Silencio, se juega. Llegó el partido más esperado por el aficionado al fútbol, Barça y Real Madrid se miden con más de media Liga en juego. Una victoria culé dejaría una diferencia de cuatro puntos mientras que un triunfo blanco haría voltear la clasificación dejando a los de Chamartín en la cabeza de ésta.

Una constelación de estrellas prometen hacer las delicias del público como llevan haciendo desde que arrancaran allá por julio la pretemporada. Ocho meses después, noventa minutos pueden valer un título y todo pasa por las botas de esos 'elegidos'.

La jerarquía de Sergio Ramos, la elegancia de Piqué, la profundidad de Carvajal, la velocidad de Jordi Alba, el toque de Iniesta, la magia de Isco, la llegada de Rakitic, el temple de Kroos, la zurda de Bale, la potencia de Cristiano, el gol de Suárez, la habilidad de Neymar y él, el elegido, Leo Messi.

Cualquier adjetivo parece quedarse en nada cuando se le atribuye al menudo delantero argentino. Este 2015 va camino de convertirse en su mejor año a nivel individual cosa nada indiferente viendo los anteriores que hizo el '10' azulgrana y que le valieron, entre otras cosas, para estar entre los tres mejores del mundo los últimos ocho años.

Messi es velocidad en la pausa, calma en la tormenta. El caos más absoluto en un cuerpo de 169 centímetros que es lo más regular y extraordinario que ha dado el fútbol en su historia.

El astro argentino, que nunca se arruga, que ha caído mil veces pero se ha levantado una vez tras otra siendo mejor que la anterior, lleva marcando durante ocho años consecutivos al Real Madrid toda vez que se estrenase, con un 'hat-trick', en 2007. 21 goles, el que más en los clásicos, y exhibición tras exhibición, gol a gol, jugada tras jugada, pase tras pase, Messi se sabe el mejor y se exige en demostrarlo a cada minuto que pasa.

Y es que nunca un ser tan pequeño fue tan grande. El tiempo parece suspenderse cuando el argentino acaricia suavemente el cuero con su bota izquierda, esa tocada por los dioses. Y es que Messi es una parte del Camp Nou, una de su escudo y una de la historia del club, probablemente la más querida y gloriosa por los socios.

Cada cierto tiempo una persona llega al mundo para cambiar algo, la manera de ver las cosas, de hacerlas, que marca un antes y un después y una de esas personas es Leo Messi. El fútbol no será lo mismo toda vez que el argentino, dentro de cinco, ocho o diez años, decida alejarse de los terrenos de juego. Este glorioso deporte perderá, además de su privilegiada zurda, el toque, la visión de juego, el recorte, el golpeo, la velocidad, el don del balompié. Hasta que llegue ese momento, en el que se llorará como si de un ser querido nos hayamos despedido para siempre, disfruten de un jugador único, capaz de hacer llorar de alegría, de sentir, de disfrutar. Disfruten mientras puedan porque Leo no estará siempre, disfruten porque llegará el día en el que Leo vuelva a ese planeta del que procede y entonces, ya será tarde porque Messi será historia.