"Cuando Iniesta juega bien, el equipo juega a otra cosa". Así de contundente se mostró Martino en la sala de prensa tras ser preguntado por la influencia del manchego en el juego azulgrana. Y es que Andrés Iniesta hizo de su partido una obra de arte y, en consecuencia, el partido del conjunto fue de los mejores de la temporada.

Conducciones, cambios de ritmo, regates, pases inverosímiles como el que le hace a Cesc en el gol de Pedro... Cuando Iniesta se encuentra a gusto en el campo, se luce. Y el equipo se guía a través de la música que desprenden sus botas, sumándose a la fiesta y creando un concierto sólo al alcance de los mejores equipos del mundo. Junto a Andrés, Messi y Cesc brillaron con luz propia, ayudando al equipo a llegar con las mejores sensaciones posibles para el partido de Champions frente al City.

El gol tempranero, clave

El partido empezó, prácticamente, con 1-0 para el Barcelona. Con el gol de Adriano a los dos minutos, el Barça echó por tierra los planes de Paco Jémez, que quería tener la portería a cero el máximo de minutos posibles. Los jugadores de Martino tuvieron en todo momento la tranquilidad de verse por encima del marcador y jugaron a defenderse con el balón, a atacar e intentaron resolver el partido en la primera mitad.

Pero la falta de gol que tuvieron en el primer tiempo les condenó a seguir trabajando en la segunda mitad, ya con el 2-0 en el marcador. Con ocasiones menos claras en el segundo tiempo, el equipo marcó las diferencias y acabó por llevarse el partido por 6-0.

Vuelta al pasado: la presión

El Barcelona se reencarnó en el Barça de las 6 copas para apretar arriba con muchísima intensidad, con agresividad y con la intención de defender muy lejos de Valdés. El equipo robó muy arriba el balón y ya estaba en posiciones ofensivas, a muy pocos metros de la portería de Rubén.

En cuanto el Rayo quería sacar el balón jugado, todos los jugadores azulgrana daban ese paso adelante que se ha ido perdiendo paulatinamente. Han ido a robar lo más rápido posible y el Rayo cometía errores en su salida de balón. Alexis y Pedro, como siempre, fueron protaginistas en esta faceta y consiguieron incomodar a toda la zaga madrileña. Tras la recuperación de balón, el conjunto de Martino buscaba atacar lo más rápido posible, para poder encontrar la defensa del Rayo abierta. La defensa, con mala posición para defender porque estaba abierta para poder sacar el balón jugado, no podía evitar la cantidad de ocasiones que tenían los hombres de Martino.

En el apartado defensivo también cobró mucha importancia Cesc Fábregas. El de Arenys de Mar estuvo muy intenso en la presión, ayudando muchísmo en esa labor a Busquets en el centro del campo. Una recuperación suya, tras pérdida de él mismo, iniciaba la jugada del primer gol de Messi. Tras la recuperación, Fábregas buscó a Messi en profundidad y Leo definió como pocos.


Interpretación del juego

El equipo brilló en la intepretación y lectura del partido. De la mano de Iniesta, el equipo aceleró cuando tenía que acelerar, frenó en cuanto se tenía que hacer, tuvo posesiones largas cuando lo necesitaba y buscó mucho en profundidad cuando al rival le dolía más. Pero con la dificultad añadida de que el que normalmente da lecciones de lectura de partidos estaba en el banquillo. Sin Xavi Hernández, el equipo siguió interpretando muy bien todas las fases del partido y cuajó un encuentro con una regularidad que permite ser optimistas a los aficionados del Camp Nou.

Parece que el equipo ha aprendido de la derrota frente al Valencia en el feudo azulgrana unas semanas atrás y que su solidez va creciendo. En cuánto el equipo ha robado en una situación favorable, los extremos han ido al espacio, buscando la profundidad, sin importar mucho que el Barcelona arriesgaba la posesión del balón a cambio de un contragolpe. Los goles de Messi y Alexis son un buen ejemplo de las acciones verticales que se intentaron en el partido.


El equipo de Jémez, demasiado inocente

El Rayo Vallecano es uno de los mejores equipos de la Liga Española en lo que al trato al balón se refiere. Pero su posición en la tabla y su balance de goles demuestran que algo falla en el esquema de Paco Jémez. Cierto es que la plantilla no es la misma que el año anterior, que los refuerzos no han aportado todo lo que el entrenador y la dirección deportiva creían y que las dinámicas, en cualquier deporte, marcan mucho el rendimiento de un equipo. Pero el Rayo demostró en el Camp Nou unas carencias defensivas que no puedes tener para competir el partido a equipos de la zona alta de la clasificación. No tanto en la defensa en estático, en el juego de posesión del equipo rival, pero sí en transiciones ataque-defensa y en situaciones donde arriesgan demasiado para sacar el balón jugado.

En cuanto el Rayo pierde el balón, tarda demasiado en cerrarse, cosa que el Barcelona aprovechó para buscar la profundidad y atacar rápidamente. Y si a eso se le añade que comete demasiados errores en la salida de balón, como pases en horizontal en campo propio, el resultado es que necesita mucho acierto ofensivo para poder competir. Y hasta el momento tampoco lo está teniendo.