"No anem bé" (no vamos bien) debe pensar el aficionado del FC Barcelona. Y razones, la verdad, es que no le faltan para estar tan preocupado, más todavía viendo el pobre nivel futbolístico que exhibe su equipo domingo tras domingo.

Pero, ¿hay razones para el optimismo? Así, a simple vista parece que no. El club, sancionado por la FIFA por irregularidades en la contratación de menores de edad, tiene prohibido reforzarse hasta 2016, fecha en la que se celebrarán las tan añoradas elecciones que tanto se reclaman desde que Sandro Rosell se dio la fuga cuando se destapó las verdades del 'caso Neymar'. 

Bartomeu quiere dejar a Gaspart como un buen mandatario

La Junta, cuyo presidente no ha sido votado por ningún socio, merecería un artículo o un libro para describir los sinsabores que siente el socio ante ellos y su más que criticable gestión en estos cinco años que cumplirán el próximo 13 de junio.

En los aspecto más puramente deportivos, nada queda de aquel Barcelona dirigido con maestría por Guardiola. Nada. Ni siquiera la intención de jugar a través del balón, buscando aquellos pasillos interiores ni formando los triángulos sobre el verde que trajo Cruyff allá para finales de los '90.

Está Messi, sí, pero tanto el desaparecido Vilanova como Martino y Luis Enrique se han empeñado tanto en alejarlo del área, que cada vez se le ve menos feliz sobre el verde, sin disfrutar como en antaño, cuando finalizaba las jugadas. Ahora el '10' argentino las debe iniciar, y lo hace a 40 metros de la portería, sin opción de generar peligro, ni mucho menos de finalizarlo. Las comparaciones son odiosas pero mientras en la capital, Cristiano juega cada día más cerca del área, Messi lo hace más alejado y escorado.

Sin Messi, el Barcelona sufriría para estar en Champions

Después está Zubizarreta y su peculiar forma de querer prolongar el reinado culé. Cuando el equipo estaba en pleno rendimiento se pedían apuestas para prolongar el buen hacer culé. Con Luka Modric en los Spurs, el director deportivo apostó por Cesc y cuando buscaba a un recambio para un Xavi que agoniza sus últimas gotas de fútbol trajo a Rakitic previo rechazo a Toni Kroos. Toda una declaración de intenciones cuyo resultado se puede plasmar en observar quién es el campeón del Mundo y quién está cada día más alejado de su mejor versión. Cuando se demostraba que a Messi le faltaban colaboradores para elaborar, se fichaban más delanteros. Primero Neymar, luego Suárez y mientras la dupla Iniesta-Xavi pedía a gritos algún relevo se vendía a Thiago al Bayern de Guardiola. Todo muy ilógico.

El socio y aficionado azulgrana ya se ha resignado a rescatar al mejor Barça. Eso, simple y llanamente, parece imposible. Sin embargo aún tienen la esperanza de tener una versión empeorada pero reconocible de aquel equipo que tenía una identidad propia y que se podía catalogar de cualquier cosa menos de vulgar. 

El Barcelona de Bartomeu, Zubizarreta y Luis Enrique está volviendo a los orígenes pero no a los de Cruyff y Guardiola, sino a los de Gaspart, Rexach o Serra Ferrer. Donde antes estaba Messi marcando con el escudo para hacer al Barça campeón del Mundo ahora se busca al Rivaldo de la época capaz de marcar de chilena para entrar en Europa. Y es que el actual Barça sufriría para llegar a Champions si no fuese por Messi, el hombre que casi todo lo puede. Y es que a lo único que puede agarrarse el socio culé, por suerte o por desgracia, es a él, al mejor jugador que ha vestido jamás la camiseta azulgrana.