Era uno de los mejores centrales del mundo. Con Guardiola de la mano, Gerard Piqué alcanzó la gloria futbolística conquistando todo lo que se le pusiera por delante: ganó los 6 títulos el primer año en Can Barça, se coronó Campeón del Mundo con la selección española y todos le reconocían como uno de los mejores. Encandiló a todo el planeta con su talento pese a la juventud, con su previsión del juego, su marcaje rozando la perfección y sus aptitudes ofensivas. Se ganó a pulso el sobrenombre de 'Piquenbauer pero todo pasa y empezó a descender su rendimiento.

Tocando el cielo

El talento futbolístico y la pasión por este deporte le vienen de familia. Su abuelo, Amador Bernabéu (quién fue vicepresidente del Barcelona), lo hizo socio el mismo día de nacer, del mismo modo que Gerard lo ha hecho ya con sus dos hijos. Empezó joven a jugar en las categorías inferiores del conjunto azulgrana, formando la mágica generación del ’87, junto a Cesc Fábregas o Leo Messi. Pero con 17 años, las cosas se torcieron y parecía que su futuro se alejaba de la Ciudad Condal. El catalán optó por buscar una alternativa y Sir Alex Ferguson lo tuvo claro llevándoselo a Manchester.

Con 21 años vio como sus sueños se realizaban: Pep Guardiola cogía el timón de un nuevo Barça y quería contar con él. Pese a ser desconocido, poco tiempo le costó meterse a la afición en el bolsillo. En su primera temporada (2008/2009) conquistó los 6 títulos que estaban en juego demostrando su nivel. Buena salida de balón, anticipación a contragolpes, precisión y sus ‘viajes’ a buscar el gol encandilaron a todo culé que se lo mirase. Fue partícipe del capítulo más glorioso de la historia del FC Barcelona. Tocó el cielo futbolístico.

FOTO: vavel.com

Un paso atrás para dar dos hacia delante

Dicen que llegar a lo más alto es fácil, que lo difícil es mantenerse. Gerard Piqué lo ejemplifica a la perfección. Durante las dos o tres primeras campañas con el primer equipo del Barcelona, el central catalán era la referencia mundial. Se le reconocía su trabajo y se le premiaba por ello (titular en los momentos cruciales, elegido en el XI ideal de la FIFA en repetidas ocasiones…) pero todo cambió.

Una tónica de malos partidos, tanto del equipo como individualmente, encendieron las alarmas de que algo pasaba. No se le veía cómodo ni plácido sobre el césped. Se empezaba a especular del fin de su carrera vestido de azulgrana. Incluso varios equipos ofrecieron millonadas por él. Pero con lo que costó recuperarlo el verano de 2008, el Barcelona se negó a que se lo llevasen.

Y bien hicieron, porque aunque ni Tito Vilanova ni Gerardo Martino recuperaron la mejor versión del '3' del Barça, parece que Luis Enrique, el recién llegado, ha sabido dominarlo y recuperar al gran 'Piquenbauer' de los mejores tiempos. Al que se le esperaba y ansiaba y que, al fin, vuelve a responder.

Para grandes partidos, grandes futbolistas

Empezó la temporada en el banquillo. Veía como Mathieu, que acababa de llegar al equipo, le quitaba el puesto. Y en rueda de prensa lo dejó claro asumiendo que no estaba en su mejor momento, que no estaba al 100% físicamente y que sus resultados habían decaído tanto a nivel del Barcelona como en el pasado Mundial de Brasil donde España cayó en fase de grupos.

Luis Enrique respondió no tener ningún problema personal con el catalán y aseguró que el futbolista sabía a la perfección qué debía hacer para recuperar un hueco entre los 11 titulares. Poco a poco, y con el paso de los encuentros, Piqué trabajó duramente para convencer que su momento había llegado.

Talento defensivo; ambición goleadora

Iniciado el 2015 y después de la deshecha en Anoeta, el Barcelona ha vuelto a sonreír. Luis Enrique ha encontrado un equipo 'ideal' y Gerard es partícipe de tal. La primera gran cita del año se celebraba en casa, en un Camp Nou lleno hasta la bandera para recibir a un vigente campeón, el Atlético de Madrid. Los nervios afloraban a la piel porque el equipo debía convencer y superar la mala racha encajada en los últimos partidos previos. El resultado terminó siendo más que favorable a los azulgranas, con el 3-1 que dejaba en Barcelona los 3 puntos para una liga disputadísima, pero más que destacable fue el partido de Gerard Piqué. Se anticipó a todas las jugadas aéreas que buscaban los madrileños, cortó el juego contrario en cada momento que se le necesitó, sacó a la perfección los balones de su área y se arriesgó a crear ocasiones ofensivas. Con un buen sabor de boca se quedó el técnico, que lo elogió posteriormente.

La suerte hizo que colchoneros y culés volviesen a encontrarse en los 1/4 de final de la Copa del Rey. Si el partido de Liga se había tintado de dominio azulgrana, la Copa reflejaría, al final, un 'tira y afloja' de dos grandes conjuntos peleando con uñas y dientes por conquistar el título. El '3' de Luis Enrique cumplió con las expectativas demostrando una vez más que se siente más azulgrana que nunca.

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Todo parece indicar que se ha reconquistado al mejor Piqué. Al joven que enamora desde el centro de la defensa, que saca al equipo de los apuros más sorprendentes, el que recorre 90 metros y marca más de un gol. 'Piquenbauer' está de vuelta y ahora, con nueva paternidad estrenada, quiere mantenerse ahí por muchos años. El culé también lo ansia y lo desea.