Como dijo Gerard Piqué, es difícil comer jamón de jabugo cuando te has acostumbrado a saborear caviar durante años. Esto es lo que le ocurre a la afición del Barcelona. Tras una era pletórica, en la que cuando se creía que algo no podía ir a más, ocurría algo mejor, solo puede venir una caída dolorosa. Y la hubo. Un año de incertidumbre, de impotencia y de decepción. Y es que Xavi no fue el único que vivió una doble decepción al final de la temporada pasada. “Nos habrán hecho vudú”, era una frase recurrente entre la hinchada azulgrana.

El imponente Camp Nou se fue vaciando, y con él, la fe en el equipo. Prometieron revolución, y la hubo. Luis Enrique, consciente o no, se armó de un ejército con un solo reto: Devolver a todos los culés la ilusión, como hizo Ronaldinho cuando con su sonrisa y su fútbol de playa puso luz a un club en la sombra.

Volver a creer

El lucho aceptó el encargo, a sabiendas de la presión que iba a suponer hacerlo. Por eso, tras prácticamente un año sabático para la plantilla azulgrana, el técnico asturiano ha vuelto a hacer de los entrenamientos unas sesiones con motivo táctico.

Lejos quedaron las giras internacionales que solo conseguían desgastar inútilmente a los jugadores y no aportarles prácticamente nada. El stage en Saint George’s Park fue toda una declaración de intenciones del nuevo proyecto: dobles sesiones preparatorias a diario de hora y media que a los mismos pupilos azulgranas les costara terminar. Ellos lo agradecen, o eso dicen.

Pero toda esta expectativa de intensidad y presión, esta sensación que recuerda al clima de 2008, también hay que justificarlo sobre el terreno de juego. Y de momento, en los pocos minutos que hemos visto, no se ha hecho en exceso.

Cierto es que el equipo estaba cojo y plagado de juveniles y jugadores del filial - que aunque apuntan maneras aún deben aclimatarse y hacer un proceso lógico y natural -. Por eso se perdona el empate frente al Niza o la victoria por la mínima ante el Recreativo. Pero ahora el aficionado ya necesita ver carburar al equipo. Con todos los internacionales a falta de Luis Suárez – y de los cuatro mundialistas que no viajarán a Ginebra-, el Barcelona necesita una victoria redentora consigo mismo. Y frente al Nápoles de Rafa Benítez, no parece un mal momento.

En estas llega el equipo, necesitado de un aperitivo urgente para afrontar con menos ansias el gran bufete que significará esta temporada.

22 jugadores

El Barcelona, pues, viajará con todos los disponibles. Es decir, un total de 22 hombres mezclando jugadores del primer equipo y del filial. El lucho no podrá contar ni con Mathieu, ni con Xavi, ni con los ya lesionados Adriano y Neymar.

Tampoco podrá hacerlo con tres pilares como Messi, Mascherano y Alves, que se quedan en Barcelona porque aún están aterrizando en el día a día azulgrana. Patric también se perderá el amistoso por una sobrecarga, y en su lugar viajará Bagnack, que se encontraba de stage con los de Eusebio Sacristán en Torremirona.

La lista queda configurada de la siguiente forma: Ter Stegen, Bravo, Masip, Montoya, Bartra, Piqué, Alba, Busquets, Iniesta, Sergi Roberto, Rakitic, Rafinha, Deulofeu, Pedro, Edgar Ié, Grimaldo, Samper, Halilovic, Adama, Munir, Sandro y Bagnack.

Una oportunidad para brillar

Todos los ojos estarán puestos sobre los nuevos

Las nuevas incorporaciones de este año tendrán otra oportunidad para seguir dejando buenas sensaciones y para aprender a conectar con sus nuevos compañeros sobre el verde. Mirados con lupa estos primeros días, Rakitic, Ter Stegen, Claudio Bravo –que podría debutar como azulgrana en este encuentro –, Rafinha y Deulofeu, deberán poner todo de su parte para ganarse un lugar en el equipo. Precisamente el delantero parece que se lo está tomando muy en serio, siendo el mejor o de los mejores en todos los amistosos que ha disputado.

También será una gran ocasión para los jóvenes, que podrán dar argumentos para futuras convocatorias a un técnico que ha dejado claro que no le va a temblar el pulso para dar confianza a jóvenes promesas si se lo merecen. Parece que Halilovic ha tomado nota de esto, porque el croata está demostrando que es una auténtica lástima que sea un refuerzo para el Barcelona B y no para el primer equipo.

Sergi Samper también tendrá opción de madurar un poco y empezar a pegar ese estirón que le falta para llegar a lo que todos esperan: ser el relevo natural de Sergio Busquets – y más con el vacío que se espera que deje Alex Song.

Nápoles, un rival de altura

Enfrente tendrán un equipo dirigido por Rafa Benítez, que afronta su segunda campaña en la banqueta italiana. El cuadro napolitano se ha reforzado mucho durante los últimos años en todas las líneas.

Cuentan con algunos viejos conocidos del club que ya se incorporaron para la pasada campaña, los ex madridistas Callejón, Albiol e Higuaín, supuesto pretendido del Barcelona este verano. Mariano Andújar bajo los tres palos, Koulibaly en el eje de la defensa y Michu como mediapunta, han sido las tres incorporaciones del equipo de Benítez esta temporada.

Higuaín y Callejón sumaron 46 goles la temporada pasada

Precisamente la delantera es con lo que más cuidado deberá tener el cuadro catalán. La dupla de Higuaín y Callejón, que sumaron 46 goles entre los dos la pasada campaña. Además el español ya lleva cinco dianas en lo que llevan de pretemporada.

El último enfrentamiento

El último enfrentamiento entre ambos equipos se produjo ahora hace tres años y también fue en formato amistoso. Italianos y catalanes se vieron las caras por última vez en el Trofeo Joan Gamper de 2011, con Pep Guardiola aún en el banquillo azulgrana, y terminó con una acaparadora victoria de 5-0 para los culés. Cesc, Keita, Pedro y Messi fueron los autores de las dianas azulgranas.

Ambos equipos han cambiado mucho, unos se han apaciguado y otros se han puesto las pilas, pero es interesante repasar cómo se desarrolló el enfrentamiento.

Para encontrar otro precedente ya hay que remontarse al 1978, en un amistoso jugado en mayo en el estadio San Paolo que terminó con empate a uno.

Posibles alineaciones