Sin duda, y aunque siempre generó dudas su fichaje por el conjunto culé, Neymar ha sido uno de los grandes aciertos en los últimos años. El jugador brasileño ha conseguido cautivar no solo a la afición con jugadas de interés estético, sino también con la capacidad de acoplarse al estilo culé y formar, hoy día, junto a Messi y Luis Suárez, una de las tripletas atacantes más peligrosas de Europa. Sin duda, gracias a su capacidad para absorber el llamado “estilo Barça” y a su calidad individual, Neymar Jr es uno de los nuevos ídolos y piezas fundamentales para público y especialistas.

Un cambio de registro dentro de un estilo devorador de jugadores

El ya tan nombrado “estilo Barça” es uno de los enemigos que han alejado y siguen alejando a grandes jugadores del equipo barcelonista. Si Cruyff sentó las bases de un estilo muy marcado, que ha conseguido evolucionar a lo largo de años de cambios, con Van Gaal, Rijkaard o Guardiola, el estilo actual, heredero de todos ellos, parece ya elegir a sus jugadores propicios, estableciendo muchas veces, antes de interesarse por saber si el jugador es dotado de talento para una zona del campo o demarcación, saber si encaja en el “estilo Barça” que pondrá en práctica, de manera innegociable el conjunto culé.

Foto: Laia Cervelló - VAVEL
Foto: Laia Cervelló - VAVEL

Con Neymar, algo parecido sucedió, en el verano anterior a la temporada 2013/2014, en el que el astro brasileño oficializó su llegada a Can Barça, procedente del Santos brasileño, club en el que era el jugador más destacado y mimado. Ese detalle, sabiendo el nivel del club en esa época y la figura que reinaba en el panorama culé, y sigue reinando, era Messi, levantaron suspicacias en cuanto a la posible relación y la adaptación de Neymar con Messi y en el Barcelona respectivamente. Año y medio después, todo el mundo ve que el fichaje del crack del Brasil actual es considerado un auténtico logro a nivel de rendimiento.

Ha conseguido adaptarse pues a un estilo que ha conseguido echar del Barcelona a jugadores como Ibrahimovic, por no acoplarse al esquema del conjunto azulgrana y por no poder aportar lo que el entrenador, en ese entonces Guardiola, le pedían. El futbolista sueco, al contrario que Neymar, no pudo sobrevivir a ese estilo que degüella a futbolistas de enorme calidad por no responder a las necesidades que este estilo impone.

Su trabajo ha evolucionado

Viendo partidos de Neymar en Brasil (en su periodo en el Santos), se puede observar que siempre tendía a resolver los partidos de manera individual, utilizando a sus compañeros como un niño que utiliza a una pared para que le devuelva el balón en pos de conseguir el gol. Sin ser un ariete ni un futbolista al que, por posición (ya que por números lo es), se le supongan unos registros goleadores llamativos, el jugador de 22 años es un auténtico seguro de gol y en ese Santos, llevaba la voz cantante para poder poner la victoria en el marcador de su equipo.

Era pues un futbolista con recorrido. Estilista y con capacidad de desborde. Jugador de técnica exquisita y velocidad y cambio de ritmo suficiente para conseguir desbordar a sus rivales, desde una posición estática o en movimiento. Era, pues, un futbolista llamativo en su conjunto, de esos que siempre, al llevar el balón, hacen soñar con una jugada mágica. Y hubo unas cuantas. Individualistas a más no poder. Una vez que empezó a sonar su llegada a Europa, las redes sociales se llenaron de vídeos e imágenes con jugadas que demostraban su extraordinaria superioridad entre los rivales y compañeros en la Brasileirao.

Foto: Apo caballero - VAVEL
Foto: Apo caballero - VAVEL

En cambio, al llegar al FC Barcelona, Neymar pudo ver que ese nivel apenas importaba (es un decir) con respecto a la capacidad que tuviera para poder ganarse el respeto de sus compañeros y para adaptarse a las circunstancias de juego que iba a exigir el estilo adoptado por el equipo. Ese modelo, que ahora es el suyo, no consiguió limitar su juego y el jugador está dejando un recital de capacidad y de superioridad, tal y como hiciera en el Santos, pero adaptada a una forma de juego desconocida hasta su llegada al Barcelona.

Una adaptación con categoría

Sin duda, sus números le acompañan. Ayudados por una famosa página estadística y por la visualización de los partidos, podemos observar pocas diferencias entre el Neymar más eficiente de la pasada temporada, para el que hemos elegido como ejemplo el partido contra el Sevilla, en el Camp Nou la pasada 2013/14; y uno de sus recitales en la presente 2014/15, el partido frente al Granada, también como locales en Barcelona y en el que consiguió marcar un hattrick. En ambos partidos, Neymar fue un jugador notable, en dos de sus mejores partidos como azulgrana. Sin embargo, este año hemos visto como esa eficiencia de juego va acompañada de lo mejor que él podía entregar: goles y capacidad de sacrificio.

En el apartado goleador, Neymar ha sabido mejorar y en esta temporada, ya lleva 12 goles, segundo máximo goleador del Barcelona, detrás de un bestial Messi, en Liga BBVA. En la pasada temporada, en la misma jornada, la 20, el jugador brasileño solo llevaba la mitad de los tantos que ha conseguido en esta, solo 6 goles. Ese dato, aun pudiendo parecer anecdótico, invita a pensar en la capacidad de asociación y de acople que ha sufrido Neymar. En los mismos partidos, además, pues había jugado un total de 16 (con minutos muy parejos, 1109 en la 2013/14 por los 1105 de lo que llevamos de la 2014/15), creando en la pasada temporada un total de 26 ocasiones, por las 13 creadas en esta temporada. Esa cantidad de jugadas creadas, no recompensadas a menudo, hacen de él un jugador mucho más eficaz, no solo cara a puerta, sino con sus compañeros, incluso con un porcentaje de pase menos eficiente (76% actual frente al 84% de la pasada), que no le ha impedido ser un futbolista más efectivo para el equipo azulgrana.

Sirva este análisis por tanto para explicar la adaptación de Neymar al hábitat del Barça. Un hábitat quizá peligroso y quizá cruel con muchos, pero también brillante, que ha conseguido moldear a un jugador destacado para conseguir de él un extraordinario futbolista con un rendimiento cada vez mayor y más implicado en funciones no meramente atacantes y con una capacidad mayor para llegar donde se le suponía que no era capaz de llegar. Sin duda, es un reto para él y para el Barcelona hacerlo, año a año, aún mejor jugador.