El FC Barcelona saltó al terreno de juego con la lección bien aprendida. Estar atentos desde el primer minuto del partido era un punto fundamental en el planteamiento de Gerardo Martino. Nada más escuchar el pitido inicial, el Barça se hizo con la posesión del esférico y lo mantendría en largas posesiones. Los de Pellegrini tenían otra idea. Pero que estaba en clara conexión con el planteamiento del rival: ir a la presión. De esa manera, debido a que también el conjunto de la Ciudad Condal acudía a la presión con el fin de obligar al repliegue rival, la posesión del balón pasó a un segundo plano.

Una toma de contacto

Durante los quince primeros minutos, el City tenía una especial dificultad para sacar, con precisión, el balón de su área.  Y con el fin de evitar un posible ataque azulgrana, los ingleses apostaban por parar el encuentro a base de faltas.

Durante la primera mitad, se mantuvo una clara tónica. El Barcelona era dueño y señor del esférico. Pero las oportunidades llegaban del lado inglés. Con cualquier oportunidad, el City se plantaba en el área de Víctor Valdés con peligro. Y era el guardameta, quien en varias ocasiones tuvo que poner calma en el encuentro.

Fue antes de llegar al primer cuarto de hora, en el minuto 14, cuando Negredo, en una de tantas con Mascherano, ganó la posición a Gerard Piqué y a Javier Mascherano. Sin embargo, tras no poder controlar con precisión el balón, el argentino pondría la calma y alejaría el balón de la portería defendida por Valdés. Pero esa era la apuesta del Manchester City: balones en largo. La calidad que tiene el equipo arriba hace posible esta premisa. Y salvo el gol, que no llegaba, le funcionaba al conjunto dirigido por Manuel Pellegrini.

Apenas dos minutos más tarde, el conjunto inglés volvió a disponer de una gran oportunidad para adelantarse en el marcador. La jugada, que partió de las botas de Yaya Touré, no vio portería. Gracias a un providencial Víctor Valdés y a la visión del árbitro, que señaló falta a favor del club azulgrana. En el minuto 18, de nuevo el goleador del Manchester City, Álvaro Negredo, volvería a poner en apuros a la defensa del FC Barcelona. Él sólo pudo con Mascherano y Piqué, consiguió rematar a portería pero el balón no entró al fondo de la red.

En ese momento, el Etihad Stadium despertó y empezó a creer en su equipo, que generaba las mejores ocasiones. Con los primeros veinte minutos de juego, las cosas seguían igual. Los jugadores del ‘Tata’ no generaban peligro al área rival y a pesar de las oportunidades generadas por el City, no se adelantaban en el marcador.

Fue entonces cuando los corazones de los aficionados azulgranas se pararon. En el minuto 24, una jugada, o más bien, un barullo, fue la gran oportunidad del Manchester City para colocar su primer tanto en el electrónico. Todo empezó por una falta innecesaria de Cesc. En el área, Alves cubría a Negredo, aunque sin prestar atención al esférico. Para fortuna del club culé, una falta sobre Víctor Valdés pondría fin a dos remates de los jugadores ingleses.

Tensión en ambas áreas

Y de los corazones azulgranas al de los aficionados que se dieron cita en el Etihad Stadium. Pocos minutos después, llegaba la primera polémica del encuentro. Una mano dentro del área del Manchester City, no señalada por Jonas Eriksson.

El FC Barcelona volvería a recuperar sensaciones. Y comenzó a tener, en apenas un par de minutos, varias jugadas de peligro. Primero fue Iniesta, que no pudo chutar a portería tras desbordar a Zabaleta y Navas. Poco después llegaría una buena ocasión de Messi, tras una perfecta combinación entre Xavi y el argentino. El lanzamiento se fue desviado por encima de la portería defendida por Hart. De Messi a Xavi, quien tuvo la tercera oportunidad consecutiva para el FC Barcelona. Un disparo desde la frontal del área que se encargó de atajar Hart.

La polémica continuaría, pues el arbitraje del partido perdonó, durante la primera mitad, varias tarjetas amarillas. La primera vino tras una obstrucción a Messi.  La falta lanzada por el argentino acabó golpeando en la barrera. Minutos después, un agarrón sobre Xavi. Fueron minutos en los que el equipo inglés calentó el partido.

La última oportunidad fue para el club de Manchester. En botas de Negredo, quien pudo dar el gol psicológico a su equipo. Curiosamente, los tres españoles que militan en el Manchester City fueron los que más complicaron las cosas a la zaga azulgrana.

La hora de la verdad

Tras el descanso sin cambios, saltaron los jugadores al terreno de juego. La segunda parte continuaría por el mismo camino. Los del ‘Tata’ Martino confiaban en que los jugadores del City, poco a poco, fueran perdiendo energías. Y a partir de ahí, aprovechar el momento para irse al ataque. Pero no dio tiempo.

Cuando el electrónico señalaba los primeros 7 minutos del segundo tiempo, los ojos de Andrés Iniesta vieron  una gran carrera de Messi. El pase salió a la perfección y el control del argentino, igual. Pero Demichelis también vio aquel pase y tras perseguir a Messi y ver cómo se escapaba a portería, tomó la decisión. Cuando llegaba al área, le derribó. Lo cierto es que, tras varias repeticiones, a pesar de que la caída se produce dentro del área, la entrada se produce fuera. La roja fue justa, pues Lionel Messi ya encaraba portería. Pero la pena máxima no debió decretarse. El Manchester City se quedaba con diez, cuando aún restaban muchos minutos de encuentro. Y el FC Barcelona, a través de las botas de Leo Messi, se ponía por delante.

El argentino, que rara vez perdona desde los once metros, mandó el balón al fondo de la red. Nada pudo hacer el guardameta, engañado por Messi.  Quizás fue cosa del destino que el penalti no señalado, y que era, en la primera mitad, fuese señalado en la segunda.

Diez contra once. Y el partido se teñía de color blaugrana, para desgracia de todo un estadio. Y de todo un entrenador. El técnico del City reaccionó rápido e hizo sus cambios. Retiró del campo a Kolarov y Navas, para apostar por Lescott –para cubrir el hueco de Demichelis- y el gol de Nasri.  Del lado rival, un Barça que no tenía oportunidades. Y que si las tenía, no se consideraban de peligro. Xavi, Alves o Messi, tuvieron sus oportunidades para ampliar la ventaja en el marcador. Pero ninguno de los tres tuvo acierto.

Y el que siempre debe estar atento, lo estuvo un partido más. Valdés, quien ya detuvo un balón a Silva, volvió a aparecer. Mientras, los técnicos seguían dándole vueltas a los jugadores que estaban sobre el césped. Pellegrini se jugó la última baza con Dzeko por el desacertado Negredo. Y el Tata dio minutos a Neymar, retirando del campo a un Alexis que no briló.

El Manchester City, con inferioridad, le seguía plantando cara a un FC Barcelona que no lograba matar el partido. Y de paso, encarrilar el pase a cuartos. Y eso que bien pudo hacerlo. Pero el tanto anotado por Piqué fue anulado por fuera de juego. Inexistente. En una jugada colectiva iniciada con Xavi, el centrocampista le envió el balón a Cesc, quien dio el último pase a Piqué, para que el central batiera a Hart. El árbitro del encuentro, Eriksson pitó fuera de juego.

Cuando ya todo parecía ‘visto para sentencia’, llegó el turno de los brasileños. Ya en el tiempo de añadido, Alves y Neymar realizaron una pared perfectamente tirada. Alves se internó en el lateral y para sorpresa de Hart, en lugar de centrar, disparó. Y disparó a portería. EL ‘22’ colocaba el 0-2 en el marcador. Y con ello, pie y medio en los cuartos de final de la Champions. A la espera, eso sí, de lo que dicte el Camp Nou en la vuelta de Octavos de Final.

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