Tres partidos. Tres derrotas. Adiós a tres títulos. El Barça vive el peor momento futbolístico desde la última etapa de Rijkaard, abocado a una temporada sin ninguno de los grandes trofeos. Un equipo sin una dirección deportiva decente, con un juego oxidado y una regeneración necesaria. Leo Messi encarna a la perfección la situación futbolística de su equipo. No obstante, conviene no equivocarse. Leo es una víctima de la propia situación de club. No es el culpable ni el principal señalado. 

El Barça arrancó la final de Copa con los mismos defectos futbolísticos de los que venía padeciendo a lo largo de la temporada: presión tras pérdida inexistente, velocidad escasa en la circulación de balón y defensa partida ataque tras ataque madridista. Ante esta situación, el mejor jugador de la historia del FC Barcelona se muestra impotente y perdido. No se puede pedir al '10' que, midiendo 1,70, remate los inofensivos centros de Dani Alves desde la banda derecha. Tampoco que reciba el balón fuera del área y sea capaz de regatear a una línea defensiva de ocho jugadores rivales mientras ningún compañero viene a apoyarle o a buscar el espacio. Leo es víctima de su equipo, del juego actual y de un inoperante Gerardo Martino.

Ya lo avisó Guardiola. Arengó al club a formar un equipo en torno a Messi. Rodearle de los mejores jugadores y que su entorno sea el ideal. Pasados dos años desde aquellas palabras, el club ha hecho todo lo contrario. No se ha formado un equipo para que gire alrededor del astro argentino. Incluso Martino se atrevió a afirmar en unos cuartos de final de la Champions League que ''no interesaba que Messi entrase en el juego''. 

Sin embargo, lo fácil es apalear a Leo. Hay quienes se dedican a contar los kilómetros que ha hecho durante el partido para justificar una posible indolencia o, lo que es peor, que se está reservando para el próximo Mundial. Messi nunca necesitó correr 15 kilómetros por partido para ser el mejor. Necesita entrar en juego constantemente, un equipo que le facilite sus virtudes y un entrenador que le busque la mejor ubicación. No matemos a nuestro mejor jugador. Hagamos oídos sordos ante quienes quieren hacernos ver que Messi es el 'ogro' culpable de todo. Estos culpables se encuentran arriba, ocultos en trajes de lino y 'manos negras' y que han destruído el mejor Barça de la historia. 

Futuro

Ante esta situación, la regeneración en todos los estamentos del club es más que necesaria. Desde la directiva, pasando por la dirección deportiva, para acabar en el entrenador y los jugadores. El aficionado culé no debe confundirse. Esta regeneración de jugadores la debe liderar Leo Messi, ya que él debe ser la gran estrella que lidere este 'nuevo proyectos'. Él y jugadores como Alba, Bartra, Iniesta, Busquets o Neymar deben ser los pilares fundamentales del nuevo Barça. Hay otros jugadores que no merecen vestir la zamarra azulgrana ni un minuto más. Estos jugadores no merecían que Bartra se 'rompiese' por ellos en la carrera por evitar la cabalgada de Bale. 

La memoria del fútbol es muy corta, y más en el Camp Nou. La 'culerada' debe saber valorar lo logrado por esta plantilla y no cargar las culpas en quien no deba. Messi lo ha sido, lo es y lo será todo para este club si se le trata de la manera correcta. La directiva actual no parece dispuesto a ello; por lo tanto deben ser los aficonados quien ayuden a los jugadores a una regeneración para que el punto marcado anoche en la final de Copa no sea un punto y aparte, y tan solo sea punto y seguido al mejor Barça de la historia.