un jugador más. El equipo se soltó y empezó a llegar con insistencia a la meta contraria. Pero el gol no llegaba. Solo faltaba finalizar. La afición se empezaba a desesperar. El Valencia perdía tiempo. Minuto 78. El Espanyol goza de una buena oportunidad. Una falta lateral que centrará Salva Sevilla. Hasta seis blanquiazules dentro del área esperando el balón. El andaluz la pega suavemente y llega un todopoderoso Felipe Caicedo para mandar el balón al fondo de la red. 1-0. Quedaban 12 minutos de sufrimiento, pero el equipo consiguió hacerse con el balón y en una de las últimas jugadas del partido, Lucas Vázquez sentó a Orbán y cedió el esférico a Caicedo para que este certificara el pase de los blanquiazules a los cuartos de final.

Y como ya pasó en octavos, rival durísimo otra vez. En esta ocasión esperaba el Sevilla de Unai Emery, uno de los rivales más complicados a doble partido. Esta vez, la ida se celebraba en el Power8 Stadium. La afición, muy ilusionada tras haber ganado al Valencia, visualizaba una gran copa.

22 de enero. El equipo es recibido entre bengalas, banderas y aplausos en el estadio, una hora y media antes del partido. Todo está listo. El Sevilla da descanso a hombres importantes como Bacca y Krychowiak. Comienza el encuentro. La afición aprieta. Una internada de Anaitz Arbilla y Víctor Sánchez acaba con el balón en los pies de Felipe Caicedo, que se gira y con un tremendo trallazo envía el balón a la escuadra. Nada pudo hacer Sergio Rico. El Espanyol empezaba con buen pie su andadura por los cuartos de final. Ya en la segunda parte, unas manos de Arribas dentro del área suponían una clara ocasión para los blanquiazules de distanciar el marcador. El capitán Sergio García cogió galones y se encargó de transformarlo. 2-0. La afición enloquecía. Nadie se creía lo que estaba viendo. En medio de la euforia, llegaría el tercero. Una gran contra llevada por Sergio García y Lucas Vázquez, acabaría con el gol del extremo gallego. Cornellá vivía una noche mágica. El equipo tenía pie y medio en semifinales ante uno de los rivales más duros de roer. Cuando todo el pescado parecía vendido, un saque de banda de Aleix Vidal acabaría con un lío en el área pequeña de los locales. Tras varios intentos de rechazar el balón, éste cayó en pies de Carlos Bacca, que se encargó de mandar el balón a las mallas. 3-1 y final. El equipo hizo un grandísimo partido, pero el gol final metía el miedo en el cuerpo, pues quedaba aún visitar el Sánchez Pizjuán. Y, como ya se sabe, allí puede pasar de todo.

Foto: Perico Domínguez.
Foto: Perico Domínguez.

29 de enero. El Sánchez Pizjuán lleno. 45.000 gargantas dando aliento al equipo sevillano. Esta vez, Emery no reservaba a nadie. Bacca, Gameiro y Deulofeu en ataque para intentar la remontada. Sergio seguía confiando en los jóvenes como Pau y Duarte. Todo estaba listo para la batalla. Minuto 2 de partido. Arbilla silencia el Sánchez Pizjuán estrellando el balón en la mismísima cruceta. El Espanyol tuvo en sus pies la sentencia. Pero a partir de aquí, el Sevilla empezó a llegar peligrosamente a la portería de Pau. Aun así, el portero catalán respondió bien y sacó todos los balones que le iban llegando. Al final de la primera mitad, 0-0. Los blanquiazules salían vivos de los primeros 45 minutos en el infierno. En la segunda parte, Emery acabó de poner toda la carne en el asador: Aleix Vidal, Banega y Diogo entraban por tres de los defensas. El Sevilla al ataque. Sin embargo, el Espanyol aguantó bien hasta el minuto 88, cuando Diogo remató a puerta un balón desde fuera del área que se coló por la escuadra de Pau. Quedaban pocos minutos pero el Sevilla apretaría mucho. El equipo, liderado por Sergio García y Lucas Vázquez, supo aguantar muy bien la presión y certificó el pase a semifinales. En la siguiente ronda, esperaba otro gran rival. Uno de los más históricos del torneo del KO. El Athletic Club de Bilbao.

11 de febrero. El equipo, aun teniendo muchísimas bajas (Álvaro, Cañas y Víctor Sánchez tocado), se presentaba en San Mamés con la moral por las nubes. La buena dinámica en la Copa del Rey se había trasladado también a la Liga, en la que el equipo sumó muchos puntos. Con la baja de Cañas, hasta el momento indiscutible para Sergio, el míster decidió probar a Javi López en la posición de pivote defensivo. Todo un experimento. Pero en el minuto 11 de partido, el veteranísimo delantero del Athletic Aritz Aduriz mandaba el balón a las mallas con una preciosa vaselina a Pau. La eliminatoria se complicaba, pero a partir de ahí, el Espanyol se empezó a sentir más cómodo. Y tras un mal rechace de la zaga del Athletic, Víctor Sánchez se sacó un golpeo exquisito desde la frontal para callar San Mamés y poner el empate en el marcador. Golazo que suponía un cambio de tendencia del partido. En la segunda mitad, el capitán blanquiazul, Sergio García, se liberó y sacó de quicio a toda la defensa del Athletic. El Espanyol tuvo varias opciones muy claras para ampliar el marcador, pero no fue posible. Todo pendiente de la vuelta en el Power8.

4 de marzo. Día histórico. El Espanyol puede volver a clasificarse para una gran final tras 8 años. Desde aquel 2007, en Glasgow, que el Espanyol no disputaba ninguna final. La afición se preparó para la ocasión. Una concentración de motos acompañó al equipo desde el hotel de concentración hasta el estadio. Allí, otra parte de la afición le esperaba con gritos, aplausos, banderas, bufandas y bengalas. A punto para un ambiente infernal. El estadio prácticamente lleno. 34.831 pericos en las gradas, saltando y cantando “Mi gran noche” de Raphael. Pero todo se empezó a torcer cuando en el minuto 13, otra vez Aritz Aduriz, volvía a poner por delante al Athletic. El Espanyol necesitaba dos goles para remontar, o uno para forzar la prórroga. Y en el intento de conseguir el gol rápidamente, el Athletic sentenció. Un cabezazo de Etxeita a la salida de un córner acababa con la ilusión de toda una afición que vivió con mucha ilusión toda la copa. En la segunda mitad, un tiro al palo de Caicedo y un buen remate de Víctor Sánchez dieron un poco de alas a los blanquiazules pero el marcador ya no se movería más.

Tras un largo y feliz viaje del Espanyol en esta Copa del Rey, el final de trayecto se anticipó una eliminatoria y, tristemente para la afición, el equipo no logró la tan deseada final ante el eterno rival, el FC Barcelona.

Adiós a los buenos

El presidente del Espanyol, Joan Collet, dijo en una rueda de prensa a finales de la temporada pasada que no desmontaría la columna vertebral del equipo pese a las dificultades económicas y que la plantilla de la próxima temporada sería tan competitiva como la que había entonces. El primer paso en falso que dio la dirección deportiva para apuntalar el proyecto deportivo fue el de ejecutar la opción de compra que tenían sobre Lucas Vázquez, que estaba cedido por el Real Madrid. Pero el cambio de entrenador en la Casa Blanca y la nueva orientación de la plantilla merengue acabaron con otra opción de recompra y con Lucas Vázquez volviendo a coger el puente aéreo, esta vez con dirección a la capital y de manera permanente.

Quien también tomó el mismo rumbo que Lucas Vázquez en dirección Madrid fue Kiko Casilla. El portero de Alcover se vio envuelto de manera inesperada en el lío de la portería blanca, entre la llegada y la no llegada de David De Gea que acabaría dejando a Keylor Navas como el héroe de la película. Casilla se marchó al Real Madrid a cumplir un sueño, tal y como afirmó en rueda de prensa, y dejó la portería blanquiazul en manos del otrora inexperto Pau López.

La grave lesión de Héctor Moreno durante el mundial de 2014 acabó propiciando cambios en la parcela defensiva del Espanyol, que acabo siendo la línia más mermada. Diego Colotto asumiría el rol de central titular junto con un recién llegado Álvaro, y el prometedor canterano Eric Bailly esperaría su oportunidad desde el banquillo. La situación cambió en enero de 2015, cuando Héctor Moreno se recuperó y el Villarreal vino a buscar a Bailly por cinco millones de euros, que acabaron directamente en las maltrechas arcas periquitas.

Uno de los principales temores del aficionado perico medio en cada mercado de pases era ver cómo algún club europeo se llevaba a Héctor Moreno lejos del Power8 Stadium. La pesadilla se hizo realidad  el pasado verano: el PSV Eindhoven pagó cinco millones de euros por el central, al que solo le quedaba un año de contrato con el Espanyol. La cifra resultó más baja de lo esperada y también sorprendió el destino final del mexicano: la rumorología llegó a situar al Inter y a otros clubes punteros como interesados en el futbolista.

Otro puntal defensivo que abandonó el club fue Diego Colotto, que era el tercer capitán del equipo. El veterano central argentino decidió no renovar con el club para emprender la que posiblemente sea su última aventura en el fútbol profesional antes de la retirada. Su destino fue el Pune City indio.

Foto: Perico Domínguez.
Foto: Perico Domínguez.

La afición del Espanyol ha visto desfilar por Cornellà-El Prat a la delantera más productiva de la historia reciente del club. Sergio García, Christian Stuani y Felipe Caicedo formaron un tridente muy efectivo en cuanto a tantos marcados y también en cuanto a influencia en el juego. Los minutos se los repartían así: Sergio García y Felipe Caicedo eran los delanteros titulares y Stuani salía desde el banquillo. Entre los tres sumaron 43 dianas, es decir, el 75% de los goles del Espanyol entre todas las competiciones salió de las botas (o de las cabezas) del trío de delanteros. 

De los 57 goles que marcó el Espanyol entre todas las competiciones, 35 los marcaron jugadores que abandonaron el club en verano

Solo Felipe Caicedo empezó la temporada 2015/16 como jugador del Espanyol. El Middlesbroug de Aitor Karanka se llevó a Christian Stuani al Championship, el segundo escalón del fútbol profesional inglés, con la esperanza de ascender a la Premier League. La transacción se cifró en cuatro millones de euros.

Pero la baja más dolorosa que ha sufrido el Espanyol en este año 2015 ha sido la de su capitán, Sergio García. El Espanyol ha perdido a su mejor jugador, al ídolo de la grada, al hombre capaz de cambiar el rumbo de un partido con un solo regate, al 9 que jugaba como un 10, al máximo goleador y al máximo asistente del equipo. Todo ello en un jugador con el 9 a la espalda. Sergio se sentía parte del Espanyol y el Espanyol sentía a Sergio como una parte esencialmente suya, pero las posibilidades económicas acabaron con la relación entre las dos partes, acabaron en una despedida entre lágrimas del capitán. El Al-Rayyan catarí fue su destino final, dejando un millón y medio de euros en las cuentas blanquiazules y un vació en el césped y en la grada muy difícil de llenar.

Rastar Group, oxígeno 'Made in China'

La noticia del año en clave espanyolista. Quizás, y solamente quizás, la noticia más importante en los 115 años de historia del Espanyol. El conjunto espanyolista necesitaba una inversión externa para poder sobrevivir y tras un largo tiempo de incertidumbre, de varios nombres de empresas y de absoluta pobreza la empresa china Rastar Group, una compañía juguetera de referencia en el continente asiático, ha dado un paso al frente.

Chen Yansheng, presidente de Rastar Group y uno de los hombres más ricos de China, ha decidido apostar fuerte por el Espanyol. Yansheng dice sentirse indentificado con una entidad centenaria como el conjunto espanyolista y está dispuesto a hacer una gran y progresiva inversión para transformar a un Espanyol famélico en un equipo gordo e internacional.

Foto: Pep Morata.
Foto: Pep Morata.

Todavía no se ha hecho efectivo y oficial el traspaso de poderes en el Espanyol. Yansheng aguarda impaciente a que Dani Sánchez-Llibre, antiguo presidente y máximo accionista del Espanyol, reúna todas las acciones posibles; de esta manera, el magnate chino se convertiría en el máximo accionista y propietario del Espanyol. 

El adiós a Sergio González

El entrenador llegó al primer equipo gracias a los buenos resultados conseguidos con el Espanyol B y empezó a dirigirlo desde la pasada campaña. Su debut en el banquillo fue en la primera jornada de Liga en el campo del Almería, un 23 de agosto de 2014, encuentro que concluyó con empate a uno. Pero, tras aportar a la afición la ilusión de poder llegar lejos en la Copa del Rey y de finalizar la temporada en puestos de tranquilidad – se puede afirmar que fueron unos logros satisfactorios - , el nuevo curso para Sergio González acabó en un adiós agridulce para el míster.

Empezó el primer partido de la temporada con una victoria frente al Getafe por 1-0 gracias a un tremendo gol de falta de Salva Sevilla, lo que convirtió al equipo en el primero en marcar y en ganar en la campaña 2015-2016, en principio, buenos augurios para el Espanyol. Pero la trayectoria fue decayendo. El primer gran desastre que marcó el resto de la historia fue la dolorosa derrota ante el Madrid ni más ni menos que en el Power8 Stadium, por 0-6. Este mal resultado se podría haber maquillado diciendo que los blancos tienen uno de los equipos más potentes de la Liga, cosa cierta, pero lo que más dolió no fue la derrota, sino como se perdió. Se comenzó a ver a un Espanyol apagado, sin ganas, cobarde. Una actitud que seguiría estando presente en los siguientes partidos.

Si se mira desde un punto más positivo, los resultados no eran excesivamente malos. Lo que preocupaba, como se ha mencionado antes, era el juego del equipo, que no conseguía hacer más de dos pases consecutivos y que se escondía atrás incluso cuando se tenía que conseguir la victoria. Así que el ambiente en la grada se fue enfriando, un estado que luego pasó a ser caliente, y no en el buen sentido. Se oían silbidos en casi cada partido con el fin de demostrar su descontento con las ideas del entrenador. Y no solo eso, las redes sociales también hacían su papel, y tras horribles partidos ante Sporting, Rayo Vallecano y Granada – rivales, en un principio, asequibles – ardieron con críticas al entrenador y con comentarios a favor de su dimisión y/o destitución.

Foto: Perico Domínguez.
Foto: Perico Domínguez.

Ya no servía el discurso de “es un equipo grande” o “los jugadores han hecho un gran trabajo en el campo” o incluso, “el gol tempranero nos ha afectado mucho”, y quién no se acuerda de las ruedas de prensa previas al partido con frases más o menos idénticas en cada una de ellas como “tenemos que dar un golpe sobre la mesa” o “este partido es para reivindicarnos”, pero al fin y al cabo, frases que no se ponían nunca en práctica.

Tras el empate ante el Levante y con el miedo a quedar eliminados de Copa, el míster fue sustituido por Galca. Un adiós agridulce, ya que Sergio sin duda ha dado grandes cosas al Espanyol tanto como entrenador como en sus tiempos de jugador y que no se podrán olvidar, pero ahora son logros que han sido de cierto modo, opacados por los últimos malos resultados del equipo. Ahora empieza la era Galca, en la cual la afición tiene puesta ilusión y esperanza.

El comienzo de la era Galca

Sergio González pasó de ser el hombre que tenía que hacer soñar a la gradería a un mal sueño. El de L’Hospitalet encajaba con las señas de identidad de la casa pero todo eso se fue a pique cuando el entrenador empezó a obtener malos resultados y el equipo quedo a tan solo a tres puntos del descenso. 

Constantin Galca, otro hombre de la casa, ha sido el sustituto de un Sergio González fulminado de buenas a primeras y sin previo aviso. El rumano llegó del Steaua de Bucarest con una gran temporada a sus espaldas ya que el pasado curso ganó el triplete de Rumanía.

Foto: Perico Domínguez
Foto: Perico Domínguez

La idea de juego de Galca ya se ha notado en los pocos partidos que ha podido disputar el Espanyol bajo sus órdenes. El principal cambio que se ha visto en los onces titulares ha sido puramente táctico. Primero de todo hay una mayor presencia de jugadores en los sectores laterales, sobre todo en fase ofensiva. El entrenador rumano ha eliminado a Víctor Álvarez de la banda izquierda y ha puesto a Burgui, un extremo mucho más ofensivo que el canterano.

Además, ha ido un paso más allá que su antecesor y ha conseguido juntar al tridente formado por Caicedo, Asensio y Gerard Moreno. El ecuatoriano, fijo durante toda la temporada, sigue siendo la referencia mientras que Asensio y Moreno han ido alternando sus posiciones para hacer más daño al rival. En defensa también se ha mejorado considerablemente ya que los centrales, la posición más señalada, han conseguido mostrarse más segura pues con Galca el Espanyol solamente ha encajado un gol, y en una acción de tiro libre con un tremendo latigazo desde lejos.

Todavía es muy temprano para ver qué futuro le espera a Galca en el Espanyol y al conjunto blanquiazul con el rumano. Eso sí, el técnico periquito ya ha dejado claro qué es lo que quiere: “Me gusta que mi equipo dé un buen trato al balón, sea intenso y agresivo, que desgaste al contrario y que no haya espacios entre líneas. Quiero cambiar la manera de jugar del equipo. Con un buen planteamiento ofensivo van a crecer en confianza y en rendimiento”. 

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