Una de las áreas en las que el Barça debe reforzarse con más urgencia es el lateral derecho. Aunque el club catalán esté actualmente en espera de la resolución del TAS sobre su recurso, la entidad de la ciudad condal no puede perder un minuto en la planificación de la plantilla.

 El problema es grande. Que Dani Alves no renovará su contrato parece un secreto a voces. Su relación con la grada ha ido deteriorándose y, además, el rendimiento del lateral brasileño se ha cuestionado en las últimas temporadas. Su elevada ficha es el único obstáculo a su salida. Por otro lado, Martín Montoya ha hecho pública su intención de abandonar la disciplina culé con un comunicado al club azulgrana. De una tacada, el Barcelona podría perder, en este sentido, a dos laterales derechos.

En el hipotético caso de verse rebajada la sanción y, por lo tanto, poder fichar en la próxima ventana de traspasos, la solución sería más sencilla. De no ser así, en la plantilla el Barça tiene otros jugadores para suplir estas bajas. Adriano parece haber superado sus dolencias cardíacas, aunque este tipo de lesiones hay que tratarlos con mimo y no se sabe cuál será el rendimiento que pueda ofrecer el jugador brasileño, que tampoco ha tenido mucho protagonismo desde su llegada. Y por último, Douglas es un futbolista que, pese a las críticas recibidas desde antes incluso de llegar, es el único lateral derecho puro que le quedaría al Barcelona y aún no ha gozado de la continuidad suficiente para demostrar si es válido o no.

Pero si atendemos a la filosofía del club catalán, deberíamos buscar la solución en casa. Y en este sentido la Masia ofrece alternativas, con Adama Traoré como la más fiable. Si bien es cierto que el joven de la cantera juega habitualmente como extremo, la “flecha de Hospitalet”, apodo por el que se le conoce en el fútbol base, posee una velocidad y una potencia física que le permitirían adaptarse perfectamente a la posición. Además, si nos fijamos, los laterales del Barcelona no son laterales al uso, sino que juegan más bien como carrileros totales, que en otros conjuntos podrían ser considerados extremos. Seguiría jugando la mayor parte del tiempo en fase ofensiva y pisando el terreno rival, aunque partiría desde una posición más alejada.

Por todo lo anterior, si Adama es capaz de crecer tácticamente y, sobre todo, si se muestra valiente para adoptar una posición que no es su habitual en beneficio del equipo, podría hacerse con un lugar en el primer equipo, que por otro lado tendría difícil de conseguir en zona de ataque por la feroz competencia a la que debería hacer frente.