El día 25 de noviembre de 2012, ante 24234 espectadores, Barcelona y Levante midieron sus fuerzas en un encuentro que se presumía muy igualado, dada la dificultad que suelen tener los blaugranas para llevarse los 3 puntos del Ciutat de Valencia. Contra todo pronóstico, los catalanes resolvieron el partido sin mayor dificultad, y aprovecharon para hacer historia en el mundo del fútbol moderno.

Tito Vilanova, conocedor de la derrota del Madrid en el Benito Villamarín un día antes, apostó fuerte por dar un golpe casi definitivo a la liga, y salió al campo con todo. Tras un desafortunado inicio, Dani Alves, el único jugador azulgrana no perteneciente a la cantera sobre el verde, se tuvo que retirar debido a una lesión. Su lugar lo ocupó el también lateral derecho Martín Montoya, y el equipo quedó estructurado de la siguiente forma: Víctor Valdés; Montoya, Puyol, Piqué, Alba; Busquets, Xavi, Fàbregas; Iniesta, Messi, Pedro.

De este modo, con once canteranos sobre el campo, la afición barcelonista pudo presenciar un acontecimiento sin duda emocionante, especialmente si tenemos en cuenta que hoy en día, y sobre todo los grandes clubes, optan por importar jugadores antes que buscarlos en sus propias canteras. La cosa todavía no terminaría ahí, pues en el minuto 77, Thiago Alcántara dio el relevo a Xavi Hernández, por lo que tuvo la oportunidad de sumarse a la fiesta.

En cuanto al aspecto goleador, pese a haber llegado 0-0 al descanso, tras la salida de vestuarios los de Vilanova pusieron la directa, y mediante dos tantos de Messi, uno de Cesc y otro de Andrés Iniesta, encarrilaron un partido que también sirvió para descolgar al Madrid de la lucha por el campeonato liguero.