Una de las revelaciones del campeonato pasará por el feudo azulgrana para buscar algún punto que les permita seguir estando lejos del descenso, en una posición cómoda. El Eibar, un equipo modesto, rebosa ilusión en esta primera temporada en la élite de España, pero juega sin ataduras ni complejos, con todas sus armas y con la fuerza de una afición entregada a los jugadores del milagro.

En dos años pasar de Segunda B a Primera División no es una empresa fácil, pero el Eibar ha sustituido el dinero por la ilusión y, con un equipo con un presupuesto bajo, ha conseguido el ascenso y, por ahora, disfrutar de la Primera División sin estar en el pozo.

Equipo a imagen de Garitano

Entrega, lucha, ganas. motivación, esfuerzo, trabajo... Garitano es un amante de todo eso y el equipo lo pone en práctica cada fin de semana. Juegan once trabajadores, jugadores que dan todo lo que tienen durante los minutos que están sobre el césped. El sueño en el que viven parece no terminar y la ilusión de seguir soñando despiertos alarga el placentero momento.

La intensidad es altísima, sobre todo en Ipurúa, donde el equipo se hace extremadamente fuerte, concediendo muy pocas opciones a los rivales que lo visitan.

En campo rival intentan mantenerse sólidos atrás, con un Raúl Albentosa a un nivel muy alto, y aprovechar cualquier contragolpe o jugada aislada con los siempre peligrosos Capa, Nieto, Arruabarrena o Ángel, entre otros.

Defensa en bloque bajo y mucha disciplina

El equipo azulgrana juega con las ideas muy claras y quiere minimizar riesgos e intentar maximizar los beneficios de las pocas opciones que pueda tener frente a un Barcelona. Los laterales se encargarán de cerrar los espacios entre ellos mismos y los centrales, mientras que los dos centrales buscarán fijar la marca de ambos delanteros del equipo de Luis Enrique, pese a que los laterales ayudarán muchísimo en esa tarea, cerrando tanto que pueden parecer cuatro centrales. 

La intención de Garitano es que el Barcelona se encuentre muchas dificultades por dentro y que Leo Messi no tenga espacio para poder recibir ni crear por esa zona central. Así, acumulará un doble pivote más la salida eventual de un central para presionar a algún jugador que quiera recibir entre líneas. 

Los pasillos exteriores, para los extremos

Los extremos tienen una importancia capital en este sistema para poder evitar los dos contra uno que pueden crear los delanteros y laterales del Barcelona. La disciplina táctica y la solidaridad defensiva de los extremos puede ser la clave para poder maniatar el juego ofensivo del Barcelona.

En contrapartida, como es lógico, tener a los extremos pendientes de los laterales les hace perder mucho recorrido ofensivo, ya que están más pendientes de defender que de atacar y, en cuanto tienen la posibilidad de salir, no están tan frescos como acostumbran debido al trabajo defensivo.

El delantero y el segunda punta, también atrás

Si se cuentan los jugadores que el Barcelona tiene por dentro y los que podría poner el Eibar, muestra que el Barcelona tendría una superioridad con Messi que Garitano no quiere que se produzca. Dos pivotes más el mediapunta en el Eibar y el trivote más Messi en el Barça. Para ello, en lugar que sea el mediapunta, Arruabarrena ha sido el más utilizado ahí, el que aprieta a Busquets, el encargado podría ser el delantero referencia, dejando libre a los centrales. Con esta situación, Arruabarrena se quedaría con uno de los interiores, uno de los dos pivotes del Eibar se quedaría con el otro interior del Barcelona y el otro pivote con Messi. 

El Barça deberá circular muy rápido el balón y los centrales deberán estar muy atentos en la salida de balón para poder superar el entramado defensivo del conjunto vasco. Es clave la conducción de los centrales para provocar desajustes por dentro y la capacidad que tengan para superar líneas de presión mediante una consucción o un pase vertical, a la espalda de los pivotes visitantes.