Ante el Getafe se confirmó algo que en el choque frente al PSG destacó como novedad. Busquets con Luis Enrique ha avanzado hasta diez metros su zona de influencia. Por el momento, los resultados no convencen y parece no estar cómodo (revisando sus actuaciones y rendimiento) en esta evolución. 

Mascherano a su lado en un teórico doble pivote se siente más identificado en encuentros de idas y venidas. La Premier como antesala a su llegada a el FC Barcelona de Guardiola y la selección argentina se caracterizan por eso: equipos largos, metros para ambos y un centro del campo que tiene como objetivo principal llevar el balón cuanto antes a los jugadores ofensivos. 

"Cuanto más rápido va el balón, más rápido vuelve"

Ahora parece que esa tendencia ha crecido en Can Barça. Tiene, como todo, ventajas e inconvenientes. La principal virtud es que generar más espacio para gente desequilibrante en situaciones ofensivas como Messi, Suárez o Neymar los hace mucho más decisivos. Regalar distancia a estos tres jugadores con gran calidad y capacidad para desequilibrar ayuda a incrementar las ocasiones, ser superiores en los duelos individuales y llegar más rápido a portería. 

Aún así, también trae inconvenientes. Y alejarse del modelo parece que trae más problemas que soluciones. Decía Guardiola tras perder ante Real Madrid por 1-0 en el Bernabéu que "cuanto más rápido va el balón, más rápido vuelve". La nula estabilidad que tiene el Barça en muchas situaciones de juego no permite movimientos largos para realizar algo tan necesario como las vigilancias ofensivas, protegiendo la pérdida. 

Xavi sí genera estabilidad a cada posesión

El equipo se parte, obligando a gente como Iniesta, Rakitic o Busquets correr con desventajas. No ocurre lo mismo cuando Xavi entra al terreno de juego. Él pone orden, calma, paciencia y mucha más firmeza en cada posesión para también ser siempre superiores en cada situación. Esta misma superioridad ayuda no solo con balón, también tras perderlo. 

Sin embargo, ante el Getafe, Busquets apareció pocas veces como primera opción en salida. Desde la primera línea, la de centrales, se buscaba jugar con el tercer hombre, en este caso Messi. Los interiores se alejaban para abrir ese intervalo pero obligaban, de esta forma, a Leo venir a buscar mucho más lejos de portería, allí donde hace más daño. 

La condición del primer pase de Busquets es cada vez menos abundante, cuando en los mejores días del club azulgrana de toda su historia fue uno de los principios básicos. Probablemente, la "ansiedad" que despierta llegar rápido al desmarque en profundidad de Neymar o Suárez influya a ello.