El partido de los ultimátums. Los valencianistas hacía 12 jornadas que no conocían la victoria en liga. Para los pericos eran siete. Neville y Galca se jugaban los tres puntos y su puesto.  Lo que algunos bautizaron como el partido del drama dio aire a unos y hundió a otros.

Cambios en la filosofía

Constantin Galca ya lo venía avisando a lo largo de la semana. Su propuesta  futbolística basada en una presión intensa y largas posesiones no cuajaba. Los puntos empezaban a ser vitales y el peligro del descenso asomaba. El entrenador rumano tiró todos los papeles que tenía encima la mesa y mandó unas consignas claras: concentración en defensa, balones largos y contraataques vertiginosos para sorprender a un rival lleno de peloteros.

Este fue el guion de la primera parte. La posesión, para los locales. Las ocasiones, para los visitantes. Los aficionados que llegaron tarde estuvieron a punto de perderse el primer tanto del encuentro. Robo en campo propio del Espanyol, pase largo, apertura a banda, centro y remate a quemarropa de Caicedo que salva Diego Alves, el héroe que resurgió como si no hubiera estado nunca lesionado. El guardameta brasileño fue el mejor jugador del partido y salvó los muebles al Valencia como en anteriores ocasiones lo había hecho su compañero Jaume.

Un córner para romper el hielo

La primera parte tuvo apenas acciones destacadas. Alves paró la más clara y Pau fue casi un mero espectador. El juego tampoco era demasiado vistoso y parecía que si tenía que subir un gol al marcador, vendría de una acción aislada. Y así fue. Al poco de empezar el segundo tiempo Diego Alves comete su único error y sale mal en un córner. Óscar Duarte remata solo anticipándose al portero y adelanta a los pericos. Mestalla se espera lo peor y los nervios se apoderan de la grada.

Con el partido de cara, el Espanyol cometió el error más grave del partido: encerrarse. A falta de más de medio hora para el pitido final, los pericos se atrincheraron en su área con la fe de aguantar lo que restaba de partido. Tuvieron otra ocasión para agrandar el marcador, aunque los últimos treinta minutos fueron de dominio che.

Cinco minutos para el olvido

El cambio de Caicedo por Víctor Sánchez hizo retroceder al conjunto blanquiazul, que en cinco minutos vio como le remontaban el partido. Primero Negredo, tras un enorme eslalon de Cancelo, remató un balón que le quedó franco en la frontal del área pequeña. A punto estuvo el Espanyol de adelantarse de nuevo y bajo el mismo método. Un córner que Óscar Duarte remataba solo se marchaba por poco. Luego el resto es historia. Cheryshev, uno de los más activos arriba remató en plancha un gran centro de Feghouli para sentenciar. Cinco minutos le bastaron al Valencia para remontar.

Galca, en la cuerda floja

Neville salvó el pellejo pero Galca camina sobre una fina y frágil capa de hielo. Su equipo se mostró valiente y no le perdió la cara al partido en ningún momento. Tan solo fueron cinco los minutos fatídicos que condenaron a los pericos y también a su técnico. El equipo blanquiazul acumula ya 8 partidos de liga sin conocer la victoria. Tras la derrota, en las próximas horas se verá si el consejo de administración sigue confiando en el entrenador rumano, un entrenador que sí tiene el apoyo de sus jugadores.