El FC Barcelona cedió el liderato de la Liga BBVA ayer tras perder ante el Celta de Vigo en el Camp Nou por 0-1. Lejos del resultado, la situación que más incomoda a Luis Enrique y la afición del equipo catalán es la pérdida de identidad y un camino sin rumbo concreto lleno de dudas y falto de ideas claras en el juego. 

Sin fluidez ni continuidad, el Barça ayer no dispuso de posesiones largas, no elaboró con tranquilidad ni tampoco se mostró efectivo buscando ser más vertical. Fue un cúmulo de intenciones erróneas que acabaron decantando la balanza a favor del Celta, mucho más seguro sobre el césped. 

Dependencia en los tres atacantes

A pesar de que pudieron ganar el partido por no ser de los palos, el equipo dependió en exceso de Neymar, Suárez y Messi. Mostrando un equipo partido saliendo desde atrás, con las líneas muy separadas y sin proteger la pérdida y desordenar al rival mediante largas posesiones, se buscó a los tres astros y se confió en ellos para encarar un entramado defensivo visitante que concedió poco. 

El desequilibrio sólo vino desde los tres atacantes

Messi y Neymar dieron buenas sensaciones a nivel de 1x1 y Suárez cada vez encaja más a nivel posicional, viniendo a recibir y mostrando ser algo más que lo conocido como un "9 puro". A pesar el nivel de los tres, ayer Rakitic no llegó como de costumbre a área rival para ganar segundas jugadas y Rafinha filtró menos que nunca. 

Un juego directo nada claro

Las posesiones largas del FC Barcelona a las que nos tienen acostumbrados ayudan a que el robo sea inmediato: navegar juntos en campo propio y rival ayuda a que la superioridad tanto numérica como posicional desordene al contrario una vez recupera el balón. Ayer, sin embargo, no se dio esa premisa. Los centrales lanzaron más que nunca y Busquets entró poco en contacto con el balón para enlazar. 

Tanto movimiento de ruptura partió el equipo en dos: lo sufrió Busquets

Se marcó una guía de ruta que para nada coincidía con los navegantes que la debían ejecutar: Rafinha como llegador intercambiando con Messi, Rakitic y su último pase, Busquets y su capacidad para batir líneas mediante pases que ven más allá de la primera línea... El Celta estuvo atento con un bloque compacto que tampoco cedió las segundas jugadas para ser aprovechadas tras el primer desplazamiento largo. 

Mientras, tan sólo Messi vino ayer a buscar en 3/4 para que Neymar y Suárez fueran en ruptura. Con Rakitic y Rafinha cerca, el equipo se dividió fruto de querer atacar demasiado rápido e insistir a la espalda de la zaga rival. Las consecuencias tras pérdida las sufrió un Busquets que quedó superado en varias acciones.  

El 3-4-3, solución sin éxito

Tras encajar el 0-1 el Barça eliminó un defensa y entró Xavi para dar más estabilidad y coherencia al juego. Junto a él se emparejó Mascherano como pivote, sabedor Luis Enrique que el equipo jugaría ya algo más abierto y daría responsabilidades al argentino a la espalda. 

Sin embargo se sufrieron los mismos problemas. Xavi entró poco en juego y Messi insistió en venir a buscar lejos de zona de remate. Pedro aportó menos en los duelos de 1x1 y siguió insistiendo en ruptura, lo que partió al equipo y tampoco pudo mover marcas para generar metros a los llegadores en conducción.