Atropellados. El campeón de Liga fue superado en todo en un duelo que volvió a demostrar que el Barça es Messi y 10 más, pese a que estos estuvieron a un gran nivel, aunque lejos de la figura del astro argentino, enrabietado desde su suplencia en Anoeta y su tira y afloja con Luis Enrique.

Luis Enrique, pese a que no repitió alineación, sacó a su once de gala siempre contando con las bajas de Mathieu y Xavi por lesión. Con Messi pegado a la cal derecha, Rakitic y Alves intentaban aprovechar los espacios que el '10' culé dejaba con sus diagonales ante las que nada podía hacer Gámez, sorpresa de Simeone en un once donde Giménez sentó a Miranda y Mandzukic fue la referencia arriba.

El partido se podría esperar con posesión azulgrana y contragolpes y jugadas de estrategia del Atlético, muy poderoso en lo físico. Sin embargo, los colchoneros probaron de su propia medicina y fueron superados en todas las facetas del juego siendo la de la intensidad la más notoria.

Neymar aprovecha lo que Leo inventa

El Barça, sin parecerse ni por asomo al de antaño, movió con mucho criterio el balón durante el primer acto. Sergio y Piqué, soberbios en el primer pase, daban criterio desde un comienzo a la elaboración culé, que no pasaba por Rakitic y sí por Messi e Iniesta, fundamental para dar ritmo y acierto. Suárez, que fijaba a centrales y Neymar que conducía y arrastraba a medio Atlético traían de cabeza a los colchoneros, que poco podían hacer para parar semejante avalancha.

Tras un primer aviso, llegó el primero. Jugada de genio, al alcance de muy pocos elegidos, de Leo Messi, Suárez que no finaliza jugada pero toca lo justo para que Neymar, también con poco, anotara el primero. Lo difícil para los culés, abrir la lata frente al Atlético, ya estaba hecho.

Simeone, incrédulo, no era consciente de la avalancha de juego más que de ocasiones se le venía encima y tardó hasta bien entrada la primera mitad en cambiar mínimamente el esquema y poner a Arda en la mediapunta izquierda y fijar así a Dani Alves.

La variación de Simeone funcionó hasta que Messi quiso. El argentino, que se llevó previamente el balón con la mano, regateó a todo aquel que se le puso por delante hasta que cedió el cuero a Suárez, que batió con facilidad al meta visitante.

Mandzukic hizo el silencio

La segunda mitad comenzó como terminó la primera, con polémica. Un penalti que apenas vio Undiano de Leo Messi sobre Gámez lo transformó Mandzukic en un gol cuya celebración no estuvo exenta de polémico ya que mandó callar al Camp Nou.

El partido se iba calentando, por lo que el Atlético se iba sintiendo más cómodo sobre el verde. Cuanto menos fútbol, más crecía la incertidumbre y más peligro veía el Barcelona sobre su área.

Así, los minutos y las faltas y agresiones se sucedían mientras el Barcelona buscaba sentenciar el choque, cosa que no hizo hasta que el partido ya agonizaba. Una gran jugada, en la que la fortuna se alió del bando local, acabó con el gol de Messi, que rubricaba así una excelente noche, en la que recibió el premio al máximo goleador de la historia y donde participó de los tres tantos de su equipo y hasta del gol visitante.

Y es que el Barça venció y convenció, sobre todo en una primera mitad brillante pero siempre al son que bailó Leo, el que para muchos es el mejor de la historia demostró el por qué de esas alabanzas y dejó a las claras que si él es feliz, el barcelonismo también lo es.