No tener objetivos tangibles no es un problema para el Espanyol B. Una vez más lo ha demostrado. No se va a pasear por el césped para ponerle las cosas fáciles a sus rivales, que se juegan todos una u otra cosa. L'Hospitalet vio con frustración cómo un filial sin nada en juego le arrebató los tres puntos en La Feixa Llarga.

L'Hospi ha vivido una temporada llena de baches a los que ha sabido esquivar para llegar al último tramo de temporada a una distancia prudente del descenso. Aun así los ribereños no se quieren demorar más en un objetivo que les queda pequeño, pero que por un motivo u otro acaba siendo la única aspiración posible.

La salvación hospitalense pasa por sumar al menos dos victorias más y el estadio ribereño se alza como una de las claves para que L'Hospitalet no acabe descendiendo. El conjunto local anuló al Espanyol B durante todo el primer tiempo, que se hizo bastante largo para los espanyolista. Al filial blanquiazul no le salía absolutamente nada y eran pocos los futbolistas periquitos que parecían estar dentro del partido.

La circulación de balón del Espanyol B era poco más que nula. Rufo y Marc Gual no conectaban con la medular y Entrena y Simón estaban desaparecidos en las bandas. Solamente se veía en el césped a Xavi Puerto, Cristian Gómez, Christian Alfonso y a los demás jugadores ribereños. Del Espanyol B, ni rastro.

El conjunto local consiguió narcotizar al Espanyol B. Los periquitos estaban muy mansos y L'Hospitalet podía jugar a su antojo. En una acción tan desafortunada como ridícula Xavi Puerto consiguió batir a un Andrés Prieto que no se creía lo que acababa de pasar. En una acción sin aparente peligro a la que el guardameta espanyolista salía a despejar todo se truncó cuando Franco Russo pinchó el esférico, dejando la pelota muerta en la frontal del área y a Andrés a media salida, lejos de la portería. Puerto lo vio claro y elevó el balón por encima del enorme portero periquito, que corriendo hacia atrás no pudo evitar que el cuero entrase. 

Lluís Planagumà no podía más. Lo que veía no le gustaba y acabó estallando. La reprimenda del técnico periquito hacia su equipo, aunque hizo énfasis en la actuación de Russo, fue tan brutal como necesaria. Les cantó las cuarenta para ponerlos en vereda. 

El resultado del sermón se vio en la segunda parte, cuando el Espanyol B salió del vestuario con ganas de remontar el partido en 45 minutos. Si bien hubo una acción polémica que podía perjudicar al filial espanyolista los pupilos de Planagumà no dejaron que les afectara en su misión de puntuar.

Los periquitos fueron buscando el gol con esmero. Lo acariciaban pero la pelota no acababa de entrar. La circulación de balón ya era fluida, con un Marc Roca a gusto y con menos presión. Arriba Marc Gual comenzó a demostrar que tiene regate, velocidad y muchas ganas de hacer olvidar a Adrià Dalmau. El atacante espanyolista dejó varias acciones en las que dejó sentados a una retahila de rivales pero no fue hasta que estuvo en estático que pudo marcar gol. Gual, en el balcón del área, se hizo un pequeño hueco para sacarse un zurdazo ajustado al palo. Una auténtica obra de arte. 

A partir de ahí L'Hospitalet se fue derritiendo por momentos hasta el punto de acabar pidiendo la hora contra un filial que había sufrido una metamorfosis necesaria. Reparto de puntos que ayuda a ambos equipos