Todo lo bonito tiene un final. O, al menos, todo lo bonito tiene su parte oscura. Por esas mismas pasa el FC Barcelona en estos momentos. Con una temporada para enmarcar en cuanto a resultados se refiere, los de Martino llegaban el pasado martes a Amsterdam sin conocer la derrota en ninguna de las competiciones. Líderes solitarios tanto grupo en Champions como en Liga, la suerte y los puntos acumulados sonreían a Martino.

Sin embargo, un irreconocible Barça en Amsterdam realizó un adelanto de lo sucedido en San Mamés este último domingo cayendo doblemente derrotado. Sin respuesta y mostrando carencias resaltables, las dos derrotas consecutivas de los culés han hecho saltar todas las alarmas que, antes con resultados favorables, se mantenían en la recámara. Repasamos los motivos que han llevado al equipo a esta recaída, justo en la fase en la que Martino y sus hombres buscan que no se convierta en primeros síntomas de caída definitiva.

Lesiones y ausencias

El Barça encaró los dos últimos partidos sin dos de sus jugadores más importantes: Víctor Valdés y Lionel Messi. Lejos de las dos más destacadas, otros hombres como Alves o Jordi Alba causaron baja. Las decisivas paradas de Valdés en la que iba siendo camino de mejor temporada de su carrera y los goles de Leo Messi, así como su influencia en el juego ofensivo de los suyos, acabaron dando los tres puntos al conjunto catalán pese a no realizar grandes actuaciones.

El equipo echa en falta a hombres como Messi, Valdés, Alba o Alves

La salida de balón, aspecto que será ampliado más adelante, también echó de menos a los dos laterales titulares. Con dificultades para superar la primera presión, ninguno de los inventos de Martino acabó de dar con la tecla. Cualquier equipo del mundo que disponga de jugadores de la talle de Lionel Messi, por grandes que sean sus acompañantes, echará de menos al argentino cuando éste no esté. El Barcelona, pese a contar con una plantilla de una calidad más que contrastada, no es excepción.

Dependencia goleadora en Messi

Nadie cuestiona que Messi no está pasando sus mejores momentos como futbolista. Eso, sin embargo, no quita que su presencia en un terreno de juego sea decisiva y que él mismo, con sus actuaciones, pueda decantar la balanza a su favor. El argentino, sin mostrar su mejor versión, es junto a Alexis Sánchez (éste con más partidos) el máximo goleador del conjunto azulgrana con ocho goles en competición liguera.

No es su mejor temporada, pero sigue siendo el máximo goleador

Su ausencia no ha hecho más que agravar los problemas de este Barcelona en los últimos metros. Pese a contar con un Neymar inspirado y un Alexis en sus mejores días en la Ciudad Condal, los hombres de segunda línea no aportan la llegada necesaria para hacer olvidar a Messi y tampoco llegó un delantero referencia en verano. Fàbregas, como falso nueve, también pierde credibiliad: siendo el que mejor filtra pases entre líneas para superar marcas con movimientos por delante, su posición más adelantada no le permite explotar al máximo su mejor virtud.

Messi, en encuentros como el disputado frente al Sevilla, fue decisivo. Foto: FC Barcelona

Un físico venido a menos

El problema físico del Barcelona es notable desde la derrota en la eliminatoria frente al Bayern de Múnich. Los causas del mismo podrían ser la edad de plantilla, la mala gestión de la misma o la acumulación de minutos en una plantilla reducida y que rota más bien poco desde hace meses. Frente al Athletic de Bilbao, las sensaciones se repitieron: el equipo corría mucho pero peor. No saber gestionar bien cómo y cuándo correr conlleva que el desgaste tenga menos tiempo para aparecer y eso lo acusan hombres como Xavi, Puyol o Iniesta.

La gestión de plantilla, así como rotaciones, está siendo descompensada

Fàbregas indicó que el problema del equipo frente al Ajax no fue de actitud, sino táctico. Quizá tenía razón: con las líneas muy separadas con y sin balón, el Barcelona concede muchos metros al rival en la espalda de sus interiores y línea defensiva, lo que obliga a correr más. Eso, sumado a la poca aportación de control y estabilidad, así como de gestionar ritmo de encuentro por los mediocentros, empeora la situación.

Xavi e Iniesta, cada vez más desconocidos

Xavi pasa por una fase tan triste como natural de carrera: su límite, hoy, es el de mantener su mejor nivel real. No existe margen de mejora porque la edad no acompaña y, con el paso del tiempo, uno debe dosificarse y adaptar lo mejor posible su incidencia en el juego para sacar el máximo provecho de sus recursos. Sin embargo, el juego del Barça de Martino no acompaña a Xavi para ejecutar este proceso.

Ninguno de los dos ha conseguido encajar con lo que Martino pide

Con orden atrás y con salidas rápidas, Xavi aún no ha conseguido identificarse con lo que se le pide. Ante equipos de intensidad alta, recorrido y primera presión adelantada como el Athletic de Bilbao o Ajax de Amsterdam, el de Terrassa aporta cada vez menos. Sin gran capacidad de distancias largas sin balón, el equipo largo que propone Martino no se ajusta a él. Aparece aquí un choque de estilos considerables y que, por el momento, no ha conseguido respuesta positiva.

Iniesta, por su parte, está lejos de su mejor versión. Con menos velocidad de movimientos y llegada a área rival, le cuesta realizar movimientos que superen líneas y generen ventajas a sus compañeros. Sin discutir su calidad técnica, el manchego sufre también con la propuesta de idas y venidas del técnico argentino. El intercambio de golpes nunca se ha ajustado a su perfil, algo más pausado, conservador, estético ante aquellos pacientes y de largas posesiones hasta encontrar el hombre libre.

Xavi e Iniesta no cuajan con un estilo opuesto al que ellos mejor se sienten. Foto: www.teinteresa.es

Busquets hace de todos

La espalda de los interiores es, desde hace varias temporadas, una de las flaquezas del Barça en aspectos defensivos. De ello es más testigo que nadie Busquets, que ejerce de abanico como mediocentro que ejerce el trabajo sucio. Con Iniesta y Xavi adelantados y con poco aporte en el repliegue y transición defensiva, el de Badía se ha visto muchas veces superado dada la cantidad de veces que el equipo rival llega a área contraria con superioridad numérica resaltable.

Está siendo uno de los mejores de la temporada, pero con demasiado trabajo

El 16 del Barcelona, que para muchos es la gran ausencia entre los candidatos al Balón de Oro, debe estar pendiente también de las coberturas defensivas hacia los laterales, posición que ocupan siempre jugadores destinados a jugar por todo el carril ofensivo. Pese a ser Alba y Alves quien más y mejor realizan esta función, la de dar profundidad por fuera y generar situaciones de 2x1 ante lateral opuesto, también Martino obliga a hombres como Adriano (más interior) o Montoya llegar a línea de fondo rival.

Una defensa nada contundente

Ni Piqué ni Mascherano han conseguido llevar a cabo actuaciones de total contundencia en lo que llevamos de campaña. Para Martino, ambos forman la pareja titular en la zaga defensiva. No obstante, partidos como el empate frente al Milan en San Siro o el Sevilla en el Camp Nou llevan a dudas varias. El catalán ha perdido en estos últimos meses una de sus mejores virtudes: aguantar la posición. Siendo uno de los centrales más inteligentes en los últimos años para dar tiempo a cada robo de balón con criterio y paciencia, cae con mucha tendencia ante la primera provocación de su primer rival y esto no ayuda a que el equipo tenga tiempo necesario para recular.

Bartra es el único central que supera las expectativas

A los problemas de cintura de Piqué se suma la toma de decisiones de Mascherano. Como parche en el eje, el argentino muestra cada vez más carencias como central tanto en salida como balones divididos. Con abuso de desplazamiento, no está siendo tampoco fiable en el juego aéreo ni lee los tiempos como sí hizo con Guardiola, llegando a ser titular en la final de Champions de 2011 y siendo una de las piezas fundamentales del esquema del actual entrenador del Bayern de Múnich.

Bartra, por su parte, está ante una constante evolución. La misma, se está viendo solapada por una pareja de centrales que parece ser cortan la progresión del catalán. Aún sin renovar, se habla mucho del futuro de uno de los que mejor está sabiendo gestionar sus minutos. Rápido al corte, atrevido en salida, con llegada a campo rival y fijando bien a cada central, Bartra gana argumentos para tener más presencia en los partidos tanto en el terreno de juego como fuera de él. Puyol, por su parte, sigue en una fase complicada de carrera donde cuesta llegar más a los espacios libres y otros, como Montoya o Adriano, no aportan la seguridad necesaria atrás al Barcelona como para poder arriesgar con muchos hombres por delante del balón en tareas defensivas.

Piqué, frente a Robinho, en uno de los peores partidos de la pareja que forma junto a Mascherano. Foto: Ecodiario

Una salida de balón desorganizada

La inexistencia de un estilo implantado afecta de lleno a la salida de balón del conjunto que dirige Martino. Muchas de las pérdidas en esta faceta de juego, la de iniciación, han llevado a los azulgranas a encajar goles por errores no forzados. Para analizar la misma, debemos centrarnos en la posición de cada jugador para ejecutarla.

Martino ha hecho evolucionar un aspecto que, sin desaparecer en etapas anteriores (Márquez con Guardiola), gana mucha más presencia: el desplazamiento en largo. Éste, a diferencia de cuando Guardiola estaba en el equipo, se ejercita muchas veces como solución de emergencia y no como continuidad al juego. Dentro de un lenguaje mucho más callejero, el equipo y su idea de desplazamiento en largo se acerca más al "pelotazo" que no a pases largos con sentido. Valdés, uno de los mejores porteros del mundo en la faceta de juego de pies, también ha salido condicionado.

El equipo abusa de un desplazamiento largo que carece de criterio

Cuando se quiere jugar en corto, las soluciones siguen siendo las mismas. La salida lavolpiana es el primer recurso: Busquets cae entre centrales y ejerce de hombre libre para generar una salida mucho más limpia. El problema es posterior cuando, el espacio que deja el de Badía al caer abajo, queda vacío. Ni Iniesta ni Xavi están cayendo con tanta influencia en la base y el equipo lo está notando. Por fuera, las ausencias de jugadores que aportan una profundidad y un salto cualitativo en lo que técnico se refiere como son Alves y Alba, también ayuda a empeorar la situación. Amsterdam fue el fiel reflejo: Montoya jugó a pierna cambiada y Puyol, en la derecha, demostró que jugar con metros y como opción para dar salida desde atrás no fue nunca ninguna de sus virtudes.

Nula capacidad de reacción

Tanto en Amsterdam como en Bilbao el equipo dio sensación de no tener respuesta al gol del rival. Estas sensaciones negativas se atribuyen a múltiples factores: gestión y lectura de partido del entrenador, capacidades y actitud de los jugadores y, siempre ayuda, suerte y error del rival. Sin margen para ello, tanto Ajax como Bilbao estuvieron correctos durante los noventa minutos y no dieron mínimas opciones a los de Martino a través de errores propios. Ante el Ajax, importante remarcar esta condición, los de Martino se vieron cuarenta minutos siendo uno más y no encontrando respuesta a los errores más que notables en el juego. Atónitos, descentrados, abatidos y, con el paso de los minutos, superados.

Martino ha sufrido en la lectura de los dos últimos partidos

Ante Bilbao, ni jugadores del terreno de juego ni suplentes dieron la vuelta al marcador. Pero todo se mide por sensaciones, y estas aún son peores: el juego fue de más a menos y el peligro fue decayendo, para comodidad de los locales. Los cambios de Martino no mejoraron ni juego ni imagen de los líderes de la competición y el equipo se vio doblemente superado, con un Athletic peligroso en salida, en combinaciones por dentro y en centros al área, donde Pinto acabó siendo decisivo para evitar un mal mayor.

Martino no ha sabido dar respuesta ante equipos intensos como Ajax y Athletic. Foto: FC Barcelona

Suplentes superados

Ante el Ajax, partieron desde el banquillo debutantes como Adama y Patric, del filial. Ante el Athletic, Sergi Roberto y Pedro. El Barça está siendo víctima de sus propios problemas al tener suplentes de enorme calidad pero con falta de ritmo de partidos. Sin discutir la calidad que atesoran los hombres mencionados en las últimas líneas, la poca regularidad de los mismos no ayuda a que puedan cambiar el rumbo de partido o convertirse en decisivos o factor diferencial.

Hombres como S. Roberto o Tello necesitan regularidad

Martino hablaba de Sergi Roberto y lo hacía reconociendo que, pese a ser un enorme jugador, juegan delante de él hombres con mucha más experiencia y trayectoria. El recién ascendido ha chocado frente a la mejor línea de mediocentros del mundo y de la historia del equipo culé y, en los encuentros que ha salido desde fuera como solución, se ha visto imposibilitado por su falta de minutos y regularidad. Pedro, que no vive su mejor etapa, también carece de la confianza y ritmo necesarios para mostrar su mejor versión, aquella que apuesta por una presión intensa sin balón y una gran definición con él en los últimos metros, lanzando diagonales y una visión anticipada de juego increíble. En este ámbito entrarían también las aportaciones de otros como Montoya, que entra siempre como recurso ante la lesión de Alves o Alba, o Tello, con escasos minutos.

Sin ideas en ataque

La dependencia de Neymar para desequilibrar en banda izquierda o de Messi para finalizar en últimos metros se ha visto cada vez más acentuada en los últimos partidos. El Barça flota en campo rival: ninguno de sus pases generan ventajas, superan líneas, acercan las ocasiones rivales. Cada vez aparece menos la situación de hombre libre y los movimientos de jugadores delante del balón son mínimos.

El equipo flota en campo rival con posesiones sin intención

La ausencia de Messi, además, obliga también a Neymar a caer más por dentro. Con ello, el equipo pierde tanto amplitud como profundidad, aspectos claves para conseguir generar superioridades numéricas por dentro y fijar para liberar más tarde. Fàbregas como nueve no tiene una referencia para pasar o para intercambiar posiciones como bien hace con el argentino y solo Alexis ofrece garantías de desmarques de ruptura con metros. Ni Xavi ni Iniesta atraen marcas como antes y el balón corre sin intención, sin desesperar al rival, lo que hace el bloque culé un equipo mucho más fácil de defender.

Cada vez son más previsibles los movimientos y se abusa del disparo lejano como último recurso. El equipo tampoco es fiable a balón parado (tampoco lo fue en las últimas temporadas, pero sin hombres como Keita, Touré o Henry se pierden los centímetros que en su día sí se tuvieron) y la movilidad cae en picado.

Neymar, frente al Ajax, fue la única referencia técnica y de movilidad ofensiva. Foto: Diez.hn

Punto de comparación histórico e injusto

Martino ve como cada una de sus actuaciones y decisiones va relacionada con el mejor ciclo del club azulgrana de toda su historia. Esto, sin duda, actúa como un problema sin solución. La afición culé, así como gran parte de la prensa, toma como punto de partida de cada una de las comparaciones de juego, estilo, jugadores e ideas a la etapa de Pep Guardiola al frente del Barcelona.

Cualquier comparación con la etapa de Guardiola será una derrota contundente

Muchos toman como principal argumento que los jugadores son los mismos. No obstante, no lo son. O bien porque algunos se han marchado o bien por edad, situación y etapa de carrera. Keita aportaba el músculo y la presencia en el medio campo que ya no está, Henry múltiples variantes en fases ofensivas, así como finalización, Eto'o una primera presión impecable, Touré Yayá como abanico de opciones en cualquier espacio que no fuera la delantera... Los recursos no son los mismos y el hambre de títulos, así como también la situación (nos encontramos en el momento de enfrentarse a volver a querer ganar lo mismo, a superarse a sí mismo, a ser la ambición quien se imponga al pasado), disminuye en pesos pesados conscientes que les puede quedar poco recorrido.

Cualquier comparación con el equipo de la temporada de 2008-09, así como la prolongación de la "era Pep", será una derrota contundente. Se deben fijar límites reales, marcados por un punto de vista lógico de la situación, analizando todos los factores. Tampoco el Barça tiene el nivel físico e incluso técnico ahora que antes sí tenía y le permitía ganar pese a no jugar algunos partidos sin dar el 100% de intensidad.

Pep Guardiola dirige ahora al Bayern de Múnich. Foto: Aldia.cr

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Sobre el autor
Albert  Ballesteros
1994. Periodismo en Facultad de Comunicación Blanquerna, URL (Barcelona). UEFA B Licensed Coach. Entrenador de fútbol base en Sant Cugat Esport FC. Ex UE Rubí (2010-2014). Actualmente Infantil C (Primera División) y 2ndo Cadete A en categoría División de Honor. Twitter: @AlbertBFerrer