Luis Enrique y Marcelino vuelven a encontrarse. Los dos técnicos asturianos han llegado a las semifinales de Copa tras haber transformado a sus equipos en veloces guepardos, que sonríen cazando presas despistadas, cuando el libro de recetas de groguets y culés, por lo menos el de los últimos años, mandaba cocinar a fuego lento toda comida. Así pues, han quedado dos equipos mortíferos cuando cuentan con espacios, pero que en su ADN aún conservan las pautas de un juego de posesión preparado para dominar ante cualquier rival.
Por ser el Barcelona el rival y porque en el partido liguero de hace escasos diez días se demostró que podían tomar el Camp Nou con un repliegue bajo del 4-4-2 y lanzando de manera rauda a dos o tres jugadores (los dos delanteros y un jugador de banda), el Villarreal volverá a ceder el protagonismo del esférico con gusto. Sin embargo, no parece que con Luis Enrique vayan a repetirse esas eliminatorias blaugranas de posesiones infinitas y rivales siempre en su balcón del área. Al de Gijón le gusta el movimiento, el ajetreo, el metro en hora punta. Dominio, sí, pero de manera vertical. De ahí que Rafinha sea la niña de los ojos del técnico blaugrana, porque aúna en simbiosis calidad Barça y ritmo.
Todo plan tiene objeciones. El suyo, al saltarse a veces una cadena de pases más segura, facilita el error en salida en unas ocasiones e imposibilita que el Barcelona siempre pueda iniciar una presión en campo propio en otras. Estos dos factores llevan a que el rival consiga acercarse al área barcelonista más veces y que, en muchos ratos, no haya sensación de sometimiento al rival. Conseguir minimizar esos fallos será importante de aquí al final de temporada. Esta eliminatoria, ante una delantera de nivel Champions, servirá como prueba para lo que viene de Mánchester. Comprobar que Vietto, Gio y Cherysev tienen pocos mano a mano ante Piqué, Mascherano y Busquets será buena señal.
Onces de Liga
Lo lógico es que tanto Luis Enrique como Marcelino (que dio descanso a 7 titulares ante el Granada) utilice un once bastante reconocible. Unas semifinales pesan más que el nombre de la competición. Por parte blaugrana, la gran incógnita vuelve a estar, como en cada partido, en la pareja de interiores. Al ser Rakitic y Xavi los elegidos en San Mamés, Iniesta y Rafinha (casualmente fue titular en los dos partidos de Liga ante el Villarreal) tienen más papeleteas para ser los elegidos. Mascherano debería tornar al once por Mathieu. Con el manchego y el brasileño como interiores, parece que Martínez repetirá el once, con la salvedad de la entrada de ter Stegen bajo palos, que se midió al equipo amarillo hace dos domingos.
En el lado castellonense, Mario Gaspar, Víctor Ruiz, Tomás Pina, Cherysev, Jonathan Dos Santos, Vietto y Gio Dos Santos, que jugaron ante el Barcelona, fueron los reservados contra el Granada. Sí es cierto que Tomás Pina fue la sorpresa en esa alineación, porque la pareja de Bruno en el mediocampo suele ser Manu Trigueros, mas el buen papel del Villarreal y que Pina es mejor defensivamente que Trigueros, indican que imitar el once sería la primera idea de García Toral. Una sorpresa sería que volviera a utilizar el rombo o trivote con mediapunta del partido de la 2ª jornada en El Madrigal.
Cani hizo de enganche, siendo escudado por Pina, Soriano y Pina. Pero el Villarreal actual está fundamentado para jugar con Cherysev pegado a la banda izquierda y Jonathan Dos Santos facilitando desde la derecha los apoyos al doble mediocentro. Jugadores como Moi Gómez, Gerard Moreno (importante en Copa con 5 goles en 6 partidos), el propio Manu Trigueros o el recién llegado Joel Campbell, en claro proceso de adaptación, serán piezas de recambio a tener en cuenta.