Mario Balotelli, ¿qué decir de Super Mario que no se haya dicho ya? Los cables del italoafricano se han estudiado por científicos de todo el mundo. Pero como se ha escrito mucho sobre su convulsa conducta y aquí no somos de mayorías, hablemos sobre el Balotelli jugador. Jugadorazo. Esa estrella que lucha por no serlo. Finally Mario.

Un chico brillante... y problemático

Balotelli empezó a dar que hablar en Italia, concretamente en el Inter de Milán, del que es canterano y con el que jugó dos temporadas en el primer equipo. Dos temporadas que le etiquetaron como promesa absoluta, un chaval de 19 años que abusó de los de su generación y pedía a gritos un sitio entre el olimpo del fútbol. Era lo que se llama un 'total player', un gigante de 1'90 de altura y casi 90 kilazos de peso, con una técnica que desafiaba todas las leyes de la física, teniendo en cuenta sus aptitudes físicas, que invitan a presentar un futbolista torpe y lento.

Balotelli necesita saber que puede moverse por cada centímetro que a él le apetezca

Pero todo no era rosa y la conducta del italiano tocaba la oreja a Massimo Moratti, como aquel partido en el que Eto'o y Diego Milito fueron baja por lesión y jugó de inicio Balo. El delantero africano obtuvo una amarilla en la primera parte y al descanso Jose Mourinho le suplicó que no metiera el pie, que ignorase las provocaciones y que no marcase a nadie. La segunda mitad inició y en el minuto 1 Mario estaba en la ducha. Balotelli es así, indomable, y esto destrozó su carrera en el Giuseppe Meaza; el Manchester City puso casi 40 millones en la mesa y Moratti le compró el mejor lazo que había en Italia. Inglaterra iba a conocer a Balo.

Inglaterra no casaba con Mario

Balotelli llegó a Manchester como fichaje estrella aunque muchos expertos dudaban del rendimiento que podía dar. Empezó con timidez su andadura británica, donde en el primer año anotó 9 goles y no encajó bien el sistema de juego que se practicaba en las Islas. Le fijaron en ambas bandas alternativamente y a Balo no le gustan las normas, no le gustán los límites. Él necesita estar liberado, saber que es la estrella, saber que puede moverse por cada centímetro que a él le apetezca, y el Manchester City tenía muchas figuras; Mario no brillaba.

Su naturaleza africanamente indomable ensucia las páginas que su carácter italiano intenta escribir en la historia.

En su segundo año se enfadó con Inglaterra, quería silenciar a sus críticos y empezó a desplegar el fútbol que le lanzó al estrellato. Mostró el jugadorazo que puede llegar a ser, pedía la bola continuamente y le gustaba coger el timón, adquirir protagonismo, ese que le faltó toda su carrera. Resultó ser un socio de escándalo de Sergio Agüero y ambos se inflaron a goles, 17 fue su cifra en la temporada 2011/2012. Balotelli destroza; es fuerte, grande y potente. Se comporta como un volante cuando está en el área y como un delantero cuando está fuera de él. Es ambiguo, confunde a los marcadores porque éstos no saben cómo deben cubrirle y sorprende a los mismos con recursos técnicos que enloquecen a cualquier persona que vea su envergadura. Es muy, pero que muy listo, pero sólo cuando le apetece, se le nota por cómo se mueve y por las decisiones que toma, en los lugares y en las situaciones en las que lo hace. Escuece lo poco que se le aprovecha,el múndo se está perdiendo a un super clase.

Terminó la temporada y se avecinaba la Eurocopa de Polonia; iba a ser convocado sin ninguna duda. Pero resultó que sus locuras sí que no cesaron y esa imagen alocada hacía flaco favor a un club como el Manchester City, tan inglés. El personaje podía con la persona y echó a perder su magnífico año, fue colocado en el mercado veraniego. La eurocopa confirmó su gran estado de forma y varios clubes se plantearon seriamente su fichaje; claramente, su conducta era el escollo principal. Finalmente ninguno quiso pagar los 30 millones que pedía el Manchester City y siguió en los cityzens.

Vuelta a Milano, vuelta al fútbol

Su complicada relación con Mancini terminó de colmar la paciencia del técnico italiano y pidió su traspaso en enero. Los jeques del club flexibilizaron el precio del italoghanés y el AC Milán realizó un esfuerzo sobre humano para poner 20 kilos en el buzón del club inglés y Balo, que estaba desando salir corriendo de Inglaterra y volver a su querida patria, aceptó reducir su salario. La segunda mitad de la temporada, ya en Milán, Balotelli se confirmó como la estrella máxima del equipo y ese caldo es el que le gusta al italiano. Y claro, no hay que olvidar el fútbol que tiene en los pies este hombre, y metió casi el solito a un Milan venido a menos en Chmpions League, por delante de la Lazio, que se mantuvo en la 3ª posición desde el inicio de la Serie A. Marcó 12 goles en apenas 4 meses y el fútbol volvió a darle la razón. El Mlan es Balotelli. Y Mario, por qué no decirlo, le encanta el protagonismo.

Fuentes de foto de cuerpo: Tuttosport y The Guardian