El choque entre Espanyol B y Badalona de la primera vuelta fue uno de los peores partidos que ha hecho el conjunto espanyolista esta temporada. Los escapulados inutilizaron todos los recursos periquitos y se acabaron llevando los tres puntos. La mejora espanyolista desde ese partido ha sido astronómica y ya desde el principio se vio a un filial periquito bien distinto.

El Badalona no se enteró de nada en los primeros compases del partido. El Espanyol B, con un once titular con bastante suplentes por las bajas, salió en estampida para solucionar el partido cuanto antes y asegurarse los tres puntos. 

Los jugadores periquitos hicieron lo que quisieron con los escapulados. Pibe trajo de cabeza a sus marcadores con regates extravagantes, Dalmau dejó ver su faceta más móvil y el colectivo se movió al antojo de Serrano y Marc Roca. No hubo demasiada suerte a la hora de ver puerta ya que Rufo comenzó un idilio con los palos que se fue contagiando a sus compañeros a lo largo del partido. 

A los pocos minutos de partido, y al enésimo slalom de Pibe, el futbolista colombiano encontró el momento de entregar la pelota, de forma muy suave, al borde del área para que Rufo, que llegaba desde atrás, batiera a Morales con un tiro raso.

Eugeni, el único con algo de luces en un Badalona en las tinieblas, pudo empatar el partido pero Ualoloca se interpuso entre el joven jugador escapulado y la portería. Lo que perdonó el Badalona no lo iba ha hacer el filial de la minoría. Con campo por delante la velocidad de Pibe se impuso para plantarse delante de Morales, regatearlo y definir con un disparo muy lento que entró llorando en la portería visitante. El primer gol del atacante colombiano en Segunda B dejaba al Badalona al borde del colapso a falta de pocos minutos para el final de la primera parte.

Todo parecía indicar que el Espanyol B iba a darse un festín a costa de un Badalona totalmente dormido. Dalmau se encontró, como ya hizo Rufo, con el larguero y a partir de ahí todo cambió. Los escapulados se encomendaron a su clavo ardiendo, a su fichaje estrella: Óscar Muñoz. El ariete, que no había tocado ninguna pelota en la primera mitad, se puso el mono de trabajo y en un momento logró hacer lo que parecía imposible.

El manido tópico futbolero que afirma que un gol mete a cualquier equipo en el partido volvió a demostrarse en la Dani Jarque. A base de centros el Badalona logró acercarse al Espanyol B hasta que el filial acabó pidiendo la hora. Óscar, que solamente hacía un día que defendía los colores escapulados, aprovechó su enorme envergadura para hacerse fuerte en el área pequeña y marcar dos goles para un empate que supo a victoria para los visitantes y a derrota para el Espanyol B.

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Sobre el autor
Héctor Farrés
periodismo. Siempre al lado del Espanyol. Muy en contra de la Liga española y sus desigualdades. Prefiero la Premier y el Aston Villa.