En la noche del pasado domingo se jugaba en el Camp Nou un partido trascendental. El Barça recibía al vigente campeón, el Atlético de Madrid. El conjunto de Simeone se había convertido en la particular bestia negra del club catalán, que fue incapaz de ganarle en los seis enfrentamientos entre ambos la temporada pasada. Y una de las características principales de los rojiblancos es la intensidad. Muchas polémica ha girando alrededor del concepto, al que unos tildan de agresividad excesiva.

Y Neymar, autor del primer gol del encuentro, sufrió en primera persona esta intensidad. El Barça sacaba una falta tratando de desarrollar una jugada ensayada, que sería frustrada antes que el brasileño pudiera realizar el disparo. Debido a un tremendo plantillazo de Giménez, el delantero tuvo que ser retirado en camilla en el minuto 18 de la primera mitad. Neymar Jr sufrió un duro golpe con los tacos de la bota del rojiblanco, que le provocó una espectacular hemorragia en el tobillo derecho.

El futbolista, como el resto de sus compañeros, se quejó al colegiado y se retiró su bota tras el impacto para mostrarle a Undiano Mallenco la sangre que brotaba de su tobillo y que traspasaba tanto calcetín como media. Lo más destacable fue que, el árbitro, pese a estar al lado de la acción, no señaló ni falta ni mostró ninguna cartulina a Giménez.

Por suerte, el futbolista no se lesionó y tuvo el arrojo de continuar sobre el terreno de juego y completar el partido, al que le quedaba aún más de una hora, con todo el dolor que seguro sufría en una zona tan sensible como el tobillo. Y no solamente se mantuvo sobre el verde del Camp Nou. El brasileño realizó un auténtico partidazo, castigando una y otra vez a la defensa "colchonera" con su desparpajo, verticalidad y habilidad para el uno contra uno. Además, evidenció un entendimiento cada vez mayor con sus compañeros de ataque y formó, junto a Suárez y Messi, un tridente absolutamente letal.