A Josep Guardiola no le tembló el pulso en decidir el futuro de Eto’o, el último ‘9’ que ha triunfado en Barcelona.  Su salida, más que discutida, obedeció más a una “cuestión de feeling, de sensaciones”, que de “razones futbolísticas”, como el propio Pep aseguró en una rueda de prensa previa a la salida del camerunés.

Tras cinco años defendiendo la elástica azulgrana, con el dorsal ‘9’ a la espalda, Samuel Eto’o abandonaba el club catalán dejando un legado que nadie ha sabido asumir desde entonces. El rol de Leo Messi como delantero centro, el lidiado ‘falso nueve’,  acabó con la posibilidad de que se jugase con un delantero puro mientras que el argentino esté operativo.

Primero fue Ibrahimovic, que llegó como sustituto inminente de Eto’o. Su coste, más de 80 millones de euros, fue la primera loza que iba a tener que aguantar el sueco durante sus doce meses de erasmus en Cataluña. La primera mitad fue buena. En la posición de delantero, el ex de Ajax, Juventus e Inter, congenió con Messi, aún escorado en banda derecha, y con Pedro, por entonces Pedrito.

La salida de Ibrahimovic fue un secreto a voces

Decidió partidos como el clásico ante el Real Madrid y dejó destellos de su enorme clase. A raíz de enero, la cosa cambió y sus conflictos con Guardiola empezaron a intensificarse. Su suplencia en más de un partido confirmaba el desamor que se había producido entre el entrenador, el filósofo como el propio Zlatan bautizó, y el delantero.

La salida de Ibrahimovic fue un secreto a voces. El fiasco de los 86 millones de euros había sido rotundo y el fichaje de Villa era la mejor manera para enmascararlo. Pero no sería El Guaje el que sustituyese al sueco, sino Bojan Krkic, el jugador que más goles ha anotado en las categorías inferiores del conjunto azulgrana, se enfundaba el número nueve y hacía creer a la afición y a Guardiola que él era el delantero que estaban buscando.

Nada más lejos de la realidad, Bojan nunca fue del agrado de Guardiola. Lejos del área – siempre escorado en banda -  nunca pudo demostrar todo el fútbol que le había llevado hasta el primer equipo del Barcelona. Su última temporada, donde pocas ocasiones fue titular, disputó un total de 27 encuentros, anotando seis goles en el campeonato liguero. Pese a ello, dejó su huella personal en el primer título que ganó Guardiola, allá por mayo del 2009, anotando el tercer gol al Athletic de Bilbao

El ‘feeling’  con el que Guardiola se justificó para echar a Eto’o en 2009, fue la piedra angular para acabar con el 'nueve' en Barcelona

En 2011 el Barça decidió ceder a Bojan a la Roma porque llegó otro delantero, uno más en tres años. Aterrizó desde Italia el chileno Alexis Sánchez. El ex del Udinese llegó a Can Barça con la vitola de ‘crack’ y de desatascador de encuentros. El chileno asumió la responsabilidad de llevar el dorsal maldito y la jugada no le salió del todo bien.

En cuanto a títulos, a Alexis solo le ha faltado ganar la Liga de Campeones con el Barcelona. Mientras que en números,  posiblemente no haya mejorado en mucho a sus antecesores: 88 partidos y 39 goles en liga. Su gol al Real Madrid en el primer clásico liguero de la pasada temporada le catapultó a lo más alto, así como el gol que pudo valer una liga ante el Atlético de Madrid en el último partido de liga.

El ‘feeling’ con el que Guardiola se justificó para echar a Eto’o en 2009 fue la piedra angular para acabar con el 'nueve' en Barcelona, la liberación de Messi en el ataque azulgrana. El 2-6 al Real Madrid fue la primera permuta que Pep programó entre Samuel y Leo. Desde entonces, el argentino no quiere moverse del lugar donde se ha convertido en el mejor jugador del mundo y en el máximo goleador en la historia del Barcelona.

Ni Ibrahimovic, ni Bojan, ni Alexis han sabido adaptarse al rol que encarna los años contemporáneos del barcelonismo. El ariete que acabe llegando a Barcelona ya conoce lo ocurrido de las últimas cinco temporadas. A su vez, tiene que tener más que asumido que el puesto de delantero está vetado, quizá incluso hasta maldecido.