Un equipo desalmado. Esa es la imagen que mostró el Espanyol en el Camp Nou, donde fue un títere a manos del FC Barcelona, que fulminó al equipo con cinco goles sin emplearse a fondo. El Espanyol no tiró a puerta en todo el partido. 

Constantin Galca intentó plantear sobre el césped un partido táctico y desarrollar una de las armas que sirvieron para desarticular al FC Barcelona en el partido de Copa del Rey, donde arrancaron un empate: la presión alta desde el minuto uno. El Espanyol ganó el saque de centro por sorteo y la posesión inicial le duró poco más de diez segundos, como si de una profecía de lo que iba a ser el partido se tratase: los blanquiazules no querían el balón, y cuando lo tenían no sabían qué hacer con él. 

La presión alta del Barcelona acabó con el Espanyol

Luis Enrique planteó una presión agresiva al Espanyol: el FC Barcelona jugó a un nivel altísimo durante la primera hora de partido, monopolizando el balón y ahogando la salida de los blanquiazules, que se traducía en balones en largo de Pau López hacia Caicedo. El Barcelona recuperaba el balón gracias a la anticipación de los centrales, en especial de Javier Mascherano. Así, las fases ofensivas del Espanyol se desvanecían, y las oleadas del Barcelona habían de desembocar en una ventaja considerable en el marcador desde el principio. La táctica inicial de Luis Enrique tuvo como resultado del gol de Leo Messi, de falta directa, y un gol anulado a Ivan Rakitic por un dudoso fuera de juego. 

Un cambio de dinámica

La primera vez que el Espanyol trazó cuatro pases seguidos fue en el minuto 30. El Barcelona había cedido su soberanía sobre el balón, pero no sobre el juego, y encomendó al Espanyol una tarea con la que no pudo lidiar: generar acciones de peligro. Los roles se invirtieron. El Espanyol se atragantaba con el balón y el Barça salía al contraataque con mucha fuerza y con la esperanza de marcar más goles. Lo conseguiría en la segunda mitad. 

Marco Asensio no pudo demostrar su calidad ante el público del Camp Nou | Imagen: RCD Espanyol
Marco Asensio no pudo demostrar su calidad ante el público del Camp Nou | Imagen: RCD Espanyol

 Felipe Caicedo se quedó en el banquillo al inicio de la segunda parte porque acabó la primera mitad con molestias. Gerard Moreno entró en el campo y la dinámica ofensiva del Espanyol parecía mejorar con la entrada del canterano porque este daba más movilidad y profundidad al equipo. Duró hasta que Suárez quiso. 

Fragilidad defensiva

El segundo gol del FC Barcelona lo marcó Suárez y llegó tras una pérdida de balón de Pape Diop en el centro del campo. Los dos goles llegaron siguiendo un patrón parecido, tras pérdidas o faltas en la frontal del área. La rapidez con la que el Barcelona trenzó los pases convertía cada pérdida perica en una amenaza para Pau López.

Las acciones de Messi entre líneas desbarataron la defensa perica

Leo Messi se situó delante de la defensa del Espanyol y detrás de Luis Suárez, en la posición de mediapunta. Desde ahí, con un pase, era capaz de desmontar el entramado blanquiazul. Suárez ganaba la espalda del Espanyol jugada tras jugada. Así pudo llegar el tercero, pero un atentísimo Pau López consiguió neutralizar el peligro. Y fue el propio Pau el que regaló un balón al uruguayo en la siguiente jugada. Neymar no llegó para hacer el tercero.

Víctor Álvarez volvió a jugar de lateral | Imagen: RCD Espanyol
Víctor Álvarez volvió a jugar de lateral | Imagen: RCD Espanyol

La fragilidad defensiva mostrada por el Espanyol podía explicarse las bajas en defensa con las que llegó al derbi: Óscar Duarte y Álvaro González no jugaron el partido y Ciani no fue ni convocado. Así, Galca se inventó una defensa inédita hasta la fecha, con Rubén Duarte jugando de central y Víctor Álvarez recolocado como lateral izquierdo, igual que al inicio de su carrera. El jugador del juvenil Lluís López entró en la convocatoria pero no jugó el partido.

Dos puñaladas para rematar a un Espanyol moribundo

Luis Suárez marcó el cuarto gol tras la salida de un córner. Los jugadores del Espanyol pidieron falta del uruguayo, que desplazó con la mano a Javi López antes de rematar a placer. Con un 4-0 en contra, la reacción del Espanyol era imposible y la apatía se apoderó de los jugadores, que minutos antes habían jugado con la dureza con la que no lo habían hecho en el resto del campeonato. 

El Camp Nou se cebó con Pau después de su error

Pau López cometió un error gravísimo ante Rafinha, que marcó nada más entrar: un centro inocente de Neymar desde la banda izquierda se le escapó de las manos a Pau. Rafinha lo aprovechó para empujar el balón al fondo de la red. La grada del Camp Nou se cebó con el portero, que había declarado la semana anterior al partido que prefería que la Liga la ganase algún equipo de Madrid. 

Salvados matemáticamente

La combinación de resultados de la zona baja de la clasificación deja al Espanyol con un margen de cinco puntos por encima de los puestos de descenso. Los blanquiazules cerrarán la Liga y un ciclo ante el Eibar en Cornellà con la permanencia asegurada.