"Pachón está ya para echarlo a los leones". Esta afirmación, así de rotunda y tajante, ha sido oída en multitud de ocasiones por los mentideros de la Segunda B y del Fernando Torres a lo largo de la temporada. Y el destino les dio la razón, los leones le probaron y él dictó sentencia. A sus 37 años, le echaron al fin a ''sus leones'' y de un zarpazo se los cargó a todos. Así se las gastó este sempiterno 'killer' para acallar tales habladurías, y así se encargó de dar una victoria vital a su Fuenlabrada de cara a los playoffs. 2990 minutos y 14 goles después, Pachón hizo soñar a todo el Fernando Torres con un playoff que ya no es tan intangible para los de Visnjic.

Pero empecemos por el principio mejor. El partido inició con un ritmo frenético, con transiciones muy veloces y con llegadas incontables a las inmediaciones de ambas áreas. Los jugadores atacaban sin cesar sobre el césped y el público lo agradecía desde la grada. Dos equipos con estilos parecidos que se veían las caras en el Fernando Torres con los playoffs como objetivo.

Frenética primera mitad pero sin acierto goleador

La batalla de la matinal del domingo pudo presenciar pronto variantes en el luminoso pero la pelota no quiso entrar. En los primeros veinte minutos, muchos fueron los que lo intentaron, entre ellos Pachón, Carlitos y Guarrotxena, pero el que más se acercó fue Aketxe cuando sobrepasando la media hora de juego vio como su disparo lamía el larguero de la meta de Basilio. Ataques a raudales, así como las correspondientes imprecisiones en las definiciones.

Las ocasiones más claras, larguero de Ager Aketxe aparte, fueron del CF Fuenlabrada. La defensa bilbaína no sabía como frenar el juego fuenlabreño comandado por un voluntarioso Molino, quien combinaba una y otra vez con el siempre presente Pachón y un Carlitos que siempre entraba desde atrás rompiendo en velocidad. Pero el dominio era visitante, la posesión del esférico, aunque esterilmente, era suya, y los de Cuco Ziganda poco a poco iban cogiéndole el ritmo a la aguerrida medular azulona.

Las intentonas de sendos contrincantes se esfumaban una vez tras otra y así se llegó al descanso. El partido, hasta el momento, había cumplido las expectativas iniciales de todos los allí presentes: buen fútbol ofensivo, muchas alternativas y más ocasiones de las normales en el fútbol de bronce. 

Segunda mitad más equilibrada

Tras la reanudación, el encuentro cambió por completo. Del frenesí ofensivo que se pudo ver en el primer acto, se pasó a un segundo tiempo más estudiado, más trabado y donde las defensas se imponían constantemente. Las llegadas a ambas áreas brillaban por su ausencia ahora.

Ambos daban la sensación de haber entendido a la perfección sus virtudes, anulándose así mutuamente. La defensa del fornido Kepa ya no ofrecía tantos resquicios como en el primer acto, y Aguilar y Alcañiz ya habían puesto el cerrojo al arco de Basilio. El guión -o el final- del partido estaba extremadamente claro: el que primero anotara, se haría con los tres puntos.

Basilio frenó a Williams providencialmente

El respeto que ambos equipos se mostraban, frenaba todo tipo de ofensiva que pudiera desproteger sus porterías. La cautelosa posesión del balón, frenó la verticalidad del fútbol de ambos equipos. Las oportunidades para abrir el marcador no llegaban, hasta el 72' del encuentro, cuando el prometedor Iñaki Williams saía a escena en el partido por fin pero Basilio empequeñeció su figura. Un disparo a bocajarro a media altura y una estirada felina que salvó providencialmente un 0-1 que podría haber sido definitivo. La figura de ''San Basilio'' volvía a lucir con fuerza en el Fernando Torres, ¿cuántas van ya?

Sergio Pachón y el zarpazo de un ''inmortal''

El minutero corría vertiginosamente, casi tanto como los jóvenes del Bilbao Athletic a los que parecía que las piernas no les pesaban. A los fuenlabreños sí, y mucho, poco podían hacer ya, quedaban apenas cuatro minutos de encuentro y los ''mini-leones'' no cesaban en su empuje. Incluso por las gradas se empezaba a dar por bueno el empate, se veía una clara diferencia en lo físico y ya solo se podía esperar lo peor.

Pero entre todos ellos, había un ''inmortal'', un futbolista de 37 años capaz de frenar el ímpetu de una jauría de leones sedientos de gol. Un eterno goleador que siempre da la cara. Sergio Pachón. Anuarbe recupera una pelota insalvable en el córner izquierdo, le tira un exquisito túnel a Lecue, levanta la cabeza y le ve a él, a su '9', que ya se había anticipado a Jon García en su desmarque hacia el primer palo. Rubén la puso y Pachón, sutilmente, hizo el resto. Así se metía el 'Fuenla' en un sueño, así los de Visnjic empezaron a rozar lo intangible. Así, con un equipo que rema y corre en una misma dirección marcada por su ''inmortal'', así se mantiene la llama de un sueño que tiene 8 letras: playoffs.