Gerardo Martino quiso asegurarse el pase a la final desde la posesión. Tras el 2-0 del Camp Nou y la necesidad local de marcar varios goles para pasar a la final, sumado a los antecedentes del juego blaugrana en la primera vuelta de la temporada, hubiera sido posible una versión contragolpeadora del equipo culé. Pero el argentino descartó esa posibilidad desde que informó de su once inicial. Un once con Iniesta de “extremo” zurdo, Cesc y Xavi de interiores, Messi de falso 9 y sólo Pedro como extremo puro. En el otro lado, Arrasate estaba obligado a cambiar el sistema empleado en el Camp Nou donde jugó con tres centrales, y formó con un atrevido 4-1-3-2 con el que intentar ser más ofensivos y obligar a Busquets a estar más pendiente de sus tareas defensivas.

Real Sociedad - FC Barcelona - Football tactics and formations

La Real salió presionando a la defensa. Los dos puntas realistas presionaban la salida de balón del Barcelona, siempre tendiente al sector izquierdo del campo contrario. Allí, sin una presión asfixiante, Iniesta, Cesc, Messi y Xavi empezaban a conectar y permutar para mantener la posesión y, cuando hubieran juntado a la Real en ese sector, cambiar a la derecha donde estarían abiertos Alves y/o Pedro. Difícil saber en qué posición exacta jugaron los interiores y los delanteros culés. Pedro se movió por las tres posiciones de ataque. Lo mismo pasó con Cesc. Sobre el papel era el interior izquierdo, pero en muchas ocasiones se encontró a la derecha de Xavi o intercambiando la posición de extremo con el manchego, que hacía las veces de interior. Y eso sumado a las funciones de interior (o incluso mediocentro) que suele cumplir Messi.

Pero esas permutas y esa posesión no hacían daño a la Real. Esperando con dos filas de cuatro y dejando a Vela y Seferovic arriba para impedir que los centrales y Busquets se sumasen al ataque con libertad, los de Arrasate esperaban que llegara su oportunidad. Tras recuperación, Griezmann, Zurutuza y Prieto comandaban el ataque con la intención de conectar con Vela, quien se movía por toda la línea de tres cuartos, siendo Seferovic quien hacía de referencia. Pero tampoco con la movilidad del mejicano o las mínimas y esporádicas subidas de Zaldúa y José Ángel sufrió de verdad. El buen hacer de Piqué y Mascherano al cruce desbarató cualquier intento local.

Dominio posicional sempiterno

Ni Zubikarai, ni Pinto habían tenido apenas trabajo cuando José Ángel se equivocó en una dejada en el centro del campo llegando a la media hora de partido. Messi recuperó, sprintó, quebró a Mikel González con facilidad y batió al guardameta de la Real. El 3-0 del global sería una losa muy fuerte para las ganas vascas, que aguantaron la intensidad defensiva, pero ya sin creer en una posible remontada. A partir del gol, el Barcelona se hizo con el control absoluto y empezó a jugar un partido “sin porterías”. El Barça controlando desde ese sector izquierdo en la primera parte, desde el derecho en la segunda (ganando aún más protagonismo Alves), dominó a su antojo el ritmo del encuentro. Y como no necesitaba de goles y sólo quiso dormir el partido para evitar sobresaltos y ahorrar fuerzas, el Barça volvió a la horizontalidad. Algo poco frecuente desde la llegada de Martino.

Los cambios en la segunda parte provocaron el resultado final. Las entradas de Alexis (Pedro) y Song (Xavi) dieron menor capacidad de control ante una Real que jugó la última media hora con Griezmann de 9 y el Chory Castro (entró por Seferovic) en la banda izquierda. El último cambio fue la entrada de Canales (Xabi Prieto) en el minuto 81. En esos 10 minutos la posesión fue más repartida y, con los equipos partidos, fue el ex-racinguista quien inició con un gran pase a la banda del Chory la jugada del gol de Griezmann. Empate final en Anoeta con Mascherano (soberbio durante el partido sin balón) jugando el descuento como mediocentro defensivo.