Agresivo, con chispa y mucha movilidad. Así se ha podido ver al FC Barcelona en la 49ª edición del Trofeo Joan Gamper contra el Club León de Guanajuato. La diferencia de goles ha sido clara y el Barça ha mostrado una buena versión en el último partido de la pretemporada.

Con un 1-4-3-3 de inicio, Luis Enrique ha planteado un partido en el que a través de la presión alta de sus jugadores, se pudieran recuperar los balones en zona de peligro y evitar que el rival crease problemas en defensa. Rafinha y Rakitic fueron los más destacados en este apartado. El despliegue del brasileño que presionó tanto en zonas de medio campo como de ataque impidió en muchos momentos la salida limpia del balón. Pero más destacado fue lo de Rakitic. El croata realizó un enorme derroche físico para impedir la circulación del balón rival, acompañado de un Busquets que no se aburrió de recuperar balones junto al croata.

Un Barça más vertical

La llegada de Rakitic y Rafinha, y la presencia de dos jugadores tan buenos al espacio, como Neymar o Leo,  facilitan que el equipo, en los momentos que considere oportuno, sea más vertical. Un claro ejemplo son los dos primeros goles azulgranas. En el primero Rakitic recupera el balón en mediocampo para cedérselo a un Messi que enseguida se la da al espacio al brasileño, este espera la llegada del argentino para dársela y que remate a puerta. El segundo, recuperación de la defensa azulgrana, balón para Iniesta que con un pase a la espalda de la defensa deja sólo a Neymar para que anote el segundo.

Mucha movilidad en ataque estático

Cuando tocaba un ataque estático, los blaugranas no dejaban de moverse por todo el campo. Ofreciéndose en corto o buscando el espacio. Mucho movimiento y constantes apoyos para agilizar el ataque cuando la defensa está más cerrada como en algunos de los tramos del partido de ayer. Buena señal, igual que la capacidad de los tres de arriba para intercambiarse posiciones y rendir a un buen nivel en cualquiera de las tres.

Se pudo observar también como a la hora de salir con el balón jugado, Busquets sigue bajando a incrustarse entre los centrales para facilitar la salida pero si el equipo rival realizaba una presión muy alta, Bravo no dudaba en mandar el balón en largo buscando a Rafinha o Neymar. Esta posición de Busquets o Samper en la segunda parte, permite que los laterales suban más para abrir el campo y tener más efectivos a la hora de atacar. Permite situar al equipo en un 3-4-3  o en un 3-5-2 si alguno de los de arriba como en el caso ayer de Messi o Rafinha bajan crear superioridades en el mediocampo.

Otro detalle que se pudo ver es como Busquets o Samper, encargados de ocupar el puesto de mediocentro, jugaban más adelantados de lo que se hacía con anteriores entrenadores, ayudando más en la presión adelantada pero con los riesgos de más espacio a la espalda que los centrales deberían cubrir. Unos centrales que defendían muy arriba, casi a la altura de centro del campo y que deja mucho espacio atrás pero sirvió para juntar líneas y no romper al equipo.