El Espanyol parece abonado a jugar los lunes a las 20:30 horas. Este lunes no ha sido una excepción y le tocó desplazarse hasta Granada para jugar un partido donde el equipo local se jugaba tres puntos imprescindibles para poder salir del pozo y los catalanes, para alejarse del descenso.

Galca sorprende y el Granada aprovecha su ocasión

El equipo blanquiazul saltó al estadio Los Cármenes con una alineación sorprendente. Galca no apostó por su ya tradicional trivote y puso de titular a Hernán Pérez, para jugar con un 4-2-3-1, con la principal novedad de Óscar Duarte en el pivote defensivo, acompañando a Abraham. El equipo empezó bien situado en el campo, con constantes aproximaciones a la portería de Andrés Fernández, aunque éstas no llegaron a materializarse en ocasiones claras. El equipo estaba cómodo, pues se sentía seguro en defensa e iba lanzando contraataques a la defensa andaluza. 

Durante esta primera parte hubo de todo: gol, expulsión y errores arbitrales. El conjunto blanquiazul se quejó de un posible penalti, cometido por Ricardo Costa a Hernán Pérez. El defensa le dió un golpe por detrás al delantero perico que causó su derribo, pero el árbitro no quiso pitar el penalti. Pocos minutos después, las cosas parecían ponerse de cara para los visitantes cuando el delantero nazarí Barral, le dió un innecesario codazo a Gerard Moreno y le supuso ver la segunda amarilla, se autoexpulsó. Así pues, el delantero andaluz dejaba a su equipo con un jugador menos durante muchos minutos del partido. Ésto le suponía tener que trabajar mucho más a sus compañeros, pues el Granada también necesitaba los tres puntos, para poder salir del pozo del descenso.

Poco después de la expulsión, los visitantes reclamaron una agresión del portero local, Andrés Fernández, a Hernán Pérez, que el árbitro hizo caso omiso. A pesar de la superioridad en el terreno de juego, los catalanes no supieron afrontar el nuevo partido que se les había presentado y encajaron el gol. A escasos cinco minutos para finalizar la primera parte, Barrachina hizo el primer gol del encuentro. El tanto fue propicio de un rebote, que Óscar Duarte intentó tirar el balón fuera, con la mala suerte que Barrachina estaba allí y cruzó la pelota delante del guardameta blanquiazul. La jugada venía de una posible falta a Javi López que el árbitro no señaló.

Consigna clara: aprovechar las ocasiones


Durante el descanso, los jugadores recibieron la pertinente charla del técnico rumano, Galca, y ésto supuso que los jugadores saltaran al campo con una idea clara: no podían dejar escapar la oportunidad que tenían delante y alejarse del descenso. Aún así, las cosas parecían no salirles a los blanquiazules y no encontraban ningún hueco por donde atacar a la defensa andaluza: ni por las bandas ni por el centro, ya que el Granada estaba bien posicionado en el terreno de juego.

A pesar de que todo parecía en contra, el Espanyol encadenó tres jugadas seguidas con un cierto peligro y el equipo se lo creyó. Galca dió entrada a Mamadou, que reaparecía después de su lesión. Por fin la suerte parecía de parte de los catalanes y un centro de Hernán Pérez, que fue desviado por Miguel Lopes, supuso el gol para los blanquiazules. A partir de ese momento, los catalanes tenían que administrar bien este gol, pues los locales seguían buscando el tanto de la victoria. Finalmente, la última ocasión la tuvo el joven delantero blanquiazul, Mamadou, que tras un buen dribling por la banda derecha, su centro no fue bueno y lo atrapó el guardameta Andrés Fernández.

Con este punto, los blanquiazules siguen a cinco puntos de la zona de descenso. El próximo domingo, a las 12 horas, se enfrentarán al Athletic Club de Bilbao.