Ni actitud, ni espíritu. Tampoco hubo presión, toque, ni circulación. Todas las cualidades que hicieron del Barcelona el mejor equipo del mundo y posiblemente de la historia se ausentaron en San Mamés. Sin embargo, lo peor en el ámbito culé es que esto ya no es noticia. A una derrota en San Mamés, que se podría antojar incluso lógica, se le une el paupérrimo juego y la peor imagen ofrecida. Mucho debe cambiar en el Barça para que esto mejore.

Con las bajas de Valdés y Messi este Barça no es el Barça. Menos aún si Xavi no aparece e Iniesta y Busquets apenas tienen ayuda de sus compañeros. Mención aparte merece el juego mostrado esta última semana por algunos pesos pesados como Piqué, Mascherano y Cesc. Neymar, que comenzó como un nuevo crack, se está convirtiendo poco a poco en una estrella, pero fugaz. Alexis sólo pone garra y entrega, al igual que Montoya y Pinto. Panorama desolador en la Ciudad Condal.

Veinte minutos notables, setenta deplorables

El Athletic no hizo un extraordinario partido. Es más, cuando el Barcelona practicó el poco fútbol que tuvo, los vascos fueron sobrepasados con suma facilidad. Una vez superada la primera presión en campo propio, Iniesta y Busquets creaban a sus anchas pero ni Cesc, que ni está ni se le espera cuando el Barcelona toca, ni un fallón Neymar aprovecharon las combinaciones de sus centrocampistas.

Iturraspe y Mikel Rico. Con esos dos futbolistas en el centro del campo se bastó el equipo vasco para mantener su imbatibilidad en su nuevo feudo. Con Herrera poniendo el sentido al juego local, Muniain y Susaeta eran incordios por los carriles y Toquero era puro corazón, lo que hace tiempo que no tiene el Barcelona. Neymar pudo abrir el marcador en el primer tiempo, sin embargo, Gorka estuvo magnífico. Fue el único disparo entre los tres palos del Barcelona en todo el partido. Bagaje demasiado pobre para un equipo que ha sido el espejo del resto de equipos en los últimos cinco años. 

Con el paso de los minutos el Athletic fue a más y el Barcelona, por contra, a menos. Cada vez más separados, Andrés y Busquets, se encontraban con más dificultades para combinar y los espacios entre líneas los iban aprovechando los vascos, como en antaño hacía el equipo culé. Presión, toque, fútbol y espíritu de equipo, esas premisas que hizo grande al Pep Team cada vez están más ausentes en Can Barça.

Muniain ajustició a un equipo sin espíritu

El segundo tiempo fue un calco que los últimos veinte minutos del primero. Mucho pase sin sentido y poco fútbol en el Barcelona mientras que el Athletic, con mantener las líneas bien juntas, le bastaba para no sufrir. Neymar volvió a tener una ocasión y, como viene siendo habitual últimamente, la falló. El '11' llegó siendo el mejor acompañante posible de Messi pero está yendo por el camino para ser el Alexis fallón de la temporada pasada.

Pese a tan mal fútbol y juego, el partido pudo cambiar en favor del Barcelona si el colegiado hubiera mostrado a Iturraspe la roja directa por derribar, siendo el último defensor a Neymar. Munuera, colegiado debutante esta temporada, sólo mostró la amarilla y todo siguió su curso. Este Barcelona se parece cada vez más al equipo que un día entrenó Antic, Serra Ferrer o Charly Rexach. Más nombres en el campo que méritos y más ganas en el banquillo que en el césped.

Martino, que sigue sin variar ni un ápice de su sistema, sólo da minutos a los que se lo ganan cuando tiene el agua al cuello, cuando necesita esa casta para sacar un partido que los titulares no han sido capaces de asumir. Sergi Roberto, en apenas quince minutos, mostró más intención de colaborar que Xavi o Cesc en el transcurso del partido pero para entonces ya era tarde. Muniain había aprovechado un buen centro de Susaeta tras un error, el enésimo, en la zaga culé.

Sin fútbol, ni tampoco actitud, el Barcelona ni se acercó al empate tras el gol local y acabó perdiendo el partido, los puntos y, lo más preocupante, la entidad. Esa que les hizo los mejores del mundo, esa que les hizo eternos.