La sorpresa en la alineación era mayúscula cuando Song, en el lugar de Busquets, era titular en el Pizjuán. Para muchos, uno de los estadios menos adecuados para que el camerunés, quién no se desenvuelve del todo cómodo en la base, fuera el escogido para superar la primera presión de un Sevilla que, junto a Emery, no teme al Barcelona nunca. 

La versión mejorada de Iniesta y la contundencia en cada una de sus acciones de Lionel Messi dieron la vuelta a un marcador que se puso complicado tras el gol de Alberto Moreno, que adelantaba a los locales. Los de Martino, que fueron de menos a más, se reinventaron a sí mismos con algunas variantes que reflejaron finalmente la superioridad azulgrana en el terreno de juego. 

Messi, como "falso 4"

Los problemas en la salida de balón del Barcelona fueron más que evidentes durante los primeros minutos. De ello se aprovechó el Sevilla de Emery, equipo agresivo en la primera presión y que acumuló muchos hombres en campo contrario para mejorar la calidad del robo. Con un Rakitic enchufado y ocupando muchas parcelas de juego sin balón y exigiendo más que nunca a Song, las condiciones ambientales tampoco ayudaron: un césped poco practicable debido a la lluvia y unos primeros minutos de empuje local destacado. 

Messi inició recibiendo poco perfilado de cara a portería

Ante las dudas, y con Xavi a la misma altura que Song, fue Iniesta quién también vino a recibir. No obstante, con el transcurso de los minutos y ante la flaqueza del Barcelona para tener el balón con clarividencia y dominar a través de él, fue Messi el encargado de ayudar en la base. El argentino recibía de espaldas a portería y lejano a zonas de peligro real, haciendo que las dudas en la defensa rival fueran menores y el equipo sevillano se sintiera cada vez más cómodo. 

Un Sevilla poco protegido 

La dinámica positiva de los primeros minutos para los de Emery ayudó a que los locales fueran a más y, con ello, arriesgaran más. En cada posesión, y más tras encajar el gol del empate de Alexis Sánchez, el equipo andaluz acumulaba grandes cantidades de jugadores por delante del balón. Ante un Barça algo más conservador sin balón y con hombres como Pedro o Alexis realizando un gran trabajo en el repliegue y ocupación de espacios donde se podía generar superioridad (como ante cada lateral culé), Emery protegió poco a su equipo tras posible pérdida. 

Martino leyó la mala transición defensa-ataque de los locales

Este riesgo fue captado por Martino, que visionó el partido mejor sin balón que con él. Si el Sevilla cerraba con tan solo dos hombres en campo propio, los centrales, Messi podía tener una noche más plácida de lo que parecía. Una mezcla de poca eficacia y de mala suerte hizo que los sevillanos no anotaran cuando más cerraron al Barça en su campo y, con ello, perdían capacidad en una de las cuatro fases del juego: transición ataque-defensa. Para ello fue clave también Iniesta, quién puso la magia y enlazó la primera fase (iniciación, con Bartra y Piqué como protagonistas) con la última (finalización, con Messi como principal estrella). 

Messi e Iniesta, decisivos. Foto: La Gaceta de Salamanca

Iniesta volvió a sacar la varita 

El equipo lo necesitaba por cosas como ayer. El Barça sin el mejor Iniesta había perdido un factor diferencial en una idea que con Martino es aún más importante: alguien capaz de generar conexiones entre las tres líneas y garantizar una buena y rápida transición ofensiva. El de Fuentealbilla recuperó ayer bajo la lluvia una actuación de galones, a la que tenía a muchos acostumbrados, demostrando su capacidad ante la adversidad presentada en las últimas semanas. 

El 4-4-2 de Emery ayudó para superar líneas 

Iniesta supo encarar y leer bien el partido, viniendo a recibir muchas veces detrás de la primera presión del Sevilla, formada por los cuatro jugadores del centro del campo y los dos delanteros, siendo Rakitic uno de ellos, algo más centrado en Song y la opción del primer mediocentro. Ante la ausencia de un pivote o doble pivote como protección ante la última línea defensiva, Iniesta encaró gran parte de sus intervenciones con metros para superar, fijar, escoger y volver a pensar la jugada. Más liberado de lo habitual, ayudó también el trabajo que Xavi, atrayendo marcas para que el equipo culé no sacara el balón con limpieza desde atrás. 

Laterales no tan exigidos ofensivamente

Alves y Alba necesitan de su poder ofensivo para hacer grandes partidos. En prolongación a los mismos, el Barça también acude a ellos para generar superioridades por dentro o por fuera de los carriles exteriores ante bloques bajos, idea general de los equipos que se enfrentan a los de Martino. Ayer, sin embargo, ni Montoya ni Adriano estuvieron tan exigidos en tareas ofensivas. El porqué de ello es simple: Emery dispuso un bloque alto arriesgado, valiente, pero a la vez muy frágil y, una vez superado, glorioso para los atacantes azulgranas. 

Si se superaba primera presión, las ventajas eran seguras 

Las situaciones ofensivas que buscaba el Barça siendo directo eran muy favorables: Sevilla protegía con solo dos centrales, Messi ordenaba el ataque con metros para atraer y Alexis y Pedro atacaban a la espalda de los laterales rivales. La misma comodidad del equipo catalán una vez superaba la primera presión, gran dificultad que presentó el encuentro por parte de Emery, no necesitaba de acompañantes lejanos para generar dudas y alternativas en ataque, en este caso laterales visitantes.